Seguramente León Najnudel, el maestro que tanto hizo por el club, estará festejando desde el cielo, pese a que su imagen fue sacada inexplicablemente del Héctor Etchart por la directiva. Ferro, un verdadero grande, el equipo que estuvo en todas las ligas, seguirá en la elite. El club que fue modelo en los 80, con conquistas en básquet, fútbol y vóley, no podía descender. Y la historia se negó a aceptarlo. Porque, más allá de los malos manejos dirigenciales, el primer bicampeón argentino debía seguir entre los mejores. Y así sucedió tras vencer a Independiente de Pico y consumar la hazaña que nadie logró: ganar una serie a cinco partidos luego de caer en los dos primeros partidos en casa.
Un plantel humilde y batallador lo hizo posible, pese a que varios pibes sólo reciben 300 pesos de viático y a que Ciorciari, Guiñazú y cuatro extranjeros se fueron por falta de pago. El orgullo de los que se quedaron apareció en el momento cumbre. Para levantar dos match points en Pico cuando todos lo daban por descendido. Así, el club que logró tres ligas y tres Sudamericanos en los 80, zafó del descenso tan temido a pesar de sus dramas económicos. Ahora será el tiempo de que los dirigentes piensen, acierten un poco más y el básquet resurja.
Poco sufrimiento. El duelo empezó a definirse rápido. A diferencia de los dos primeros partidos, en los cuales los nervios se lo comieron, Ferro tuvo orden y precisión. Titarelli aportó sapiencia en la conducción y penetraciones (11 puntos), Castiñeira (7) e Ingles (9) dañaron desde afuera y Herrera (17) se hizo un picnic con Arrosa. Independiente, con una alarmante fragilidad defensiva y sin variantes en ataque, perdió por 13 el cuarto inicial (26-13) y quedó abajo por 29 (51-22) a los 16m. Los nervios volvieron en el tercer chico cuando el local se relajó y el Rojo, con 19 de Pereira, se puso a 11. La visita luchó en el último chico pero la mala tarea arbitral lo perjudicó y Titarelli, quien falló un libre clave en el primer juego, se reivindicó con el mejor partido de su carrera.
Se fue otro grande. La historia tuvo el desenlace lógico. El Diablo, que ascendió en la 92/93 y en sus primeras seis campañas llegó a semi, sufrió las consecuencias de pésimas administraciones. Dicen que la justicia tarda, pero en algún momento llega. ¿Se acuerdan? En la 99/00, cuando comenzó su debacle, al Rojo le descontaron diez puntos por no abonar cuotas del libre deuda y siguió participando pese a fuertes sospechas de falsificación de recibos de pagos. Su adiós no debe sorprender. Sólo duele porque era un campeón y candidato constante. Ahora no podrá regresar porque el reglamento prohíbe que una ciudad de menos de 500.000 habitantes tenga dos equipos (el otro es Pico FC).
Pensar que en el Gigante de la Avenida desfilaron figuras como Sucatzky, De la Fuente, Zulberti y Melvin Johnson, quienes lograron el primer título al superar 4-1 a Olimpia en la 94-95. Pensar que en el 96 festejó en el Sudamericano de Chile y en la 99/00 sólo cedió en la séptima final ante Atenas (4-3). Ahí se inició el derrumbe. Por las deudas se fueron Ruiz Moreno y los hermanos Masieri y el penúltimo puesto en la 00/01, superando en la definición al Belgrano tucumano, fue una señal de que el infierno se asomaba. Y ayer se concretó con un plantel limitado, que hizo lo que pudo y estuvo cerca de impedir lo que parecía inevitable. Los pibes no son los culpables. Que quede claro: los responsables son otros.
Fuente Ignacio Aramburu (diario Olé)
Ferro Carril Oeste (99) : F. Titarelli (26), N. Ingles (13), F. Senitzky (6), S. Castiñeira (11), R. Herrera (27), formación inicial; C. Castro (6), L. González (7), J. Guldrich (3) y Stitcevich. Entrenador, Pablo D´Angelo.
Independiente (85) : E. López (4), J.M. Caruso (12), J.M. Davico (3), C. Pereira (35), L. Arrosa (13), formación inicial; S. Porta (14), F. Hernández (3), F. Migliori (1) y R. Centeno. Entrenador, Maximiliano Rubio.
Cuartos: Ferro, 26-13, 59-33 y 75-64.
Arbitros: Eduardo Bellón y Osvaldo Bautista.
Serie: Ferro Carril Oeste, 3-2.
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