Después de corretear algunos días tuve la certeza de lo que pensaba. Mi viaje fue a Beijing, no a China. Digamos no se puede averiguar mucho de China mirando a través de los ojos de Beijing. Mucho menos de unos ojos maquillados para la ocasión. Es como querer conocer la Argentina por Buenos Aires. China es otra cosa.
Beijing es una ciudad metrópoli y por consiguiente, muy cosmopolita. Aquí llegan de todos lados de China y de Asia para hacer su vida.
Sinceramente pido disculpas, pero hay cosas que no quiero contar. Se pueden revelar situaciones en un diario de viaje público, pero otras son de espíritu privado y no porque sean malas o pertenezcan al terreno de las situaciones sexuales, como pueda pensar alguno, sino porque hace días que pienso que contar sentimientos íntimos es mariconear un poco. Así que me reservo cosas.
Anduve solo el 90% de mi estadía y busqué en lugares que me despertaran motivación. Me quedé recorto. Conozco periodistas que han estado desde el primer día trabajando 20 horas diarias para los juegos, otros han utilizado Beijing 2008 como excusa para venir de paseo a China. A ambos los felicito. A veces querer hacer un poco de turismo y un poco de trabajo hace que se hagan las dos cosas mal.
Por tal motivo quiero volver. Para hacer turismo. A ver si puedo completar al menos una bien.
Luego pensé que en una ciudad señalada hasta por demás con carteles en ingles, cuadrillas de voluntarios cada 5 esquinas que pueden ayudarte, es muy fácil pasear. Pero si tomar un taxi es una odisea con un hombre que no entiende ni la dirección escrita, viajar al interior de China debe ser una aventura completa. Es difícil comunicarse hasta con señas. Si alguna vez vuelvo por aquí (ojalá que si) tendré que saber chino.
Sobre los aspectos físicos.
Lo anticipe en mi primera nota con un poco de temor. Veía a las mujeres chinas igual de altas que los hombres. Luego noté que la proporción es: uno de cada diez chinos varones supera el 1.80 mts. Tres de cada diez son de 1.70 mts a 1.80 mts y el resto por debajo del 1.70mts. Las mujeres en cambio van del 1.60 al 1.70 casi en su mayoría. Algunas por debajo de dicha talla. La muestra fue tomada exclusivamente entre habitantes de los subterráneos.
Las mujeres son iguales en todos lados del mundo: bellas y sensibles. Se ha dicho que no hay mujer fea sino belleza rara. Me he topado con belleza muy extraña por aquí pero eso es lo de menos. Lo preocupante de la mujer china es su falta de busto. Vista de frente son tablas caminando. Todas.
El 99% son flacas o muy flacas. Algunas de cinturas finísimas que hace que se note un poco más su cola, pero en verdad carecen de relleno. Cuando veías una buena cadera era una occidental. Y ni hablar de una chica con buenos pechos.
Sucedió una mañana que subió al subte una de las dos únicas tetonas chinas que pude ver en 20 días. Encima vestida como para lucirlas. Aleluya!. Tomé distancia y como un estudiante de psicología de 3er año me puse a ver el entorno. Yo estaba fascinado porque quería ver como reaccionarían los chinos que compartían aquel vagón. Porque sin dudas una chica con más de 90 de pechos es algo extremadamente raro aquí. Para mi desconsuelo eran absolutamente indiferentes. Como si nada. Moraleja: A los chinos no les importa las tetonas o tienen un arte del disimulo para ser medalla de oro.
Lo cierto es que no hay rubias, no hay tetonas y al parecer las siliconas no son un deseo para estas chicas. Hay chinas muy pero muy bonitas. Son graciosas y gentiles.
La noche en Beijing
La noche es en Beijing igual que en todos lados: Todo depende de la cantidad de dinero que se esté dispuesto a gastar.
Después de arduas averiguaciones logré encontrar dos bares del estilo que me queda cómodo. Uno daba mala pinta porque estaba en un callejón, pero en fin, fui igual. Pero Dios no quería que entre allí porque un sábado a la noche ambos estaban cerrados. Así que no quedó otra que emprender el viaje en taxi hasta la zona del lago Shi cha hai. Allí conviven todos los pubs juntos uno al lado del otro bordeando el lago y un puente que los une. Muy pero muy bonito. Una cerveza chica Heineken sale 6 dólares y la comida muy cara con diferencias al resto de la ciudad. Bien para extranjeros. Bandas de música en vivo, chinos cantando en ingles y en su propio idioma y el mismo ambiente que en cualquier lugar del mundo. No es mi estilo.
Como pasa habitualmente, había dos señoritas sentadas en una vereda. Cuando pasé caminando me saludaron muy amablemente y me preguntaron algo. Yo frené. Error. Eso es como darle a entender que uno busca algo. En realidad yo buscaba un baño. Cuando entendieron que yo me iba y no quería nada, una de ellas muy dulcemente me ofreció ser sólo “mi amiga” por esa noche. Le agradecí, le dije que mis amigos no deben ser comprados y sobre todo que no tengo amigas mujeres. Su amistad sospecho sería cara. Huí.
Lamento no poder contar más de la noche de Beijing. Mi salida fue poco fructuosa para conocer la fauna de estos lares.
Nos vamos
Es inevitable. Cuando llega el final llega la tristeza. Debería aprender de una buena vez a disfrutar del camino antes que sufrirlo. Resulta que uno se pasa 6 meses trabajando para llegar a Beijing y los Juegos se van inexorablemente en 17 días. El objetivo siempre es más corto que el camino. Llevo 60 chucherías que me revientan un bolso y me llenan la valija. Boludeces de toda estirpe. Pero si llego con las manos vacías, me reciben con una patada. Y por estas horas ya realice mi soborno por un tremendo asado en casa.
Desde Beijing - Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar
Muy bueno lo tuyo Pablo.... bien narradas tus “aventuras”. Excelente tu trabajo ...
ResponderFABULOSO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!<BR/>SOS UN GROSO, ESPECTACULAR TU DIARIO DE VIAJE.<BR/>SALUDOS DE LA REPUBLICA DE CORRIENTES<BR/>P/D: CUANDO VENGAS POR CTES. PONETE UNA CAMISE DE PICK AND ROLL ASI TE RECONOCEMOS
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SERGIO-CRD 24/08/2008
Gracias Pablo por compartir las viviencias en Beijing, lastima que se termine. Pero creo que te ha dejado una experiencia inolvidable. Te esperamos pronto por Argentina. Un Abrazo
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