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Erase una vez en Tailandia

Como todo cuento de hadas esta historia inicia con el clásico "erase una vez..."

A decir verdad, este grupo no evidenciaba que iba a ser capaz de semejante hazaña. Solo basta recordar lo que sufrió y trabajó para terminar cuarto en el FIBA Americas U18 celebrado en el CeNARD en el 2008, como para tener una noción de ello. El click, como muchos coinciden, se dio en la gira previa al mundial.

De igual forma, esta selección en particular contó con dos virtudes que a la postre serían claves: una contracción defensiva notable, y un respeto hacia el scouting y planteo de juego, riguroso al extremo. No se destacaba por su ataque ni poder anotador, su fuerte pasaba por el resguardo del cilindro propio a través de tres pilares: técnica, táctica y corazón.

“A medida que va pasando el tiempo soy un poco más consciente de lo que conseguimos que fue sin dudas, lo más importante que viví con la celeste y blanca. Si bien cada torneo te deja un recuerdo único, Tailandia fue muy especial” analizó Natacha Pérez.

“Me acuerdo lo difícil que fueron los 20 días de gira. No estábamos acostumbradas a estar tanto tiempo lejos de casa, ni tanto tiempo juntas. Pero creo que eso fue lo que nos unificó como equipo, nos conocimos en todas nuestras facetas y eso ayudó a complementarnos”.

“Tengo muchas anécdotas en mente, nuestras cábalas intocables que iban desde un osito de peluche hasta el orden de las canciones que cantábamos cuando llegábamos al estadio. Lo que decíamos en cada tiro libre del rival, la ubicación de cada una en el vestuario y en el banco”.

“No me olvido de lo mucho que lloramos. Creo que en esos diez días me deshidraté. Le ganamos a Corea y pasamos de ronda. Teníamos el objetivo cumplido y ahí empezaron a caer las primeras lágrimas. Fueron pasando los partidos y todo era un buen motivo para emocionarnos. Después de ganarle a Canadá y colgarnos la medalla, no dejamos nunca de cantar y festejar en la cancha. La gente ya se había ido y nosotras firmes ahí, ninguna quería irse. Fue hermoso e inexplicable”.

“Esa medalla nos marcó mucho. En lo personal me hizo sentir que todo está a nuestro alcance. Que por más petizas y chiquitas que fuéramos, había algo que nos hacia distintas y era el hambre de gloria que nuestro equipo tenía. Nunca dejamos de recordarlo. Esos momentos están siempre presentes en nuestras charlas, y hacen que cada vez estén más internalizados”.

Como todo cuento de hadas esta historia tiene momentos graciosos “las anécdotas…”

El buen ánimo fue una constante del grupo, y la manera más rápida de salir adelante luego de los golpes que debieron afrontar. Recuerdos de ellos hay miles, pero Melisa Pavicich supo retratar algunos.

“Como se explica en palabras tantos momentos inolvidables, tantos sentimientos compartidos con un grupo de gente que se acuesta y sueña lo mismo que vos. Se levanta y solo piensa que el otro tenga un buen día. Que Pintin (NdR: Eduardo Pinto) no se enoje, que a ella no le tire el cuádriceps, que el tobillo de la otra este deshinchado, etc.”.

“En cuanto a las anécdotas, el podio del torneo se lo lleva Maqui y sus NO zapatillas, en el primer partido. Pero hay tantas cosas graciosas que pasaron. La broma que le hicimos al coach, cuando lo asustamos desde adentro del ropero ¡no tiene desperdicio!”

“El baile de inauguración del mundial, cuando hicimos bailar a un par con la compañía de Rodrigo y su “Mano de Dios”. Cuando con las teletubbies levantamos a no me acuerdo quien con la fuerza energética de los 2 dedos mágicos. Los cánticos a los gritos pelados en la combi, al entrar en la cancha. La comida más rica de tu vida en la embajada, con esa bendita lasaña y el alfajorcito de Havanna. ¡Todos recuerdos hermosos!”

Sobre las NO zapatillas que mencionó Pavicich, la misma Macarena Durso contó los hechos. “No es que fue de despistada, el tema fue que nos teníamos que levantar de la siesta, y se ve que con Ro Pérez, mi compañera de habitación, nos pusimos mal la hora o tardamos mucho en levantarnos así que una de las chicas vino a apurarnos, Ro se cambió rápido y yo todavía estaba tratando de encontrar la ropa y todo”.

“A todo esto, estaban las 11 esperándome en el ascensor y apurándome así que hice lo más rápido que pude y salí corriendo para irnos. Cuando llegamos al vestuario, me vende, me cambie todo y cuando voy a agarrar las zapatillas de la mochila no estaban, entonces les empecé a decir a las chicas que me devuelvan las zapas pensando que me las habían sacado para hacerme una joda”.

“Todas me decían que no, y yo insistía con que ya había pasado la joda que me las den, pero obviamente me seguían diciendo que no las tenían”.

“Me desesperé en ese momento y les dije chicas me olvidé las zapatillas, claramente se rieron y me mandaron a avisarle al jefe de equipo, el cual me retó. Después me mandaron a decirle a Mint, la chica tailandesa que era la guía del equipo, que me había olvidado las zapatillas y que pida un taxi o lo que sea para ir a buscarlas”.

“Lo cómico fue tratar que me entienda porque yo 0 inglés, así que lo primero que se me ocurrió fue señalarme las zapatillas que yo tenía puesta y hacerle la señal de no. Claramente no me entendió, así que fui a buscar a Nadia para que le diga en inglés lo que pasaba”.

“Ahí entendió y me pidió un taxi para que vaya hasta el hotel, fui con el jefe de equipo que obviamente me retó todo el viaje. Me perdí la charla técnica pero llegué para la entrada en calor y Eduardo estaba tan metido en el partido que no se dio cuenta hasta después que terminó”.

Como todo cuento de hadas a esta historia le surge un problema "las lesiones fueron las nubes negras..."

Lejos de caminar por un sendero de rosas, este grupo estaba acostumbrado a transitar por canto rodado. La lesión de la base Rocío Rojas en los meses previos al torneo fue un desvelo para el cuerpo técnico, y una vez conocida la noticia que no llegaría con los tiempos de recuperación, su baja afectó anímicamente al plantel. Al momento de la verdad, Macarena Durso ocupó su puesto de gran forma.

“En ese tiempo mi situación era correr en contra del reloj” le dijo a Pick and Roll Rocío Rojas. “Venía del año anterior con un gran marco en el Premundial en Buenos Aires. Haber clasificado y todo eso nos llenaba a todas de una gran ilusión respecto de lo que se venía y que al principio, creo, ni nos imaginábamos hasta donde se podía llegar”.

“Mi ilusión se fue apagando un mes antes de la concentración final por la lesión de rodilla. Era como si el mundo se cayera. Estaba a punto de perder una gran oportunidad que no se sabe si se vuelve a tener, pero a pesar de eso intenté hasta lo imposible para poder lograr estar ahí, pero finalmente no se llegó”.

“Luego en el tiempo de competencia, gracias a las chicas, me sentí como si estuviera ahí viviendo el paso a paso, y feliz por lo que se iba logrando. Que ese grupo de 12 se haya subido al podio, lo cual era lo que se merecía por todo su esfuerzo y dedicación; y también haciéndonos parte del logro a Maqui y a mi. Es algo que será muy difícil de olvidar por que es maravilloso”.

Como si ese golpe no hubiese bastado, en medio de la gira de preparación, y bajando una escalera luego de terminar un partido en suelo francés, la perimetral Macarena Rosset sufrió una rotura de meñiscos, que la marginó de la competencia. Todo se resumió en dolor en aquellos días. La despedida en el aeropuerto, cuando el plantel se embarcaba hacía Tailandia y Rosset para Argentina, es descripto aún hoy por varias integrantes del plantel, como el momento más duro y triste que debieron afrontar.

“La verdad que al lesionarme y tener que irme de la gira y no poder jugar el mundial, sentí un vacío enorme. Nunca pensé que algo deportivo me iba a causar tanto dolor. Una por tener que dejar al equipo, amigas, y otra por todo el sacrificio que uno hace por pertenecer. Como todos dicen, en el deporte hay revancha, así que poco a poco me fui acomodando. A las chicas las seguí partido a partido por internet, sufriendo como loca, como si estuviera ahí. Si bien físicamente no lo viví, sentí un orgullo inmenso por el logro” Macarena Rosset.

Y mientras Macarena retornaba, desde nuestro país salía la escolta Nayla Kraft, quien junto con el dirigente Vicente Castellano se reunió con el resto del grupo directamente en Bangkok. Nayla terminó siendo pieza clave en el primer triunfo del equipo en el mundial, cuando por la fase de grupos doblegaron a Corea.

Como todo cuento de hadas a esta historia tiene una enseñanza "República Checa las bajó a la tierra, y fue el momento de crecer…"

Después de hacer un buen papel ante Australia, y superar tanto a Corea como a Francia en la fase de grupos, llegó el día de descanso y a la Argentina no le sentó bien. Las chicas se relajaron por demás, y República Checa, en el inicio de la segunda fase se los dejó ver.

Para Nadia Flores “no hay una explicación muy clara sobre ese partido. Si recuerdo cuando terminó el partido la desazón y la bronca de todas por como habíamos rendido. Sabíamos que podíamos dar muchísimo más de lo que habíamos dado ese partido, y creo que quedó demostrado frente a Brasil al día siguiente. Para mí el día de descanso ni fue un motivo, porque en realidad nos sirvió para distendernos un poco y descansar del esfuerzo que habíamos hecho en la primera ronda”.

Profundizando sobre el mundial, para Nadia “los recuerdos son varios, pero la felicidad que sentí en el momento que le ganamos a Rusia en cuartos de final, creo que no lo olvido más. Ahí sentí que le dimos un mensaje a todos. No habíamos llegado a esa instancia por casualidad, sino por la unión de un equipo, el esfuerzo de todas y la creencia de cada una en la otra. Sin dudas fuimos un bloque durante todo el torneo dentro y fuera de la cancha y eso fue lo que nos hizo llegar hasta donde llegamos. Creo que eso fue la clave de todo. El EQUIPO”.

La derrota las obligó a la autocrítica, focalizando nuevamente en los objetivos. Al otro día, ante Brasil, se pondría a prueba el crecimiento de la plantilla a raíz del trago amargo. Un partido bisagra, para saber si seguían en carrera por el título, o jugarían la ronda consuelo.

La bronca, el dolor y la convicción que se podía más, se tradujeron en una sinfonía nacional, que apabulló de punta a punta al clásico rival, dejándolo en apenas 46 puntos y cerrando sin complicaciones el juego, sacando 24 unidades de luz (70-46).

Fue el primer síntoma claro y evidente de maduración grupal. Ya no eran nenas jugando. Eran deportistas representando a un país con todo lo que eso implica. El estado completo de maduración llegaría en cuartos de final.

Como todo cuento de hadas esta historia tiene heroicos actos "cuando parecía que con Rusia se perdía en cuartos de final..."

Tanto Andrea Boquete como Débora González eran, hasta ese entonces, las únicas dos jugadoras del plantel que ya militaban en ligas europeas. Por este motivo, ambas sentían una carga implícita al momento de salir a jugar, y lamentablemente para ellas, hasta llegar a los cuartos de final ninguna de las dos había podido brindarle al equipo todo lo que hubiesen deseado. Hasta llegar a cuartos de final.

Contra todos los pronósticos, y en una jornada donde el batacazo fue moneda corriente (Canadá superó a Australia), nuestras chicas superaron a Rusia en tiempo suplementario, con González y Boquete en altísimo rendimiento, y un final para el infarto:

Menos de dos minutos por jugarse. Argentina arriba por 1 (62 a 61)... y a partir de aquí sobran las palabras. Momento en que Ud. lector, le da play al video que sigue a continuación. Sirva de referencia: Repone Nayla Kraft (13), recibe Andrea Boquete (8), debajo del aro se encuentra Nadia Flores (11), en la esquina superior del trapecio se sitúa Agostina Burani (10), y Débora González (5) es la que está más alejada de la imagen, sobre la esquina izquierda del ataque nacional...

“Es el día de hoy que me cuesta creerlo, fue algo increíble, una experiencia inexplicable, parece un sueño. pero cuando miro la medalla me doy cuenta que fue un sueño hecho realidad. Fue un antes y un después, porque a partir de ese torneo empezamos a creer que se puede. No a demostrarle a la gente, sino enseñarles que se puede si se desea con el corazón porque ese grupo fue puro corazón”.

“Recuerdos presentes muchísimos, Podría poner lo que paso día por día, pero si hay que elegir uno, elijo el partido contra Rusia. Creo que jamás sentí tanta felicidad en mi vida basquetbolística como la sentí ese día. Estábamos entre las 4 mejores del mundo, pero el partido contra Canadá me llenó el corazón, Argentina era de bronce y ver colgada tu bandera entre los mejores... no hay palabras para explicar esos sentimientos” Débora González.

“Suelo acordarme de todos los partidos del mundial. Cada uno de ellos tuvo algo que lo hizo especial, pero el partido contra Rusia fue espectacular. Se vivió de una manera inexplicable. Siempre lo dije y lo sigo diciendo: fue un partido no apto para cardiacos y estoy segura de que todos los que estuvimos en ese estadio nos acordamos de ese partido con muchísima alegría y adrenalina. Las ganas de ganar que teníamos en el suplementario sobresalieron ante todo y fue clave para ganar ese partido” Andrea Boquete.

Como todo cuento de hadas esta historia tiene un final feliz "y serán recordadas por siempre..."

Para varias el mundial resultó ser un trampolín. Dejaron de ser una potencialidad y se convirtieron en realidad. Asumieron el reto, dieron lo mejor de sí, y obtuvieron sus frutos. Uno de esos casos fue el de Ornella Santana, quien así recuerda el torneo:

“La verdad que para mi el mundial fue un logro gigante. Siento que cada cosa que pasó era lo que tenía que pasar. Cada detalle, cada integrante, cada resultado. Siento que tenía que ser para nosotras. Dimos todo lo que teníamos para dar para poder poner a Argentina en lo más alto que podíamos”.

“Marcó un cierre muy importante de mi pase de inferior hacia mayores. No me olvido más del partido contra Rusia. En la gira previa perdimos por 25 y en el mundial le ganamos y en suplementario. Y jugando contra Lituania tampoco se me olvida, que estaba en el banco y a Burani le hacen falta y no pudo tirar los libres que eran bastante definitorios y Eduardo me dijo que entre a tirarlos. Fue una responsabilidad inmensa pero pude meter los dos tiros con todos los nervios del mundo. Fue un torneo inolvidable. Todo recuerdo que se me viene a la cabeza es hermoso”.

Rocío Pérez no dudó en sostener que “es el recuerdo más lindo. Deportivamente lo mejor que me pasó. No olvido más la garra que le metíamos en cada partido. La satisfacción cuando terminaba, y festejar cada logro como locos. Pero lo más emocionante fue cuando se alzó la bandera allá arriba. No lo podíamos creer. Las lágrimas se caían solas. Fue un momento increíble que pasamos con un grupo sensacional. Creo que todo coordinó”.

Al tiempo que en concordancia con lo expresado por Rocío, Fernanda Melo lo resumió como “la experiencia más linda que viví basquetbolísticamente hablando. Creo que lo que más me enorgullece, fue el crecimiento y la unión del equipo, creo que por eso motivo pudimos conseguir la medalla. Aunque pasen los años, lo tengo siempre presente”.

En semifinales nuestras chicas chocaron contra una pared roja llamada España. Las ibéricas no quisieron seguirle los pasos al elenco ruso, e imponiendo su ritmo desde el primer avance dejaron sin posibilidades cualquier idea de llegar a un cierre apretado. Para Argentina era momento de hacer frente a SU final: el mano a mano con Canadá por el tercer lugar del podio.

En ese partido, el cual tuvo cuotas equitativas de nerviosismo y emoción, la selección nacional volcó sobre el parquet el cúmulo de aprendizaje cosechado a lo largo de todo el camino, el cual iniciaron en el CeNARD despidiéndose de sus familias para encarar la gira previa, y terminaron de recorrer, con suma autoridad, cuando codeándose con los grandes, dejaron en lo alto el nombre de nuestro país, algo que sin dudas perdurará e ira ganando más y más valor con el correr de los años.

En palabras de Paula Budini, "es muy difícil hablar y poder expresar lo que uno sintió o siente sobre ese momento. A medida que va pasando el tiempo, creo que no fui capaz de ver la magnitud de lo que conseguimos, de darle el valor que tenía. Fuimos simplemente 12 pibas haciendo lo que más nos gusta, el básquet”.

“Una se da cuenta de lo importante que fue cuando recordas tu himno sonando, tu bandera ahí arriba, una sensación que sólo algunos tuvimos la dicha de vivir. Los sentimientos salen mucho más a flor de piel cuando por ejemplo uno ve el mundial de fútbol, básquet, o lo que sea... ver deportistas que están dejando todo por tu país como alguna vez nosotras lo hicimos, y llegar a conseguir lo que se consiguió es algo único e irrepetible. Sin lugar a dudas creo que ninguna de nosotras lo va a olvidar jamás”.

Emanuel Niel
En twitter @ManuNiel
Pickandroll.com.ar

COMENTARIOS (5)

vivaobras 23/07/2014

Amor... una mas linda que la otra :3

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Mario Ricardo Quinteros 23/07/2014

Excelente nota.Un millon de felicitaciones a las autoras de esa hazaña.que como pasa casi siempre en nuestro pais,no es valorada cpmo se merece.Soy un Tecnico de 76 años de este el deporte MAS HERMOSO DEL MUNDO,y me emocione hasta las lagrimas leyendo el relato de cada una de las chicas. M mUCHAS GRACIAS Y FELICITACIONES POR RECORDARLAS

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flaca 23/07/2014

La 7 es hermosa!

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Femibasquet 24/07/2014

Lamento desinterés de la actividad por el aniversario de la participación del equipo que mayor logro obtuvo en básquet femenino. En épocas que cada uno hace la suya, sin importarle antecedentes y trabajos de otros, mi reconocimiento al equipo argentino U19 Tailandia, Bronce Mundial ... Nuevamente orgullosos. Luigi ( Femibasquet)

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Claudia 24/07/2014

Excelente chicas y cuerpo tecnico. Maravillosos los relatos. Me emocione!! Felicitaciones y orgullo por lo conseguido. Que bueno que se haga mencion de esto y no quede en el olvido.

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