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El día que las jugadoras argentinas tuvieron su asociación

El 13 de julio de 1990, en calle Lugones 3161 de Capital Federal, cobró vida una de las entidades más representativas, relevantes y fugases que tuvo nuestra rama femenina: la Asociación de Jugadoras Argentinas de Básquetbol.

Luego de varias reuniones previas, las jugadoras de distintas generaciones decidieron dar el siguiente paso, y nuclearse de manera formal detrás de una serie de lineamientos. En esa acta constitutiva, fueron enumerando uno por uno los objetivos que perseguirían.

El primero y más elemental era el de “proveer el ejercicio de los derechos de las jugadoras, en su condición de tales”. Por detrás de ese, el de “proveer información actualizada y suficiente a cada jugadora, de sus derechos y obligaciones”.

En esa primera carilla había ideas encomiables, como la de “participación directa y efectiva en los entes correspondientes”, “promover el básquet femenino” y “organizar cursos de perfeccionamiento”.

Una treintena de jugadoras conformó la “Comisión Promotora” para ir en búsqueda de aquellos ítems. Todos nombres de peso. Desde la “vieja escuela”, con Mónica Lento y Lilia Ravazzoli a la cabeza, pasando por el “nexo” que significaban figuras como Viviana Andujar, o “las pibas” Laura Falabella, Marcela Colombo o Sandra Ibarra.

Casi dos meses más tarde, el 18 de septiembre de 1990, de ese núcleo salió la primera y única Comisión Directiva que tuvo la AJAB, según sus siglas.

Viviana Andujar fue electa presidenta, mientras que Cecilia Barril ocupó el cargo de vice y María Teresa Benítez el de secretaria. Sonia Schroeder fue tesorera y Lilian Bouzas pro tesorera. Las vocales titulares, Stella Maris Mangeri, Stella Maris Paleto y Mónica Echeverría; mientras que las suplentes fueron Elena Rosolen, Patricia Monforte y María Eugenia Stampella.

A su vez se integró un órgano de fiscalización. Sus miembros titulares fueron Liliana Proverbio, Graciela Serafini y Alicia Herrero; mientras que sus suplentes, Marcela Colombo y Diana Tizón.

La nueva Asociación tuvo el apoyo, al menos en los papeles, de varias entidades, entre ellas la Federación Femenina de Básquetbol de la República Argentina (FFBRA) y la Asociación Metropolitana. En la práctica, el hecho de que las mujeres concentraran poder, puertas adentro sobre todo de la CABB, no cayó bien.

De todas maneras y en retrospectiva, luego del auge inicial el envión perdió fuerza. Poco a poco se fue apagando esa llama hasta quedar en la nada con tan solo dos años de vida. En parte por el contexto, y en parte también por no saber o no querer.

Según varias jugadoras consultadas por Pick and Roll, la AJAB, de tener un amplio espectro de objetivos en su génesis, rápidamente se convirtió, casi en exclusividad, en un ente que resolvía problemas puntuales. Las jugadoras, en líneas generales, solo iban por ese fin específico.

Los lineamientos que sirvieron de piedras fundacionales poco a poco se vieron relegados. El día a día, sumado al desgaste y las otras actividades que tenían las chicas por fuera del deporte, fueron poniendo a la Asociación en un segundo plano.

No hubo quien tome la poste. La Asociación de Jugadoras se extinguió entre su segundo y tercer año de vida, y nunca más resurgió.

Quizás algún día las nuevas generaciones tomen la posta; claro está en un contexto nacional y global muy diferente al cual hicieron frente aquellas pioneras de 1990. Lo que no quedan dudas es que marcaron un hito muy valioso, por efímero que pueda parecer.

Emanuel Niel
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En Instagram @EmanuNiel

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