• 16-04-2024
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Entrevista con nuestra mejor jugadora de la historia

Que su voz dulce no los confunda. Dentro del parquet, fue de las mejores y más potentes internas que han existido. Ya de muy chica pintaba para crack, y no fue solo la pinta. No tardó mucho en demostrar todo su potencial en los años dorados del básquetbol femenino brasileño.

Nacida el 8 de febrero de 1972, apenas con la mayoría de edad cumplida, lideró en España a un equipo condenado a los puestos de abajo, depositándolo en la final de la liga, y coronándolo en la copa.

Estadios enteros, incluso de fútbol, coreaban su nombre con su sola presencia, y hasta el día de hoy, verdaderas deidades del baloncesto carioca, como Hortencia y Paula, se desviven en elogios para con Karina, nuestra Karina Rodríguez, la del carácter y temple, esa jugadora que no supimos valorar y no pudimos disfrutar.

Pese a su tonada portuguesa viene seguido a nuestro país, sin poderse despegar del café en el bar de la esquina, el asado y el dulce de leche. Confesa hincha de Racing, su corazón también tiene una parte dedicada al Palmeiras.

Mientras de fondo suena bajito Sertanejo, y algún tema de Zezé di Camargo e Luciano se mezcla, comienza una entrevista que busca traer a la luz a la mejor jugadora Argentina de la historia, la cual por mucho tiempo, pareció que trataron de esconder.

-Te iniciaste en el básquet en el club Crovara, ¿Cómo fue? ¿Por qué ahí?
-Yo vivía en Villa Madero, ya era alta, un poco gorda… en fin… precisaba practicar deportes. El Centro Comercial de Crovara era una oportunidad. Comencé con el básquet, creía que era un deporte fácil entre comillas, después me di cuenta que no. Luego pasé a Platense, Sunderland, Santos Lugares, Sunderland de nuevo, y de ahí me vine para Brasil.

-¿Supiste enseguida que era lo tuyo o llegó con el tiempo?
-No sé si era lo mío, pero era un lugar que me encontraba. Un lugar donde mi altura era útil, donde mi fuerza era útil. Donde yo era feliz. Donde me divertía. Donde creía que estaba en un lugar que me querían. Entonces sí, me di cuenta que era lo mío.

-¿Te acordas como se dio tu primera citación a la selección? ¿Qué sensaciones tuviste?
-Inolvidable. La primera Selección Argentina de cadetas, donde nosotras fuimos para Ibarra, Ecuador, y fuimos campeonas sudamericanas después de 40 años, con Laura Falabella, Sandra Ibarra… hicimos un milagro con Pedro Bátiz. Le ganamos la final a Brasil. Fue una sensación increíble para mí, para mi familia… Son cosas que no te las olvidas nunca.

-¿Cuántos torneos de selecciones menores jugaste? ¿Ya marcabas diferencias?
-Jugué en cadetas, infantiles y juveniles. En cadetas, ahí en Ibarra, fui la segunda goleadora y máxima rebotera. En juveniles jugamos en Mar del Plata, que le ganamos a Brasil después de no sé cuántos años en esa categoría. Siempre que pude participar, me destaqué, porque también tenía grandes jugadoras como compañeras, como Laura Falabella y Sandra Ibarra, las que componían un equipo muy bueno.

-Cuando se dio el paso a la selección mayor, ¿Cómo lo tomaste?
-Yo era muy joven. Era cadeta y ya estaba en mayores, con mis ídolos, Gabriela Cassini, Marcela Antonosi, en fin… un par de jugadoras de muy buen nivel. Era una responsabilidad muy grande. Después del juvenil de Mar del Plata que fuimos campeonas sudamericanas yo ya me vine a Brasil, y ya tenía contacto con ídolos como Hortencia o Paula. Yo jugué con Paula durante 11 años, éramos compañeras de concentración. Es muy loco eso. Entonces a pesar de la corta edad ya tenía experiencia muy grande de estar con ídolos.

-¿Por qué nunca más volviste a jugar para la celeste y blanca? ¿Qué paso? ¿Por qué nunca se pudo solucionar?
-Yo nunca tuve un espacio. Un aporte de ayuda, ni financiero ni de entrenamiento que yo precisaba tener. Yo tuve sí una pelea con Eduardo Pinto. Tenía una gran amistad con Rodolfo Cassini, y Eduardo Pinto entendía que yo no era útil, que yo no era importante, o que yo no podía tener los privilegios que debería tener, no por ser Karina, sino por ser una jugadora profesional que jugaba en el exterior. Entonces se fue rompiendo una relación, los dirigentes no lo supieron arreglar, y creo que fue falta de experiencia de los dos lados que culminó con que yo no vuelva a jugar para la Selección Argentina.

-¿Pero nunca más se volvieron a comunicar? ¿No hubo un intento de acercamiento?
-Nunca más tuve contacto con la CABB. Nadie de la Confederación se comunicó conmigo.

Poniendo un paréntesis a la entrevista, y otorgando el derecho a réplica, el entrenador Eduardo Pinto prefirió no dar declaraciones al respecto, aunque sí afirmó que 1991, para los Juegos Panamericanos de La Habana, la convocó y ella prefirió decir que no. Luego de ese torneo nunca más la volvió a citar.

-¿Cómo se dio el hecho de irte a Brasil de tan pequeña? ¿Qué te impulsó a hacerlo?
-Vine porque era una invitación irrecusable. Era una oportunidad de jugar en ese momento en el primer o segundo nivel mundial de básquet femenino. Vine, comencé… financieramente no era un gran negocio, pero el futuro era promisorio, y aún estoy acá.

-¿Con qué te encontraste allá? ¿Era lo que esperabas?
-Me encontré con un mundo que me entendía. Con una estructura muy profesional. Con jugadoras con grandes contratos. Con médicos, kinesiólogos, preparadores físicos, entrenadores, micros, partidos en televisión abierta, en televisión cerrada, prensa, diarios, estadios con seis mil u ocho mil personas, uniformes para entrenar que en Argentina no existía… una cosa que no podía creer. Fue muy difícil, muy duro, pero no lo podía creer.

-¿Te costó adaptarte?
-Soy muy caradura con lo que te voy a responder (risas).Yo dije, bueno, Brasil vivía un momento de grandes armadores y aleras, con Paula, Hortencia, Nadia, y vivía una carencia de pivotes. Entonces yo llegué como jugadora cuatro o cinco muy fuerte, con mucha experiencia, y dije: “a esa carencia hay que agarrarla”. Caí en las gracias del público, de la prensa, de los patrocinadores, así que dije: “ahora me quedo”. Pero luego con dos años me fui a Europa, al Banco Zaragozano, me fue bien, y cuando volví, en el 93, 94, volví con un status de estrella, donde además ganamos dos veces el mundial de clubes.

-¿Cuánto tiempo pasó para dejar de ser “la chica de Argentina”, a ser el nombre que coreaban estadios enteros?
-Fue algo normal que los estadios y la prensa hablen de mí. Había una carencia muy grande de jugadoras interiores. Aproveché esa oportunidad y cayó bien.

-Lograste la doble ciudadanía, pero no pudiste jugar para Brasil a pesar de haber sido tu deseo, ¿Es una de tus cuotas pendientes deportivas más grandes? ¿Aún te duele?
-Fue una cuestión no solo basquetbolística, sino personal. El hecho de no haber podido jugar una olimpiada… pasó… me hubiese encantado, como me hubiese encantado jugarla con Argentina. Las cosas pasas, no las sufro. Tenían que ser así. Conquiste otros galardones internacionales, mundiales de clubes… jugar una olimpiada no se compara a nada, pero no pasó y hay que aceptarlo.

-Aún hoy en Zaragoza te recuerdan por tu gran labor allí. Anotar 48 puntos en una final de Copa de la Reina no es común de ver, ¿Cómo se dio tu llegada a España? ¿Por qué no te quedaste más tiempo en el viejo continente?
-Llegué al equipo por Ranko Zeravica, en esa época era entrenador de Obras. Llegué para salvar al equipo del descenso y fuimos subcampeonas españolas y campeonas de la Copa de la Reina. Yo también recuerdo a Zaragoza todos los días. Esa final de la Copa de la Reina son esos juegos que tenés una o dos veces en la vida. Fue inolvidable. Siempre recibimos homenajes. Pasó a los 20 años del título, se repitió a los 25, y ahora van a hacer otro. Tienen memoria y lo guardan con gran cariño.

-Quizás mucha gente no lo sepa, pero en los ´90, una jugadora top en Brasil ganaba muy bien, ¿Te animas a contar cuál fue tu mejor sueldo mensual allá y en Europa?
-Ganamos plata, sí. No tanto como un jugador de fútbol, ni cerca de eso. Pero he ganado buenos sueldos, buenos premios… hoy tengo mis negocios, mis cosas, pero no me puedo quejar, viví muy bien del básquetbol.

-A nivel mundial, con Hortencia y Magic Paula, Brasil dejó huella a comienzos de los ´90, ¿Cómo se sentía jugar con chicas de tu nivel? Y ¿Cuánto más habría sido ese Brasil con vos en cancha?
-jugar con Hortencia y con Paula es una cosa que no te lo podes creer. Tengo una amistad con Paula hasta hoy. Vivíamos concentraciones, era muy increíble. Realmente ellas están en un nivel superior a todas. Lógico, después existía Karina, Marta, Nadia, pero Hortencia y Paula...cuando jugué en el 93 con ellas en el Ponte Preta, formamos el mejor equipo del mundo. Durante tres años fuimos tricampeonas mundiales, no perdimos un partido durante tres años. Entonces, realmente es una experiencia que marca mucho.

-En una entrevista dijiste que no entendes a los deportistas que acuden a las drogas, que tu estimulo es Dios. ¿Seguís siendo así de religiosa? ¿Siempre lo fuiste o lo descubriste con el tiempo?
-Siempre fui religiosa. Creo que todo se debe a un plan superior. Sigo siendo religiosa, no fanática, pero si religiosa. Creo que es una forma de agradecer lo que uno tiene.

-Además de los autos importados y la ropa, ¿Qué otras cosas te gustan además del básquet?
-Me gusta la vida simple. Vivo en el interior de Brasil, en una ciudad chica. Me gusta el campo, la tranquilidad, los amigos. Cosas simples. Nunca fui una persona muy fascinada por el jetset y los flashes. Tengo una vida muy normal. Muy tranquila.

-¿Por qué crees que no se dio en el 2000 tu llegada a la WNBA? ¿Esa es otra espina que quedó en tu carrera?
-No quise quedarme en el Miami Sol. Tenía la oportunidad de quedarme, pero estaba cansada de vivir fuera y recomenzar en otro lugar. Quizás hubiese sido bueno jugar en Miami. Ellos querían una jugadora hispana que hable español. Yo estaba muy bien en Brasil y no tuve ganas de soportar ciertas cosas de un volver a comenzar. Por más que yo tenía un nombre, recomenzar es muy difícil, más siendo hispana, y no tenía ganas.

-De igual forma nadie te quita el hecho de haberle ganado a un equipo WNBA, ¿Cómo fue eso?
-Ellos vinieron con la selección de la WNBA y dijeron que eran el mejor equipo del mundo. Nosotros le ganamos por cinco, ocho puntos… en un gimnasio lleno, y les demostramos que exigíamos respeto, y es un hecho que junto con la final de la Copa de la Reina lo guardo con mucho cariño.

-Si tuvieses que elegir uno de todos los equipos que integraste, ¿Con cuál te quedas y por qué?
-Ponte Preta 94,95 y 96 con Paula, Hortencia, yo y otras grandes jugadoras olímpicas. Me lo guardo porque fue jugar con ídolos, porque fue una época de oro del básquetbol brasileño, y porque ganamos tres mundiales de clubes, aunque el equipo de Zaragoza también me marcó mucho.

-¿Hace cuánto no venis a la Argentina? ¿Extrañas?
-Voy a la Argentina cada mes y medio. Siempre estoy en contacto con mi familia. Me encantaría mucho trabajar con el básquet femenino argentino a nivel de selecciones.

-¿Qué costumbres nuestras aún te quedan?
-La mayoría (risas), asado, mate, el dulce de leche, leer el diario, tomar un café… las cosas típicas de Buenos Aires.

-Pese a no haber vuelto a jugar para nuestro país… ¿Seguías lo que pasaba con nuestro básquet o el dolor era más fuerte?
-Siempre seguí lo que pasaba en Argentina, en la selección, en la política, en todo. Siempre alenté. Creo que se ha mejorado mucho en la estructura. Creo que hay un buen futuro. Un poco de lejos, pero siempre acompañé.

-Ya pasó mucha agua debajo del puente… ¿Te gustaría volver a dar una mano a la selección? ¿Te ves como asistente o en un puesto de gestión?
-Me encantaría trabajar en la gestión del básquet femenino argentino. Soy formada en administración deportiva en una de las mejores facultades brasileñas. Me encantaría. Sería volver a mis orígenes. Poder colaborar. Creo que tengo cosas para colaborar, y creo que lo podríamos hacer muy bien. No conozco a las personas que dirigen hoy la CABB, y no sé si me darían una oportunidad. Como asistente técnica no, me gustaría la parte de gestión, de directora, ayudar a las jugadoras a tener una mejor estructura. Pero como entrenadora y asistente no.

-Hay muchos mitos o leyendas sobre tu persona, ¿Es verdad que si ibas al Maracaná la gente coreaba tu nombre? ¿A ese punto era el fanatismo?
-Es verdad. Mucha gente cuando iba a los estadios de fútbol, o en la calle aún hoy, me conoce, me saluda… son esas cosas que a una la marcan mucho.

-¿Quién fue tu mejor entrenador?
-Rodolfo Cassini.

-¿Tu mejor rival?
-Katrina McClain, gran pivot americana.

-¿Tu mejor compañera?
-Paula.

-¿Tu mejor torneo?
-Los mundiales de clubes y la Copa de la Reina.

-¿La mejor Argentina con la que jugaste?
-Gabriela Cassini.

-¿En qué momento te diste cuenta que el retiro estaba cerca? ¿Cuándo tomaste la decisión?
-Fue programado mi retiro. Un día sentí que el ciclo estaba llegando a su fin y fue entonces que dije basta.

-Después de dejar de ser jugadora, ¿Cómo siguió tu vida?
-Hoy trabajo con asesoría deportiva en algunos proyectos. Tengo negocios. Tengo una red de franquicias de heladerías. Hago varias cosas… creo que trabajo más que antes (risas).

-¿Algún día vas a volver a vivir definitivamente en Argentina?
-Me gustaría mucho. Pero tendría que tener alguna ocupación con el deporte o algún negocio. Soy muy adicta al trabajo.

-¿Qué te hizo ser tan gran jugadora?
-Creo que la fuerza, la disciplina de entrenar, la determinación mental. En esa época no se hablaba mucho de entrenamiento mental, pero ese foco, ese objetivo de ganar, colaboró mucho para que me tornara en una gran jugadora.

-Además de la gente en contra, ¿Qué otras cosas te motivaban a la hora de jugar?
-Nunca tuve grandes motivaciones extras. Es lindo jugar con gimnasios llenos en contra, o conquistar espacios.

-¿Cuál sería tu mensaje para las chicas que recién arrancan?
-Hoy es mucho más fácil. Hay más espacio y más estructuras. Que se dediquen, que se entrenen, que tengan disciplina y que busquen sus objetivos.

-¿Cómo te ves dentro de cinco años?
-No lo sé. Tal vez esté colaborando con el básquet argentino, pero realmente no lo sé.

-¿Cuál sería una breve reseña de Karina Rodríguez?
-Una chica normal, que no tuvo muchos lugares fijos. Viajé mucho, pero soy feliz. Tengo mis valores. Apenas jugué al básquet para que muchos lo vieran.

Fotos: Gazeta Press.


Emanuel Niel
@ManuNiel

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