Ese logro demostró no solo el gran poderío de ese equipo, si no también que Argentina era por ese entonces un sólido integrante de la élite del básquetbol mundial, lo que quedó ratificado dos años después con un meritorio cuarto lugar en los Juegos Olímpicos de Helsinki y nivel que se sostuvo hasta los Juegos Panamericanos de México en 1955. Además ayudó notablemente a la difusión y desarrollo de este deporte en nuestro país, sembrando el terreno para la aparición de futuros hombres destacados del básquetbol argentino.
Varios motivos influyeron para que ese primer Mundial se disputara en la Argentina: la situación económicamente floreciente de nuestro país, a diferencia de las naciones europeas, que se recuperaban de la devastadora II Guerra Mundial; la respetable imagen internacional que tenía Argentina, por haber sido uno de los fundadores de la FIBA en 1932 y por el buen nivel que había mostrado su selección en los Juegos Olímpicos de Londres 1948; y por que el gobierno de Juan Perón había prometido apoyo económico para la organización, como parte de los homenajes de los 100 años de la muerte del General San Martín.
El equipo nacional, dirigido por Jorge Canavesi y asistido por Casimiro González Trilla, obtuvo el título de manera invicta, superando previamente a Francia 56-Francia 40 (ronda preliminar), Brasil 40-35, Chile 62-41, que terminó tercero, Francia 66-41, Egipto 68-33, estos en la ronda final. El poderío del equipo argentino quedó evidenciado por la diferencia que obtuvo sobre sus rivales, ya que promedió 59,3 puntos a favor y 40,0 en contra.
El plantel estuvo compuesto por los siguientes jugadores: Roberto Viau, Raúl Pérez Varela, Pedro Bustos, Ricardo González (cap), Hugo Del Vecchio y Rubén Menini (defensores) y Juan Carlos Uder, Oscar Furlong, Leopoldo Contarbio, Omar Monza, Alberto López y Vito Liva (delanteros). Ese equipo se presentó con una edad promedio de 23,2 años y una altura de 1,84 metro. También estuvieron junto al plantel los jugadores Alberto Lozano, Ignacio Poletti, Omar Ventura y Jorge Nure.
Aquel equipo, que hizo una brillante, inédita y exigente preparación, con una larga concentración mediante, coordinada por el preparador físico Jorge Borau, tuvo como gran figura a Oscar Furlong, quien terminó como máximo anotador de la ronda final con 67 puntos (11,2 prom.), y si bien no había por aquella época elección del Jugador Más Valioso, terminó reconocido como el hombre más destacado del torneo.
Oscar Furlong recuerda que “no éramos concientes del valor del título. No jugamos para ser campeones mundiales, si no por placer. Todos, además de jugar al básquetbol, teníamos un estudio o trabajo. Nosotros lo tomamos como algo natural. Tal vez con el tiempo se le dio otra dimensión a esa conquista. ¿Cómo era nuestro estilo? Como no teníamos jugadores muy altos y tampoco había tiempo de posesión, movíamos la pelota hasta que el contrario de descuidaba y teníamos un lugar para penetrar”.
Por su parte, Ricardo González, otra de las grandes figuras del equipo, destacó que “ese grupo se empezó a formar en el Sudamericano de 1947 y a favor nuestro teníamos que nos llevábamos muy bien y eso se notaba dentro de la cancha. Si bien el básquetbol no tenía la difusión de hoy, nosotros sentíamos que nos respetaban en todos lados. Los argentinos teníamos fama de buenos jugadores”.
Esta fue la síntesis de la final:
Argentina (64): Bustos 1, Del Vecchio 14, Contarbio 8, Pérez Varela 4, Furlong 20, Viau 2, Menini 7, González 7, Uder 1, Monza 0 y López 0.
Estados Unidos (50): Slocum 8, Langdom 6, Stanich 11, Reese 3, Kahler 5, Metzger 3, Parks 2, Jaquet 2, Fisher 0, Haffley 6 y Williams 4.
Dos imágenes quedaron grabadas a fuego de esa celebración y que pasaron a alimentar el mito de ese título mundial del básquetbol, que ya está instalado entre los más destacado de la historia deportiva de la Argentina: que en medio de los festejos, el público y los jugadores, entonaron espontáneamente el himno nacional, dándole un marco emotivo a tanta alegría, y el colorido que le agregó el público, que en su salida masiva del estadio, encendió los diarios de la tarde, en un peregrinaje como parte de la fiesta, que quedó para siempre como “la marcha de las antorchas”.
Con motivo de este significativo aniversario, la Asociación de Amigos de la Avenida Corrientes y el Club Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque encabezarán un homenaje en la esquina del Luna Park. Allí, con la presencia de los “héroes del 50” se descubrirá una plaqueta alusiva.
En el evento estarán presentes dirigentes de GEVP, de la AAAC, funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de la Confederación Argentina de Basquetbol, prensa y público en general. La cita es en la esquina de Corrientes y Bouchard a las 16hs.
Fuente: LNB.com.ar
el griego 04/11/2010
simplemente gracias!!! gloria eterna a la seleccion que nos llevo a la cima del basquet.ojala podamos repetir...
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