Unicaja lo tuvo en su mano, dominó durante más de 20 minutos y se plantó en el 29 con una ventaja de 10 puntos: 64-74. Se le nubló el panorama y cayó en las fauces de un hipermotivado Tau. Los malagueños se pasaron más de 5 minutos sin anotar y recibieron un durísimo parcial 20-2 que eliminó cualquier posibilidad de prolongar la eliminatoria.
Laurent Foirest (24 pts) y Andrés Nocioni (20 pts con 3-6 dobles, 3-6 triples y 5-5 libres en 25 minutos, más ocho rebotes, dos asistencias y una tapa.) se convirtieron en los estiletes del Tau al asociarse a la perfección con un Elmer Bennett magistral, que repartió la friolera de 10 asistencias, igualando el récord histórico de las finales ACB. A ellos les ayudaron un poderoso Fabricio Oberto (14 puntos, seis rebotes y tres asistencias en 34 minutos) y un oportunista –en el buen sentido de la palabra- Tomasevic, que destacó especialmente cuando más importante era su aportación.
La victoria del Tau hizo inútil el gran partido de Louis Bullock, que disputó su mejor encuentro de la final y llevó al Unicaja al umbral de la serie. También destacaron por los malagueños un pegajoso Cabezas, que realizó una buenísima defensa sobre Bennett durante buena parte del partido, Sonko y Gurovic, y los sólidos Weis y Kornegay, que dominaron bajo tableros mientras la acumulación de faltas se lo permitió.
Un atronador comienzo del Tau, con tres espectaculares mates y un parcial 6-0, hacía pensar en un cómodo triunfo para los vitorianos, que en un principio parecían más centrados y ambiciosos. Pero Unicaja se encargó rápidamente de mostrar su poco afán de rendición y le dio la vuelta al electrónico (15-17). Danya Abrams, uno de los factores de la remontada malagueña, se fue al banquillo con tres faltas y el partido se asentó, entrándose en un brillante intercambio de canastas hasta el descanso, al que se llegó con 47-47.
Todo estaba en el aire para una gran batalla de 20 minutos, que en Vitoria esperaban la última. Unicaja no era de esa opinión y por ello salió dispuesto a no cometer los errores de los dos primeros partidos. Jugaba con más cabeza y, posiblemente, menos presión, y además encontraba en ataque al mejor Bullock de la eliminatoria. Encima, el motor y cerebro del Tau, Elmer Bennett, no conseguía evadirse de la pegajosa defensa de Carlos Cabezas y, fruto de la frustración, cometió una tercera falta que comprometía el éxito de su equipo.
Todo esto llevó el partido a terreno malagueño. Ni siquiera un acertadísimo Laurent Foirest podía evitar que la iniciativa fuese de Unicaja (60-68). Las tornas de los dos primeros encuentros se invertían, los malagueños jugaban como hace dos semanas, y ahora el novato parecía el Tau Cerámica. Sin embargo, un negro nubarrón acechaba a Unicaja: Weis era eliminado por personales en el minuto 28, y Kornegay y Abrams acumulaban cuatro y tres faltas, respectivamente, en ese momento. El obligado protagonismo de Fran Vázquez no supuso un gran problema para Unicaja. Cual veterano curtido, este jovencísimo jugador rindió a buen nivel y no se amedrentó ante hombres como Tomasevic y Oberto. Con él en pista, los andaluces incluso aumentaron su renta hasta los 10 puntos.
Pero ni con esas. El Tau Cerámica logró un parcial 14-0 y se situó 78-74 arriba a falta de menos de 8 minutos, haciendo fútiles los inmensos esfuerzos anteriores de Unicaja. Nuevamente, todo presagiaba que la gran mentalidad de los vitorianos y su mayor experiencia, factores arropados en esta ocasión por el público que llenaba el Fernando Buesa, iban a marcar diferencias y tintar el partido de azulgrana.
Y así fue, pese a que Cabezas pareció acabar con la sangría al romper, tras más de cinco minutos sin anotar, la peligrosa sequía de Unicaja. No obstante, el Tau continuó infligiendo a su rival un duro correctivo hasta extender el parcial a 20-2 y dejar el partido totalmente sentenciado. El Unicaja careció de fuerza y acierto para revivir y los últimos minutos se convirtieron en una fiesta para el nuevo campeón: Tau Cerámica.
Pablo Malo de Molina
ACB.COM
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