“Sólo firmo un título”

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
• 01/08/2010
• (13 comentarios )

SALTA.- Se toca la espalda, a la altura de las lumbares, y con un leve gesto de dolor dice: “Siempre me pasa lo mismo, cada vez que comienzo un proceso nuevo con la selección, tengo estos dolores; debe ser la columna, pero es muy extraño”. Mientras piensa y se analiza, agrega: “Debe ser un poco la presión y el esfuerzo que hago para que todo esté bien en el arranque, porque después se me pasa? muy raro”.

Es el único síntoma que acusa Sergio Hernández que no condice con su comportamiento habitual, con esa mansedumbre y buena onda que transmite constantemente, desde el banco o en su vida normal. El técnico de la selección ganó los últimos cuatro títulos en juego en la Argentina: Super 8, Liga de las Américas, Interligas y Liga Nacional, todos con Peñarol; en la selección no pudo conseguir aún ninguna medalla de oro. Más allá de las presiones, Hernández desparrama simpatía, buenos modos y brinda siempre una paz llamativa, contraria al oficio que asumió.

“Es algo que está adentro mío. Trato de disfrutar lo que hago y no tengo temores, no estoy pendiente de los resultados. Hay técnicos o jugadores que ganan un torneo y se dan cuenta de que en esos seis o siete meses se la pasaron sufriendo. Será porque yo, cuando termina el partido, me saco la ropa y me quito al técnico . No llevo los problemas a la cama, a la mesa o a mi casa. Siempre fui así; por ahí antes era más hiperactivo en el banco y ahora estoy más contemplativo. Será porque me dí cuenta de que el equipo no depende de mis gestos o movimientos. Ya no grito? Me estaré poniendo viejo, ja”.

- ¿Hiciste control mental, yoga o copiaste la filosofía Zen de Phil Jackson [DT de Los Angeles Lakers]?

-No, nada, quizá lo heredé de mi viejo. Estoy convencido de que en la vida todo se consigue mejor con equilibrio, los nervios y la ansiedad no te ayudan. Los líderes de grupo no transmitimos con lo que decimos, sino con lo que irradiamos, incluso ante el público. Yo ya perdí el miedo al fracaso. Entro en la cancha sabiendo que hay 50 por ciento de posibilidades de ganar y 50 de perder. Acá no hay empates. Si gano, siento paz, no euforia; si pierdo, mucha tristeza. Y cada vez asimilo menos las derrotas. Por eso me gusta elegir jugadores que hayan ganado un título, porque saben lo hermoso que es ser campeón y van a querer más. Sergio Scariolo, uno de los técnicos más grandes de Europa, me decía: e l jugador que gana algo no puede parar. Y es cierto.

- Es decir que en el Mundial de Turquía sólo te conformaría el título.

-Si entramos entre los cuatro primeros, sería glorioso; pero si me preguntan: ¿firmás un tercer puesto? ¡Ni loco! ¿Un segundo lugar? ¡Tampoco! Yo sólo firmo el título con la selección.

- Se nota que te gusta mucho la psicología.

-Leo bastante sobre el tema, me interesa, aunque nunca hice terapia. Hace unos años estaba con Peñarol en Comodoro Rivadavia, y me entero de que en La Rural, en Buenos Aires, daba una serie de charlas Daniel Goleman, el psicólogo norteamericano que escribió el libro “Inteligencia emocional” [habla sobre la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos y sobre la habilidad para manejarlos]. Ahí nomás me inscribí por Internet y volé a Buenos Aires. Me gasté una fortuna, pero valía la pena, ese tipo es un número 1 en el mundo. Me leí casi todos sus libros. Me encanta el tema. Hablo mucho con psicólogos deportivos. Tengo claro que todos los técnicos sabemos de básquetbol, pero el gran secreto es saber manejar los egos y los roles de los jugadores; convencerlos de lo que hay que hacer para conseguir los objetivos, y tenerlos a todos comprometidos y felices. Por supuesto que no siempre se logra.

-Se podría hablar todo el día de esto, pero también hay que referirse a esta preparación. ¿Cuáles son las prioridades del trabajo en Salta?

-Empezar la puesta a punto combinando las cargas físicas y tácticas. Por suerte llegaron todos muy bien entrenados. Están mejor que nunca, comparando otros arranques de temporada. Ahora hay que equilibrarlos en lo físico. En lo táctico, estamos refrescando conceptos y sistemas. Nada nuevo todavía. Trataremos de recuperar las ofensivas que le dieron identidad al equipo. Algunas vienen de la época de Rubén Magnano, y los jugadores se sienten cómodos con ella. Claro que la ausencia de Manu nos obligará a agregar o quitas cosas para adaptarlas más al juego de Carlos Delfino. De todos modos, la base táctica está, y lo más importante es la capacidad intelectual que tiene este grupo, capaz de adaptarse fácilmente a cualquier ajuste o cambio.

- ¿Qué se pierde táctica y estratégicamente con la ausencia de Ginóbili?

-Además del liderazgo natural de un tipo para el cual no existen los imposibles en el básquetbol, en cuestiones tácticas obligará a que Pablo Prigioni tenga más la pelota. Manu, en el perímetro, es una amenaza con su tiro, abre defensas y puede penetrar. Y cuando va para adentro puede hacer de todo: ir al aro, asistir a un tirador en el perímetro o dar un pase corto a un grande. Vamos a perder un poco de pick and roll y el respeto y la atracción que Manu genera en las defensas rivales.

- ¿Qué puestos te provocan más dudas?

-Tengo que definir el perímetro. Sacando los dos bases, tengo siete jugadores de los cuales llevaré cinco: Quinteros, Delfino, Nocioni, Sandes, Jasen, Kammerichs y Mata. Habrá una linda peleí ta ahí.

- La elección del base suplente tampoco será simple.

-No, seguro. Los tres (Cantero, Figueroa y Fernández) son muy diversos, pero muy parejos.

- ¿Diez días te van a alcanzar para definirlo bien?

-No, pero los conozco bien a los tres y entonces todo lo va a definir la química que cada uno tenga con el grupo, con quién se siente más cómodo o respeta más, con quién funciona mejor el equipo.

- ¿Te vas de la selección después del Mundial de Turquía?

-La verdad, no puedo decir si sigo o no. Termina mi contrato y todo quedará en manos de los dirigentes. Pero, sinceramente, me parece que estoy más para dejarle a otro entrenador que comience un nuevo proceso que para seguir.

- Si te va bien en Turquía te despedís saludando desde el podio, ¿no?

-No, nunca dejaría por sentirme satisfecho. Tengo que sentir las ganas de irme y hoy no lo sé.

Si no le duele más la espalda, por ahí sigue. Aunque, sabiendo que en 2011 el Preolímpico se jugará en Mar del Plata, es muy difícil creer que Hernández no aparezca en el banco del Polideportivo con su sonrisa de galán y aplomo de psicólogo.

La final del Sudamericano, a la distancia
Sergio Hernández y el resto del equipo nacional buscaban ayer en Salta dónde seguir la final del Sudamericano de Colombia entre la Argentina y Brasil, que se jugaba anoche. En el moderno hotel Alejandro I, donde se hospeda la delegación, el cable de televisión no tiene la señal de TyC Sports. La posibilidad era el bar de la esquina del hotel.


Por Miguel Romano - Enviado especial Diario La Nación y canchallena.com