Lejos de convertirse en el duelo que se esperaba de paridad y fricción por la realidad de los clubes hasta la tercera fecha el clásico fue lo que se preveía en agosto, cuando se armaron los planteles.
Quilmes se disfrazo del equipo combativo, obrero y sacrificado que todos señalaban. Peñarol se disfrazó del equipo super ofensivo y de gran jerarquía individual como todos esperaban. Pero el partido no corresponde a la actualidad que traían los equipos.
Quilmes llegaba mejor, sabiendo que se le hace cuesta arriba hacer más de 85 puntos, pero jugando en equipo y defendiendo duro estaba 3-0. Anoche no pudo siquiera insinuar momentos brillantes ante un Peñarol que se comió 108 puntos en contra el viernes y los dos partidos de local alterno buenas y malas.
Hubo dos razones fundamentales, primero la defensa de Quilmes fue quebrada por Román González en el mano a mano, cuando ajustaron sobre él, Peñarol aprovechó el hombre libre, se pasó muy bien la pelota y lanzó generalmente cómodo al canasto. Segundo nunca, más allá de diferencias de 15 o 20 puntos Peñarol se olvidó de defender. Fue la primera vez en el torneo que los muchachos de Sergio Hernández se arremangaron en serio en defensa, complicándole la vida a un Quilmes que tuvo una noche fatal con el aro (3/26 en triples).
“Necesitamos atacarlos con la defensa”, declaró el técnico Oscar Sánchez en la previa del partido a los micrófonos de 101.9 FM. Quilmes no podía proponer una defensa zonal para contener a Román González por la capacidad anotadora de los tiradores de Peñarol, entonces fue probando. La defensa individual empezó con Dentis sobre el pivote de la selección, luego Romero, luego Reynolds. No hubo caso, González fue superior a todos.
La incidencia que tuvo el gigante González fue decisiva. Porque cuando Quilmes ya desperado por una diferencia de 14 abajo (24-41) promediando el segundo cuarto, comenzó a jugarse todo doblando siempre al hombre con balón. Y no le fue para nada bien.
Ayer fue exquisito como Peñarol se pasó la pelota. Con semejante presión quilmeña apenas perdieron 13 pelotas en todo el partido. Y consiguieron algo más importante: paciencia para tener un buen tiro. Con los buenos porcentajes fue un show exclusivo de Peñarol. Por momentos fueron 5 a 6 pases, rápidos, ante un defensa que iba y venía y un lanzamiento con gol. Siempre dio la sensación que el gol en Peñarol llegaba muy fácil y a Quilmes le costaba una enormidad.
Cuando cerraba el primero tiempo con una secuencia de tres buenas defensas seguidas, la aparición de Aguirre y algo de Reynolds el cervecero achicó a 9 puntos (40-49). La sacó barata y quedó abierta la incógnita del segundo tiempo.
Si se esperaba la segunda reacción de Quilmes para emparejar el partido, Peñarol se encargó de abortar la idea. Fue una tromba. Porque el segundo tiempo de Peñarol fue perfecto. Defensivamente mejor que el primero y ofensivamente un lujo.
Cuando Quilmes quiso recortar la diferencia encontró que alguien misteriosamente le clausuró el aro (1/17 en triples). Así fue imposible ver algo parejo.
De este lado, los de celeste y blanco levantaban una piedra y encontraban gol. Triples de Locatelli, Eric Rodríguez, Jasper Johnson, Ale Diez y Picarelli. Del otro lado los de rojo y blanco no podían poner en situación de ventaja a Reyndols, Karcher (desaparecido) fue absorbido por la marca y la rotación no dio nadie con la mano caliente.
No es posible un recuento cronológico de la historia, porque dentro de un partido anormal (No hay 30 puntos de diferencia entre uno y otro) hay explicaciones, pero todas tienen que ver con esto: en el clásico siempre ganará el que tenga al hombre de la noche y los mejores porcentajes. No define el resultado la mejor estrategia, se juega con otros atributos. Peñarol tuvo todo para que fuera un baile. Y lo fue. Sus jugadores y los porcentajes marcaron un abismo entre uno y otro.
Síntesis
Quilmes (67): Hernando Salles 5, Maximiliano Maciel 1, Mark Karcher 7, Antonio Reynolds 18, Ezequiel Dentis 1 (FI); Nicolás Aguirre 16, Eduardo Villares 12, Diego Romero 2. Facundo Piñero 5 y Selem Safar 0. DT: Oscar Sánchez.
Peñarol (97): Sebastián Rodríguez 7, Erick Rodríguez 14, Juan Manuel Locatelli 19, Jasper Johnson 5, Román González 20 (FI); Lucas Picarelli 10, Jervaughn Scales 6, Alejandro Diez 9, Marcos Mata 7 y Nicolás Lauría 0. DT: Sergio Hernández.
Parciales: 18-27, 22-22, 11-28, 16-20
Progresión: 18-27, 40-49, 51-77, 67-97
Árbitros: Diego Rougier y Roberto Smith.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas (4000 espectadores)
Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)
Autor: Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
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