Justicia

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
• 11/03/2011
• (42 comentarios )

La justicia (del latín, Iustitia) es la concepción que cada época y civilización tiene acerca del sentido de sus normas jurídicas. Es un valor determinado por la sociedad. Nació de la necesidad de mantener la armonía entre sus integrantes. Es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones.

Este conjunto de reglas tiene un fundamento cultural y en la mayoría de sociedades modernas, un fundamento formal:

El fundamento cultural se basa en un consenso amplio en los individuos de una sociedad sobre lo bueno y lo malo, y otros aspectos prácticos de como deben organizarse las relaciones entre personas. Se supone que en toda sociedad humana, la mayoría de sus miembros tienen una concepción de lo justo, y se considera una virtud social el actuar de acuerdo con esa concepción.
El fundamento formal es el codificado formalmente en varias disposiciones escritas, que son aplicadas por jueces y personas especialmente designadas, que tratan de ser imparciales con respecto a los miembros e instituciones de la sociedad y los conflictos que aparezcan en sus relaciones.
Esto es fácil de entender y fácil de encontrar. Es la definición Wikipedia de la palabra justicia. Un comienzo alentador de un tema difícil.

En el caso de los hechos de violencia (por que los hubo), post partido Lanús – Peñarol hemos visto como la palabra justicia significa para algunos resultados tan disímiles de otros, incluso para la propia prensa que forma parte de este circo.

Lo primero que debemos erradicar de la cabeza es encontrar culpables como sinónimo de hacer justicia.

En principio se debe dividir el análisis (o la charla) en dos:

Una que tiene que ver con los actos de inconducta que incurrieron algunos jugadores en el campo de juego, sobresaliendo entre ellos lo que hizo Leo Gutiérrez.

La otra tiene que ver con la participación de gente ajena al partido que se prende en las discusiones y luego la violencia. Entre ellos dirigentes, allegados, hinchas. Todos del club local.

En la primera parte del análisis la historia es corta. Nadie que no sean los árbitros puede sancionar a un jugador haga lo que haga. En lo particular no me gusta que los jugadores insignias sean muchachos protestones. Recuerdo en esa línea al mágico Marcelo Milanesio, uno de los talentos más grandes la historia del básquetbol de latinoamérica. Insufrible por momentos. Ahora Leo Gutiérrez, otro jugador descomunal que se subió al podio de los grandes de la historia de la liga que muchas veces la pifia como cuando pierde con una marca zonal y trata al rival de “cagón”. Hay lugares que los grandes de verdad, como lo fue Milanesio como lo es Gutiérrez no deben acceder.

Y no hablo que sean un ejemplo para la sociedad ni para los chicos, solo por su propia capacidad no necesitan entrar en nada. Ellos son todo lo que su rival no es. Boccia no es Leo Gutiérrez. Cuando sabes esto, no es necesario que te pongas nervioso con un rival si te carga.

Y los codazos, trompadas, faltas antideportivas, patadas voladoras y cuchillazos al rival (dando el ejemplo más descabellado que se me ocurre) es potestad de los árbitros cobrarlo o ignorarlo. Tenemos una liga adulta y también espectadores muy acostumbrados a ver Liga Nacional desde hace años. Todos sabemos que el hábitat del jugador es el campo de juego y la del hincha y dirigente la tribuna o platea.

Si los jugadores se pelean entre ellos es problemas de los jugadores y de los árbitros y de nadie más. No hay en esto una mirada que justifique que el público tenga derecho a reaccionar (entendiendo al insulto como expresión natural de la adrenalina deportiva) y luego tomar acción por propia cuenta.

La segunda parte del análisis tiene que ver con el descontrol que sucedió en un par de minutos y derivo en vergüenza.

La violencia no es cuantitativa. Como no lo es el horror de la muerte. ¿Es menos genocidio 9500 muertos en la dictadura que 30 mil, en la charla que la derecha argentina esgrime como excusa? ¿Una trompada a un jugador es menos malo que cinco? ¿Cuánto cotiza una patada a la cara entonces?

Estas cosas no deben medirse así. Se miden por el hecho.

Yo no fui al partido y en verdad me confundieron bastante. De movida leí que Leiva se subió a la tribuna y desnudó a un hincha, leí que Leo agredió a otro hincha y con estos sucesos recuerdo a un profesor de la Universidad de Derecho cuando decía “hay que desconfiar siempre sobre todo del testigo visual”. Cuando salieron las imágenes de Sportia y luego las de Infoliga el relato de los hechos se fue deshilachando.

Primero todo ocurre dentro del campo de juego, repito hábitat del jugador y no de allegados, dirigentes e hinchas. Me ha tocado vivir que un jugador corre por la platea a un hincha. Esto ha pasado varias veces y es lo mismo que un hincha entre el campo de juego.

Ahora cómo sospechan Uds. que está la adrenalina de un jugador cuando se arma una revuelta entre los mismos jugadores, la gente desde las tribunas insulta, el partido venía de ser una guerra permitida y facilitada por los árbitros y en definitiva llega una persona que uno no conoce y te agarra del brazo. El jugador Leo Gutiérrez es citado por HTD a declarar por agresión a un colaborador local.

Vale decir. Lo que el Honorable Tribunal de Disciplina dice es: Para todo jugador de nuestra liga nacional que se encuentre dentro de una trifulca con otros jugadores si aparece una persona de civil que no conoce que no espere que le vaya a pegar, que simplemente se deje llevar. Ahora si le pega con un bate de béisbol es pura mala suerte.

Yo sigo creyendo que un plateista de enorme capacidad intelectual, probo en nuestra sociedad, de moral intachable en la vida cotidiana también se pone a insultar en el medio de un partido. ¿O nunca lo han visto?. Del mismo modo, un jugador en el medio de un bataola con otros jugadores tiene la tensión en un nivel que es mejor no tocarlo. ¿Cómo puede Leo Gutiérrez reconocer a un dirigente de Lanús y sus intenciones y ser juzgado por esto?. Por dios, no merece ni siquiera un análisis.

- ¿Qué tal como le va?, mucho gusto ¿el señor es…?
-Si que tal… un gusto… dirigente de Lanús, lo invito a Ud. a que se calme mijo.
-Vea discúlpeme porque no tengo ganas de calmarme es que le pego.

Lo otro es más sencillo. Al pibe que le tiró la patada en la cara a Leo Gutiérrez (en un principio creía que era a Selem Safar) el pivote Martín Levia le arrancó la remera al tratar de agarralo. La policía le pedía al espectador que se retire. Ni hablar de detenerlo. Ahora pienso que fue mejor que se le haya roto la remera y no haya caído a la cancha. Ahí si que se armaba una película de terror entre los jugadores que le iban a pegar a ese hincha y los que iban a bajar a sacarlo. Hasta los jugadores de Lanús lo puteaban a su propio hincha. Demencial.

En definitiva los que actuaron correctamente en su gran mayoría fueron los propios jugadores del club local. Boccia salió rápido a los vestuarios evitando todo conflicto como realmente debía hacer. El resto quiso separar y tranquilizar, salvo Taylor. Pero el ingreso de un hincha que le pegó a un jugador, la patada que tira el otro salvaje desde la platea no tienen que ser mirados como reacciones en virtud de los que hicieron los jugadores de Peñarol en el partido. Porque mañana le da derecho entonces a otras hinchadas en otros partidos a bajar y matar a un jugador, ¡porque es justicia!.

Invasión de cancha y agresión a jugadores, técnicos y árbitros no debe ser tolerado sea uno o cien. En los incidentes de Olavarría, en el clásico con Quilmes, Peñarol sufrió el descuento de 4 puntos, el agredido fue el jugador Pablo Gil y Peñarol tuvo el buen tino de ni siquiera apelar la medida, lo que hubiera significado un bochorno para la institución. Se lo merecía y le vino muy bien.

Todos los clubes, Peñarol por entonces, Lanús ahora hablan de la seguridad y las responsabilidades. Yo iría a los hechos. Con la policía ningún club de la Argentina puede contar. Muchas veces creo que un policía se puede olvidar el arma para ir a la cancha pero no el celular para mandar mensajes. Si un club no puede garantizar que no haya invasión y agresión al rival y lo justifica estamos mal.

Y los jugadores deben dejarse de demostrar quien la tiene más grande y aceptar la superioridad del rival cuando se da. La idiosincrasia argentina juega mucho con las cargadas y las cosas que se dicen entre ellos dentro de la cancha. La violencia dentro del campo de juego, para que lo entiendan todos, solo está en poder de los árbitros resolverla. El resto solo bajamos o subimos el pulgar, como en el circo romano.


Pablo Tosal
@pablotosal
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