El retiro del capitán

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.net)
• 23/09/2011
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Apareció en la previa del clásico y su presencia cambió el clima del polideportivo. Fueron sensaciones encontradas. Después de días de encierro, con su familia, la alegría de verlo en un estadio para compartir una fiesta deportiva contrastaba violentamente con el conocimiento de la noticia de saber que no se lo vería más vestido de jugador. Habló con los medios, saludó a la gente y se llevó el cariño de todos. Sus compañeros lo mimaron con lo que tenían: le ofrendaron la copa del Clásico. Un día después, con tranquilidad, charló de todo con Pick and Roll.

Estas son algunas de las partes de la entrevista que comienzan justamente con las emociones de haber visto un clásico desde afuera: “Lo que sucedió el miércoles fue de mucha emoción, un día muy raro para mi, ya desde la mañana que me había levantado muy temprano, uno de los peores y raros días de mi vida, se me hizo el día muy largo hasta que llegó el partido. Era volver a encontrarme con mis compañeros, volver a entrar al vestuario, encontrarme con la gente porque después de la noticia que me había dado el médico me había encerrado en mi casa tratando de asimilar este tema y estar con mi familia. Y ver el partido de afuera fue difícil y raro. Por suerte pudimos tomar una ventaja para verlo más tranquilo”.

-¿Qué es lo que te pasó y cómo pasó?
-Yo me fui a hacer un chequeo de rutina y encontraron que tenía la aorta dilatada, enseguida fuimos a Buenos Aires a ver especialistas a ver que me decían. El médico de acá ya me había adelantado algo pero queríamos una segunda opinión. Fuimos al Fleming y el médico Walter Rodríguez me dijo que no podía hacer más deporte de alto rendimiento. Quise llegar a Mar del Plata y contárselo primero a mi familia, mis hermanas estaban de viaje y quería primer estar con ellos, asimilar ese golpe, porque fue un cachetazo de un segundo para el otro que te saquen de lo que más te gusta, de lo que te apasiona, encima tu trabajo. Es muy duro. Yo estaba muy ilusionado, con muchas ganas de ir por tricampeonato, ya había jugado amistoso, estaba haciendo una buena pretemporada, la verdad que fue muy duro el impacto de la noticia. Por eso quiero agradecer el apoyo en principio de los periodistas porque entendieron mi silencio y respetaron eso y me mandaron su apoyo y también a los jugadores de la selección, a los jugadores de clubes y los capitanes de equipo, a los hinchas que dejaron un poquito de lado su fanatismo por su camiseta y me mandaron cariños, de todos los clubes hasta mismo de Quilmes que por ahí es el rival de toda la vida de Peñarol, me han hecho llegar un montón de mensajes también así que han mostrado la solidaridad en este deporte y todos esos mensajes a uno lo ayudan de salir de este golpe tan duro.

-¿Este chequeo de rutina tuvo un hecho adicional a los que te habías hecho o fue el mismo que hiciste año tras año?

-No. Esta vez me hicieron una ecodoppler que nunca me la habían hecho, porque según lo que me dijeron con los otros chequeos no salía esto que tengo yo que es la aorta dilatada y la válvula bicúspide. Me lo encontraron por este ecodoppler que me hicieron ahora.

-Y qué no se sabe cuando comenzó…
-Claro. No tenemos un parámetro tampoco. Porque al no existir un chequeo del mismo modo antes no sabemos si la aorta estaba así, cuanto crece por año, si es mucho o poco. Ya de por sí en un deportista siempre se agrandan pero no sabemos bien el parámetro de cómo venía aumentando al dilatación. El médico me dijo que no podía hacer deporte de alto rendimiento pero si podía tener una vida normal, jugar con mi familia, podía salir a correr o trotar pero nada de alto rendimiento. Yo siempre fui positivo así que por un lado pienso en mi familia, en mis hijos, que me podría haber pasado algo peor si yo seguía jugando al básquet y no me hubiesen encontrado esto. Trato de verlo desde ese lado. Ahora estaré alentando desde afuera al grupo que me apoyó muchísimo, como el gesto del miércoles que tuvo Leo (Gutiérrez) otorgándome la Copa y la calidad de grupo que tenemos.

-Cuando sucedió lo de Leo Gutiérrez lo primero que se dijo es “se opera en tantos días” a vos ¿te hablaron de operación?
-No, por el momento no es operable. Yo tengo la aorta dilatada unos milímetros menos de ese límite que se toma en cuenta si es para operar o no. Recién en diciembre cuando vuelvan a hacerme los estudios verán si la dilatación sigue creciendo o está igual. Como no tenemos parámetros si esto fue repentino o venía así recién en diciembre veremos que se hace. Por el momento no gracias a Dios porque es una operación muy difícil, a corazón abierto, te tienen que detener el corazón tres horas, te abren el pecho como 10 cm, bueno es muy complicado.

-Supongamos que la aorta no sigue creciendo o hay operación satisfactoria. ¿Está plenamente descartado que vos vuelvas a jugar?
-Yo solo debería operarme si la aorta sigue creciendo y la operación sería para tener una vida normal. El médico ya me aclaró que se acabó el deporte de alto rendimiento para mí. Me lo prohibió por completo. Si fuera mi decisión seguiría jugando, imaginate que yo ahora me siento bien, no tengo síntoma alguno, ningún dolor, nada.

-Vos tenés casi 33 años, no sé cuánto tiempo más pensabas seguir jugando, pero se me hace que vos no le debés nada más al básquet , saliste campeón de todo y en el peor de los casos se te está adelantando un par de año la siguiente etapa de tu vida. En estos días que estuviste con tu familia encerrado, ¿pudiste mirar el futuro o reflexionar que puede seguir?
-La verdad fue muy difícil porque tenía dos años más de contrato con Peñarol, tenía pensado jugar incluso más que eso. Hay gente tiene dolores, de la rodilla por ejemplo y dice juego un año más y me retiro. Yo me sentía muy bien físicamente, estaba muy bien de la cabeza, con muchas ganas, vos pensá que mi último partido mío oficial fue el que salimos campeón. Imaginate que de un momento al otro te digan “no tenés más tu trabajo”, empezás una nueva vida, tenés que buscarte otra cosa. Yo tenía todo organizado para levantarme e ir a entrenar, la adrenalina de los partidos. Con esto aprendí que uno tiene que pensar en el día a día. Yo creo que estaré ligado a Peñarol al básquet, al deporte, que es lo que me apasiona. Por el momento quiero empezar a salir de esto y estar con mis compañeros, con mi familia. No tenía nada pensado porque mi idea no era retirarme, sino todo lo contrario jugar muchos años más.

-Se puso en campaña la operación “retiren la 8 de Peñarol”. ¿Vos lo soñas? ¿te provoca algo especial?
-Si, sería una alegría enorme. Yo tengo mucho cariño a ese número. Es el que use toda la vida, desde chiquito, tengo una “milrayitas” muy chiquita de cuando jugué en pre mini con el número 8. Es más recién vengo de llevar a mi hijo a jugar en cebollita y estaba con la 8 y para mi es algo divino que él pueda estar con ese número. Ojalá, dios quiera, me encantaría. Sería como un regalo para mi enorme. Pero ya con lo que me ha dado la gente, la dirigencia, el club Peñarol la verdad estoy conforme. Yo quisiera darle más cosas al club y por suerte pude cumplir el sueño, pero me quedé con ganas de seguir dándole cosas porque todo lo que ellos me han dado a mi pienso que es un montón y que lo que yo pude retribuirles no es tanto como lo que me dieron.

Pablo Tosal
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