“Realmente no me acuerdo”, asegura Jorge Racca sobre su último partido con la camiseta de Pico FC, el club en el que dio sus primeros pasos. De ese día pasaron diez temporadas, el Decano peleaba por el ascenso a la elite y Batman asomaba como el goleador más espectacular de su camada. El viernes, cuando visite a Belgrano en el arranque de la reclasificación, el alero de 30 años debutará en la A con el equipo pampeano. Sus metas: “Ayudarlo en esta situación difícil por las bajas que sufre y empezar a moverme para volver al básquet europeo en la próxima”.
Racca no juega en nuestro país desde la 97/98, cuando perdió la categoría con Quilmes a pesar de haber sido el máximo goleador de la competencia, con 26.8 puntos de promedio. Y lleva diez meses de inactividad, desde que el 21 de abril se despidió del PAOK griego, en la derrota ante Iraklis por la 23 fecha del torneo. La grave enfermedad y posterior fallecimiento de su madre lo llevaron a recluirse en General Pico.
“Tuve que rechazar varias ofertas interesantes. Canarias, Panionios, Iraklis y Pamesa quisieron contratarme. Hace tiempo que no trabajo con un equipo, así que me va a costar agarrar ritmo y jugar como antes. Me conformo con servir de recambio para los que juegan muchos minutos y convertirme en una buena variante. Poco protagonismo”, anticipa.
Los hinchas del Decano, sin embargo, sueñan con verlo en plenitud como cuando en 1996 condujo a Olimpia al doblete nacional y sudamericano. “Vengo por amor a la camiseta. Si me pagan, lo dono a alguna entidad, porque la plata no me interesa. Ni siquiera me puse a hablar con los dirigentes sobre eso”, asegura. “Sólo quiero dar una mano”.
El paraguayo Javier Martínez se marchó a Sol de América y Juan Carlos Muñoz se fracturó el malar ante Independiente, mientras que el Colo Reinick quedó afuera por una lesión en la rodilla derecha. Racca hasta puede servirle a Pico FC de interno como en el Mundial Juvenil de 1991, en la canadiense Edmonton, donde contribuyó a conseguir el bronce.
¿Se ilusiona con el Mundial? “No, los que juegan vienen trabajando juntos hace rato y se merecen un lugar. Sí puede ser para los Juegos de Atenas en el 2004. Pero falta mucho. Ahora me siento contento por volver a jugar”.
Gustavo Arias (Diario Olé)
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