“Es un honor ser uno de los cuatro equipos que han llegado a esta final. Por primera vez en la historia de la Final Four ninguno de los participantes se conforman con haber llegado hasta aquí. Todos queremos ganar el título”, apuntó Ettore Mesina, entrenador de Kinder.
Messina, cuestionado sobre la condición de favorito que soporta su equipo, aseguró que nadie ha olvidado el movimiento de gente generado en torno al baloncesto por los logros del Kinder y de los otros equipos.
“Por eso existe un gran deseo de jugar un partido frente a un rival que está haciendo una temporada maravillosa”.
“Manu”, por el espectáculo
Ginóbili, integrante de la pareja clave de Kinder, a la que también pertenece el serbio Marko Jaric, confirmó la intención de hacer lo imposible para dar espectáculo.
“Y por llegar a la final”, dijo el bahiense.
Entre las filas de Benetton también hay ambición. De hecho, el balance de ambos conjuntos en las últimas cinco jornadas de la Liga italiana es idéntico: cuatro victorias y una derrota. Además, la llegada del estadunidense Charly Bell ha ampliado su posibilidades de echar mano al banco de suplentes.
“Es un placer estar aquí, pero no es bastante, queremos seguir adelante. No va a ser fácil, desde luego, pero nosotros vamos a intentarlo con todas nuestras fuerzas”, afirmó el técnico de Benetton, Mike D´Antoni.
Pese a todo, nadie las tiene todas consigo. Ricardo Pittis, el experimentado jugador de los verdes, insistió en un lugar común para todos los protagonistas.
“A diferencia de otros años, esta vez han llegado a la final los cuatro mejores equipos de Europa”.
Obradovic no quiere compartir
El yugoslavo Bozidar Maljkovic y el español Pedro Ferrándiz, dos de los tres únicos técnicos que han ganado el título europeo en cuatro ocasiones, corren el riesgo de que el serbio Zeljko Obradovic, el otro tetracampeón del grupo, deje de compartir el récord y pasado mañana se acueste convertido en el entrenador más laureado de Europa.
Obradovic, que ya ha hecho campeones a cuatro equipos distintos (Partizán en 1992; Joventut, 94; Real Madrid, 95 y Panathinaikos, 2000), ha conseguido volver a una fase final, la octava de su fulgurante carrera, donde va a tener una inmejorable oportunidad para romper la actual plusmarca de títulos.
“Estamos muy contentos de estar en esta fase final con los otros tres mejores equipos de Europa. Venimos muy motivados, sobre todo después de todos los problemas que hemos tenido esta temporada, pero hay un equipo, Kinder, que es favorito sobre los demás por jugar en casa”, aseguró el entrenador.
El contratiempo más reciente para el ex seleccionador yugoslavo ha sido el frustrado fichaje del norteamericano Buck Johnson. El ala-pivote, fichado para cubrir la baja por dopaje de Giannis Giannulis --positivo por nandrolona--, se presentó al primer entrenamiento y no ha vuelto.
“En semifinales vamos a jugar contra un equipo que conocemos muy bien, al que nos hemos enfrentado en las dos últimas finales. Es un rival muy fuerte, pero es un partido abierto. A pesar de todos los problemas, creo que mi equipo es capaz de jugar bien y ganar”, añadió el serbio.
En el banco de enfrente, David Blatt lidera desde la pizarra a un clásico del baloncesto continental que ha rejuvenecido en las dos últimas temporadas. Blatt asistió como entrenador ayudante de Pini Gherson a la derrota contra los griegos en la final de Salónica (73-67) y a la victoria en la de París (81-67).
“Es un honor estar otra vez en la final, una competición en la que también hemos tomado parte en los dos últimos y nos hemos medido a Panathinaikos”, indicó Blatt.
“Espero jugar un gran partido. Estamos en un gran momento. Jugamos un gran partido en Vitoria para clasificarnos y acabamos de cuajar otra gran actuación para ganar la liga en Israel. Espero continuar con el éxito”.
Hasta ahora, Panathinaikos y Maccabi se han enfrentado en dieciseis ocasiones. El balance está equilibrado con ocho victorias para cada equipo. Sin embargo, Panathinaikos ha ganado cinco de sus seis últimos partidos
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