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La prueba de los campeones

Cuando un campeón Mundial de boxeo se sube al ring y expone su título lo expone todo: hasta la gloria que carga en sus puños. Y no importan los millones que haya ganado, ni la fama, porque si es noqueado lo perderá todo.

En los deportes colectivos esto no suele suceder. En ninguno. Se pueden perder finales, pero se valoran los procesos, se ganan títulos y se dice que no se puede ganar siempre y en definitiva la derrota convive de manera más amable con nosotros.

De todos modos en el deporte existen algunos hechos extraordinarios para figuras consagradas que salen a revalidar, cada vez que saltan a la cancha, sus credenciales. Nocioni, Scola y Hernández ya no tienen que decir quiénes son ni qué consiguieron. Generalmente el paso de tiempo conspira contra el rendimiento (en el caso de los jugadores) y la suma de desafíos agranda la probabilidad de fracasos (para los entrenadores).

Como si tuvieran un problema personal con la derrota Scola y Nocioni no permiten que la comodidad de sus logros les marque el camino, sino que todo lo que viene por delante para ellos es un nuevo desafío que merece su total atención. Y lógicamente lo encaran con la misma energía pero con más experiencia.

Cualquier ser humano que sigue el deporte profesional de estos tiempos modernos sabe que es muy poco usual que dos patriarcas de su selección declaren como lo hacen Scola y Nocioni: “nosotros estamos para acompañar a los jóvenes”. Su liderazgo se extiende desde el minuto uno de la gestación hasta los minutos finales del partido más importante.

Carlos “El Negro” Romano, quien fuera jugador de la selección por 18 años, decía hoy a Pick Radio “la gente no sabe el frío que hace en Mar del Plata a las 8 de la mañana en Julio, y Chapu y Luis vienen a entrenar con el equipo cuando empieza la preparación como cualquier otro”. Y no solo lo hacen para dar algún tipo de ejemplo,se preparan para ganar. Comienza una competencia personal para llegar a tener la mejor versión de sí mismo. Sin dar un centímetro de ventaja a nadie.

Luego se puede ganar o perder, pero los resultados no son hijos de la casualidad, se gana mucho más de lo que se pierde porque la elección de camino tomado es el correcto. En Básquetbol Argentina hace 20 años que sigue un método. Scola y Nocioni son el método.

En el caso de este proceso México 2015 había una espina clavada, consecuencia de la temprana derrota en octavos de final en el Mundial de España 2014. Hoy ellos saben que cumplieron con su íntimo desafío: liderar a un grupo de jóvenes a un objetivo ayudando a dejar plantados los nuevos árboles que mañana darán frutos.

Desde siempre se lo ve felices festejando cada título, cada victoria, pero la alegría y la emoción del triunfo ante México reflejaron las sensaciones inequívocas del momento especial: no era solo una clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016: era mucho más.

En el caso de Sergio Hernández la historia es similar. El técnico más ganador de la historia de la Liga es además medallista olímpico con la selección. Y sale a rendir los exámenes que llegan ante cada presentación: desde la elección de los doce que integrarán al plantel, hasta las explicaciones de quienes ingresan y quiénes no.

Para México 2015 apostó por un cuerpo técnico que excede a la media y roza el lujo: la continuidad de Gonzalo García, ya diez años scouteando selecciones de toda América para la Argentina, junto a Nicolás Casalanguida y Silvio Santander, entrenadores campeones, top en la liga nacional y con pasado reciente en las formativas de la selección.

Y mucho es el mérito del trabajo en equipo de este cuerpo técnico. Fue una constante a lo largo del torneo que Argentina cambiará siempre la cara en el segundo tiempo. A la larga ellos terminaban encontrando el camino justo para la victoria. Y después de jugar un gran tercer cuarto ante México en el partido que cerró la fase regular, llegaron los peores 10 minutos del torneo, en un último tramo que nada se condice con el resto de la competencia.

Sergio Hernández logró con su capacidad no encender alarmas, habló de las equivocaciones, pero se sustentó en el trabajo, corrigieron los aspectos tácticos y prepararon un partido maravilloso ante México. Porque nadie gana al básquet a las piñas, no todo es actitud, hay ejecutar un plan de juego lo mejor que se pueda.

Y hubo que quemar algunas naves después del primer tiempo. No había dudas que el partido desde lo táctico estaba más difícil que el que se había perdido 48 horas atrás. Argentina no pudo mandar nunca en el juego, lo corrimos siempre de atrás. Pero cuando se estaba por perder la línea Sergio Hernández sacó lo mejor de sí. Dirigió desde su impronta como lo requería la situación.

Lo involucró a Selem Safar en la rotación como el escolta tirador que debía dar soluciones. Ante Canadá, Selem lo había hecho bien pero se había apagado en el resto del torneo ¿por qué devolver la confianza? ¿Por qué llamarlo a él?. El tirador empezó errático pero apareció cuando el partido entró en llamas. El mérito de haberle señalado el lugar que ocupaba y haberlo mantenido en cancha es del entrenador.

Luego fue a zona, cambió marcas, encontró desafíos nuevos, como los posteos de Gutiérrez a Campazzo. Aunque le saca más provecho al equipo jugando con Scola de pivote, apostó por Delía y Gallizzi como tanden para contenerlo a Ayón en una estrategia perfecta para que no apareciera el goleador mexicano. Obligó a sus marcadores perimetrales a pasar por detrás en las cortinas porque era preferible que tiren a que penetren. Con esa marca nos comimos 6/8 en triples en el inicio, pero lejos estuvo de dudar y la receta salió perfecta. Se controlaron los ritmos de juego, se frenó el balón y aunque no hubo juego de pases, siempre encontraron a quien alimentar. Hernández dirigió encendido, como hace rato no se lo veía. Sacando lo mejor de sí, también él salió a revalidar pergaminos, exponiéndolo todo.

Para una Argentina que se prepara para vivir tiempos diferentes con su selección tener el liderazgo de tres campeones que ofrendan todo cuando se involucran es un joya que vale la pena atesorar. Si los de arriba no dan el ejemplo, nada bueno puede crecer en su sombra. Ya tendremos tiempo y espacio, y gastaremos todas las líneas que merezcan recibir los Campazzo, Laprovíttola, Garino, Deck etc. Pero hoy nuestros héroes deportivos, laburando como chicos, nos volvieron a conducir a la tierra prometida. Como para gritarles bien fuerte: ¡¡Quiero verte otra vez, no te vayas campeón!!.

Pablo Tosal
@pablotosal

COMENTARIOS (5)

Fernando 12/09/2015

Emocionante partido!!!!!!!!!!

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Migui 12/09/2015

Cuanto orgullo, cuanta emoción, conmueven con su entrega, felicitaciones chicos

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osc 12/09/2015

perdon , sergio fue de el tecnico del oro olimpico ? me parece que fue el hoy tecnico de brasil

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si nabo 12/09/2015

Magnano fue el tecnico cuando ganaron el oro olimpico, hernandez fue bronce en Pekin.

Tano 12/09/2015

en la nota dice 'medallista olimpico' (bronce en Beijing 2008)

Leo 12/09/2015

Osc el Oveja fue bronce olímpico en Pekín 2008. Coincido con vos Pablo, éstos tipos ya son ídolos y ejemplo a seguir, además de ya ser parte de la historia grande del deporte argentino. Todo lo bueno que se pueda decir sobre ellos es poco. PD: estás a un click de distancia de google, corregí tu ortografía hdp.

mfunesb 12/09/2015

La nota dice "medallista olímpico", y es correco. Beijing 2008.

ARAÑAJALOGUAY 12/09/2015

La de bronce en PEKIN !!!! IGNORANTE , INFELIZ DEDICATE A OTRA COSA Y SALI DE TU TAPER QUE YA HAY OLOR A PODRIDO

pedro 12/09/2015

VAMOS ARGENTINA!!! DOS MONSTRUOS, CHAPU Y SCOLA, un distinto CAMPAZZO, un orgullo para Mar del Plata , SELEM, GARINO, UN TECNICO GANADOR, LOS PIBES RESPONDIERON TODOS, HUBO QUIMICA, HUBO PERSONAS, HUBO JUGADORFES, FALTARON.LOS QUE SE BAJARON...simplemente gracias

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pseudohinchas 12/09/2015

Muy buena nota. Emotiva se ve! Felicitaciones. Igual ahora si lo tendrias que haber nombrado a Campazzo, Pablo! jajaja cuando no metian una NADIE, Facu mantuvo a Argentina en juego al punto tal de que sin su aporte capaz nos sacaban 20.

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