Con mucha sinceridad y humildad el técnico de Peñarol, Sergio Oveja Hernández, hizo algo poco frecuente: puso en el mérito de su asistente el cambio decisivo del partido. “Yo quería esperar un poco más, el partido venía enredado, y fue el “Tulo” que me convenció de meter a Byron, porque era el momento oportuno, debemos darle un punto a él”, confesó el técnico a los micrófonos de Pick and Roll radio cuando finalizó el partido.
El dato es el saliente. Porque fue Byron Wilson, justo la persona que aunaba las críticas, el que brilló con luz propia. Con la luz de los privilegiados. “Byron hace rato que perdió el medio a equivocarse, el miedo a perder, ya no tiene que demostrar nada, él es un ganador”, (Hernández dixit)
¿Pero no es que se quería ir? ¿Qué no estaba a gusto?. La primera pelota la tomó por la izquierda del ataque, hizo su habitual movimiento de poner el pie derecho delante del izquierdo, miró el aro, 8 metros, y lanzó al canasto. Triple limpito. La segunda pelota que tomó hizo lo mismo desde 7 metros y medio por la derecha. Triple sin tocar la red.
Byron Wilson entró a la cancha a dar una respuesta de orgullo, de demostrarle a todos que la vigencia y el talento todavía no tienen en él fecha de vencimiento. ¿En serio quería irse?. Es necesario hacer foco en el comienzo del tercer cuarto, porque Byron Wilson destrabó un partido en el que Peñarol no jugó bien.
Dos minutos después forcejeando en una cortina, Byron metió un doble con falta de Fioretti antideportiva cuando venían pegándose de lo lindo. El Mono Fioretti protestó y se ganó el técnico. Fernando Duró lo sentó y desde el banco el jugador, muy caliente, siguió protestando. El árbitro Fabricio Vito no lo perdonó: técnico al banco. Cinco libres y reposición. Byron metió los 5 libres como si estuviera en el living de su casa y en la reposición Eric Rodríguez metió un triple. Estaban 44-39 y Peñarol pasó a ganar 57-39. En tres minutos “asunto liquidado”, diría Walter Nelson.
Antes que eso hubo un primer tiempo donde Peñarol mezcló todos los problemas que viene arrastrando desde el comienzo de la etapa de Sergio Hernández. El técnico lo define así: “Si me tengo que poner contento por la producción solo me gustaron los tres partidos con Quilmes, dos por haber jugado bien y uno por remontar una diferencia importante y ganar en suplementario, con carácter que es lo que tiene que tener un equipo que aspira a cosas importantes, pero luego me cuesta encontrar un juego que me haya ido satisfecho, somos irregulares y no tenemos todavía un patrón de juego.”
Le sobra razón. Peñarol destrabó el partido por peso propio. Gimnasia hizo un digno papel, potenciado solo por no tener nada que perder pero jugando sin Cris Jackson, con Prego de cuatro, con Ingratta y Alessio como único relevo de pivote (Brezzo sigue lesionado). Eslava esperando por entrar en Buenos Aires y el pibe Oviedo, el nuevo base del equipo, que tiene que aprender a todo marcha la dinámica del equipo. Muchas contras para aspirar a un triunfo en Mar del Plata contra uno de los candidatos.
El primer tiempo cerró con siete de diferencia de Peñarol, acaso sin merecerlo, porque Tato Rodríguez (que no jugó bien) tomó un triple, sin rebote ofensivo, con muchos segundos en la posesión, bien de su estilo, y la pelota entró. Este hecho sustancial hizo la diferencia. Gimnasia erró bandejas, dobles fáciles de rebotes ofensivos y triples (4/13). Aún así llevó el partido bastante parejo.
En el segundo tiempo con el renacer ofensivo de Byron Wilson (24 pts en 15 minutos) y la marca de Eric Rodríguez sobre Zach Ingles (el único que podía dañar la defensa milrayita) se terminó el juego. Por Peñarol se pueden destacar algunas tareas individuales, como la de Marcos Mata (9 rebotes) o Alejandro Diez (10 rebotes y buena defensa sobre Prego). El resto muy poco. La victoria y nada más.
El conjunto patagónico esta en el medio de un proceso de recambio. Debe adaptar a su nuevo base Oviedo, contratar un nuevo pivote extranjero, incorporar a los sistemas a Ariel Eslava y recuperar a Diego Brezzo. Mientras tanto viene surfeando un tsunami de problemas a toda marcha y consiguiendo derrotas lógicas. Demasiado.
La noche en el polideportivo ya se había terminado, no quedaba nadie y los micrófonos lo esperaban a él: Byron Wilson se acercó a Pick and Roll con su sonrisa permanente y respondió:
- ¿Te molestaron los rumores Byron?
- ¿Qué rumores?
- los que hablaban de tu ida del club
- noooo, ya estoy acostumbrado a estas cosas. No pasa nada.
Violín en bolsa. Acá no ha pasado nada. O si. Volvió Byron Wilson.
Síntesis
Peñarol (84): Sebastián Rodríguez 10, Eric Rodríguez 11, Marcos Mata 3, Jasper Johnson 6 y Román González 11 (FI). Lucas Picarelli 4, Byron Wilson 24, Jervaughn Scales 3, Alejandro Diez 10, Nicolás. Lauría 1, Bruno Pacchioni 1. DT: Sergio Hernández.
Gimnasia (CR) (62): Sebastián Festa 4, Zach Ingles 20, Diego Prego 14, Matías Fioretti 3 y José Ignacio Alessio 6 (DT). Facundo Venturini 7, Diego Oviedo 0, Bruno Ingratta 2, Federico Mansilla 6, Sebastián Morales 0. DT: Fernando Duró.
Parciales: 24-17, 41-34 y 62-51.
Árbitros: Osvaldo Bautista y Fabricio Vito.
Estadio: Polideportivo Panamericano (1000 espectadores – dato oficial).
Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)
Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar
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