Melilla conquista su tercera Copa del Príncipe (79-72) / FEB.es
Sí, vale la pena creer en utopías, vale la pena hacer volar la imaginación, buscar que los sueños acaben por convertirse en realidad. Melilla, su ciudad, su afición, su club, soñó con un momento así. Con un partido así. Soñó que una mañana de domingo toda la ciudad estaría con el baloncesto, el pabellón rebosaría pasión. Soñó ser campeones, cantar el grito de los campeones, ser los mejores. Y lo fueron. Lo fueron en una final dramática durante muchos minutos pero que tuvo un desenlace feliz para los locales. Felicidades Melilla.
Primer cuarto equilibrado en el marcador (20-20) y en el juego en el que los dos equipos han sabido equilibrar su juego con amenaza exterior en ambos casos y con Melilla intentano imponer la fuerza de sus pivots. Starosta y Nacho romero salieron juntos de principio y Morentin y Coppenrath los sustituyeron eficacia para conseguir pasar de 6-10 a un 18-13 que encendía el pabellón. Pero Olmos, con sus cambios de jugadores y de estrategia defensiva, incorporando defensas zonales cortó el ritmo local consiguiendo llegar a los 10 minutos con el marcador empatado. El partido no tenías un dominador claro, ni en el aspecto individual, con irrupciones de Caio Torres, ni tampoco un equipo que impusiera su juego.
A partir del segundo cuarto, la pausa de Menorca, instalado en una defensa zonal incómoda para los locales, le comenzaba a dar resultados (23-28) pero los exteriores, Oscar González, Huertas y Juanma Ruiz sabían tomar decisiones adecuadas para devolver la ilusión a la grada (28-28). Continuas rotaciones, continuas tomas de decisiones para intentar solucionar los problemas ofensivos que ocasionaban defensas sólidas, perfectamente trabajadas. El baloncesto adquiría cada vez más tensión, cada vez más concentración en todas las acciones y tan sólo los pequeños pero decisivo detalles decantaban la balanza ligeramente. Al descanso, ventaja del Vive Menorca 36-39 gracias a un triple final de Marc Fernández.
Tras el intermedio se mantuvo una inercia ligeramente favorable a Menorca pero una resistencia importante y meritoria de un Melilla que se enfrentaba al rival y al propio deseo de ganar, una combinación peligrosa y no se gestionaba con paciencia y acierto. La tensión aumentaba por momentos y ésta se percibía tanto en los rostros de los jugadores y técnicos como de un público que sufría más que gozaba porque para poder acabar celebrando algo debía antes hacer una dramática travesía. Y en esa travesía estaban los dos equipos, con el marcador permanentemente igualado o con ventajas visitantes nunca superiores a 6 puntos. Paco Olmos intentaba jugar con los nervios locales con defensas mixtas alternadas con individual y Gonzalo García replicaba con una zona abierta. Entre Starosta y Coppenrath intentaban dominar el juego interior mientras Jorge Jiménez ritmo y Robinson acierto. Los nervios se confirmaban con bajos porcentajes de tiros libres. Al final del tercer cuarto, 50-52. Más tensión de cara a un último cuarto dramático.
Melilla había resistido, sí había sabido sobrevivir a sus peores momentos, a los que el equipo quedaba paralizado por la responsabilidad a los que del Meronca imponía su extraordinaria calidad pero iniciado el último cuarto Starosta desde dentro Héctor García y Robinson desde el perímetro distanciaban a su equipo 61-56. Llegaba la hora de los valientes, de aquellos que son capaces de ganar al miedo, de crecerse ante el reto. Melilla se venía arriba (65-58) a 3,30 para el final.
Foto: Gentileza FEB.com
Fuente: FEB
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