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Turquía barre a Francia y mete medio

Estambul, 5 Sep. 2010.- Turquía demostró en los octavos de final que este es su Mundial y tras barrer de la pista a Francia (95-77) presentó su firme candidatura al título. Lo hace con sólidos argumentos, con una gran afición que empuja y alienta a dar el máximo a unos jugadores que responden con firmeza en la pista. Son un conjunto donde todos suman aunque tienen una estrella que brilla por encima del resto.

Hidayet Turkoglu (20 puntos y cuatro rebotes) es el alma de la selección, sus canastas se celebran con más fuerza y todos saben que las opciones de victoria en el torneo pasan por lo que pueda hacer el alero de Phoenix Suns. Frente a Francia, mantuvo un bonito duelo con Boris Diaw (21 puntos y cuatro asistencias) en el que él turco fue el claro ganador.

Impulsada por la ruidosa afición turca, la selección que dirige Bogdan Tanjevic salió dispuesta marcar distancias desde el primer minuto y el 5-0 con el que se abría el marcador así parecía indicarlo. Francia se atascaba entre pérdidas de balón y faltas en ataque. La presión le superaba y tardaba casi tres minutos sumar sus primeros puntos. Lo hacía de la mano de Boris Diaw. El alero de la NBA había pasado desapercibido en la fase de grupos pero frente a Turquía demostró que si bien el físico no es el óptimo, las ganas por ganar estaban intactas.

Animado por esta primera acción Nando de Colo se sumó a la causa y llevó la igualdad al encuentro. Turquía apretaba pero no ahogaba al rival porque si bien su rapidez de manos y agresividad en la defensa le permitía recuperar cinco balones en el primer cuarto, atrás tenía problemas en la defensa del rebote y Francia se aprovechaba su mayor músculo (19-14).

La respuesta otomana fue poner en práctica una zona para proteger el rebote y castigar la imprecisión de los tiradores franceses. La táctica era la correcta y bloqueó por momentos el ataque galo. Desde la defensa Turquía recuperó el control de la situación alcanzando por primera vez la barrera de los 10 puntos (26-16).

Con el paso de los minutos, las rotaciones entraron en juego y el banquillo de Turquía superó claramente al de su oponente siendo destaca la participación del base Sinan Güler (genial toda la noche con 17 puntos y tres asistencias). El encuentro respondía a los deseos de éste y el antídoto galo venía desde el puesto de base aunque viendo que la solución Albicy no fue tal, De Colo tuvo que volver a la pista para intentar poner orden. Sin embargo, el choque no estaba para ortodoxias deportivas, Turquía desatinaba en el lanzamiento exterior y no sacaba provecho del nerviosismo galo (30-24).

Visto lo visto, que el partido se rompiera en era cuestión de tiempo… el que estuviera Turkoglu en la pista. Como los grandes generales, su regreso a la acción supuso el segundo empuje local (37-26). Por fin el encuentro dejaba de lado el descontrol y las imprecisiones y respondía a lo que se espera de los octavos de final de un mundial. Turkoglu y Diaw se retaban en canastas y del duelo salía claramente vencedor el turco porque contaba con el apoyo de sus compañeros. El alero de los Suns leía perfectamente la defensa del pick and roll y, a diferencia de lo visto otros años, sabía perfectamente cuando lanzar o doblar al compañero que se quedaba sólo.

La crisis de Francia le llegaba justo en el peor momento, en las postrimerías de la primera parte, cuando el golpe anímico es mayor y marchas a los vestuarios preguntándote qué es lo que no funciona (43-28).

El final del segundo cuarto era malo, aunque peor sería el inicio del tercero. Dos triples más de Turkoglu alargaban el parcial al 16-0 y viendo la incapacidad anotadora de Francia, el resultado ya parecía insalvable (53-28). Un tiempo muerto de Vincent Collet intentó cortar la hemorragia de su equipo, pero fue imposible y Francia acabó por perder los papeles. Una antideportiva de Diaw era la clara evidencia que el equipo había perdido el norte y la esperanza de victoria.

Faltaban 15 minutos pero uno y otro equipo ya sabían que no había nada que pudiera cambiar el discurso del partido. Los que mandaban se sentían cómodos reduciendo la velocidad de su juego porque el equipo que iba por detrás, incapaz de superar la trampa defensiva de la zona, apenas se conformaba con que la renta no fuera más y la paliza no alcanzara el grado de ridículo (71-45).

El último cuarto sobró, ni siquiera el despertar de Batum supuso un aliciente, el partido era una fiesta y como tal se vivía más en la grada que en el campo. La afición turca lanzó a los suyos y ahora recogía el fruto de su esfuerzo con el disfrute general de una victoria rápida, contundente a pesar del maquillaje final de Francia y que, sobre todo, mete miedo al resto de aspirantes a la corona mundial.

Boxscore Oficial de FIBA



Eslovenia humilla a una Australia indigna

No se espera en octavos de final una actuación tan pobre de un conjunto con posibilidades. Australia fue un juguete en manos de Eslovenia (87-58), que gozó de un gran Lakovic y una consistencia que le da crédito de cara a las siguientes rondas

Muerte a las previsiones de una eliminatoria que se preveía, cuanto menos, interesante. Nada de eso. Eslovenia pasó por encima de Australia desde la rueda de calentamiento. Los subcampeones de Oceanía mostraron la peor imagen que puede mostrar un equipo, perdidos en el juego individual, incapaces de ver aro, blandos en defensa y carentes de la actitud necesaria para remontar un partido que se les puso increíblemente cuesta arriba desde el primer momento. Eslovenia se gradúa de su segunda licenciatura, la de un cruce decisivo en el que, no sólo avanza, sino del que sale reforzado, cada vez con un mejor juego, cada vez con sus piezas decisivas más enchufadas y, sobre todo, con una de las mayores consistencias de su historia.

Apagón absoluto de inicio para Australia, que se pasó más de seis minutos sin anotar, circunstancia que Eslovenia aprovechó para salir con un parcial de 12-0, pese a que tampoco experimentaba una visión particularmente vívida con el aro. El repertorio australiano era realmente desolador: triples sin tocar aro, palmeos fáciles que no llegaban, rebotes ofensivos que no servían para nada, balones interiores que se escapaban y cambios y más cambios, como para que no decayera la esperanza de un equipo que a cada ataque parecía más alicaído.

Al final tuvo que ser Joe Ingles el que rompiera el maleficio con una penetración. Aunque los 8 puntos con los que terminaron el primer periodo seguían siendo ridículos, algo había cambiado de la mano del smart power de Matt Nielsen y la velocidad y desparpajo de Patrick Mills (13 puntos).

Los ataques australianos, un tanto maniqueos, no propiciaban la circulación del balón por demasiadas manos, sino más bien la de algún interior que tratara de sacar una ventaja sobre los eslovenos que, en el plano teórico, existía. El juego esloveno buscaba a sus hombres en el perímetro con tiro franco, para sacar ventajas desde el triple (28-12) y sacar partido de una reblandecida defensa australiana.

Cuando los de Brett Brown parecían acercarse en el marcador, los interiores europeos volvieron a secar a Maric y Andersen, desaparecidos en la primera mitad. Y de ahí de nuevo al abismo, con un triple de Miha Zupan y una continuación que aprovechaba Primoz Brezec (37-18). El abismo se asomaba para los oceánicos al descanso, con las últimas posesiones como gran alegoría de lo que había sido la primera mitad. Entrado el último minuto, Lakovic anotó un triple que dejaba un humillante 42-21. Acto seguido, Mills se jugó un triple que ni siquiera alcanzó el aro. La gran actuación de Lakovic en una Eslovenia de cada día mayor consistencia, seguida por una Australia descabezada, sin sentido y humillada.

El encuentro se destensó tras el pase por vestuarios, a modo de intercambio de canastas, con el despertar de Andersen. Cómoda situación para Eslovenia, 20 por encima, que pese a la mayor presión defensiva australiana, seguía anotando, sobre todo de la mano de un Bostjan Nachbar que desplegaba todo su espléndido arsenal ofensivo de forma efectiva. Un pequeño parcial de 7-0 volvía a colocar una diferencia máxima en el luminoso (58-32). Pese a que Australia seguía mejorando sustancialmente su juego, se perdía en acciones individuales que no se sucedían con el suficiente éxito como para lograr recortar distancias. Con Dragic en el banquillo, era Sani Becirovic el que tomaba el relevo en la generación exterior, primero con un triple y luego sirviendo asistencias, fácil para sus compañeros.

Las caras australianas en el tercer cuarto ya eran de completa decepción, de desastre en forma de eliminación, prácticamente sólo con la honrosa excepción de Nielsen, que aplicaba el pundonor aussie, aunque era completamente insuficiente, como enseñaba el marcador del término del tercer cuarto: 71-45. El último periodo sólo había de servir para aumentar el escándalo, para dar juego a los eslovenos menos habituales. Era el tiempo de las sonrisas y los llantos, para la excelencia de Lakovic (19 puntos, 5 triples). Turquía o Francia le esperan. Aunque lo que es seguro es que ya nadie va a subestimar a la escuadra de Memi Becirovic.

Boxscore Oficial de FIBA

Fuente: Álvaro Paricio / ACB.COM

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