La noticia saliente del tercer juego es la casi segura ausencia de Sebastián Ginóbili en las filas olavarrienses, ya que su contractura en los izquiotibiales de la pierna izquierda, no lo deja mover, y el Cuerpo Técnico prefirió reservarlo para que este en plenitud para el cuarto juego. A rigor de verdad, tampoco se sabe a ciencia cierta que el “Sepo” llegue 100% físicamente para el jueves.
La ausencia del base desarma gran parte de la estructura del equipo del “Oveja” Hernández, ya que el “Sepo” es un jugador clave en play off, experimentado y que obliga a Leopoldo Ruiz Moreno a jugar en posición de armador, quitándole el primer relevo al perímetro ya que Paolo Quinteros, tendrá seguramente, que jugar los 40 minutos. Sólo el juvenil Federico Marín, que en sus 32 partidos de la temporada promedia 3 puntos, es sustituto natural del base. Pero en partidos tan complicados será muy difícil que sume muchos minutos.
Por su parte, el estadounidense Dewayne Mc Cray cumplió dos buenos partidos ante Libertad de Sunchales (sobre todo el primero) y lentamente quiere recuperar su mejor forma física. Con la baja del juego perimetral, Hernández tiene que solucionar el planteo táctico ya que si quiere sacar ventajas del juego interior, lo obligará a ser un equipo más lento y cambiar su filosofía del juego, situación que a esta altura del campeonato parece poco probable.
Por el lado del local, en la semana se intensificó el trabajo en la marcación hombre a hombre, ya que la zona combinada del segundo partido que resultó altamente positiva, sólo se usa como recurso y no como sistema, y para mandar en el juego, Quilmes necesita de su asfixiante persecución individual en las distintas partes de la cancha. Sabido es que el conjunto de Oscar Sánchez se potencia mucho de local, aunque habrá que ver cual es la respuesta al cambio de escenario.
Mientras el optimismo y la confianza reina en el plantel quilmeño, el cuerpo técnico se dedicó a ajustar detalles sobre lo que no salió en Olavarría, como que los jugadores no queden atrapados en las cortinas para los tiradores, y que la presión defensiva no se traslade a las faltas ya que el plantel es reducido y con la implementación de tres árbitros las faltas pitadas aumentaron un 19%. Situación poco favorable a Quilmes.
Por último, los jugadores demostraron tener la suficiente personalidad para afrontar las adversidades y es de esperar que el marco de publico que presente hoy el polideportivo potencie sus rendimientos y no, en cambio, se vuelva un boomerang cargándolos de presión.
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