Desde el primer día del mes de Julio la NBA le decretó el cierre patronal a sus jugadores por no haber llegado a un acuerdo en la renovación del convenio colectivo de trabajo, lo que mundialmente se conoce como “lockout”. Sin ese conjunto de leyes y reglas que regula absolutamente todo lo referido a lo económico y contractual alrededor de la mejor liga del básquetbol del mundo los jugadores se ven inmersos en una nebulosa en la que se encuentran sin equipos y con muchas incertidumbres.
Luego de tres meses de negociaciones – desde que fue decretado el parate (1 de Julio), porque las reuniones se vinieron llevando a cabo por espacio de dos años – y muchas idas y vueltas puede decirse que la reunión de ayer y la que mantendrán hoy, y quizás también mañana, no pasarán desapercibidas.
Luego de haberse juntado el pasado miércoles, tanto el grupo de dueños como el gremio de los jugadores optaron por volver a verse las caras pero con un grupo mucho más nutrido de concurrentes. Por su lado, la NBA prometía 15 integrantes (fueron 12), al tiempo que Billy Hunter, director ejecutivo del NBPA llamó a las grandes estrellas de la liga para que se hicieran presente. Además, los rumores de cancelación total de la temporada si es que no se llegaba a buen puerto eran muy fuertes.
Por eso LeBron James, Dwyane Wade, Chris Paul y Kevin Durant, entre otros (en total fueron 20 jugadores) estuvieron sentados cara a cara con los dos diferentes dueños de franquicia para tratar de firmar un acuerdo; Algo que hasta el momento no sucedió a pesar de las casi 5 horas que duró el cónclave.
Desde el campamento de los jugadores, que preside Derek Fisher, hay una actitud de hacerse respetar por lo que representan en el mundo del deporte; “Somos un grupo de empresarios y dueños del negocio de lo más inteligente y talentoso que hay en el mundo. Construimos nuestra propia marca, lanzamos nuestras compañías y las de otras personas también, ayudamos a la comunidad. Todo esto tengo en mente cada vez que nos sentamos a negociar”, sentenció el propio base de los Lakers a través de una carta que fuera publicada días tras por ESPN. Toda una declaración de principios y un mensaje más que claro de los que, de después de todo, son los protagonistas de todo el negocio hacia David Stern, la cabeza de la “oposición”.
El mandamás de la NBA había alertado en la semana que de no alcanzar un nuevo convenio laboral habría que sufrir “enormes consecuencias”, lo que encendió la alarma de toda la prensa especializada. Sin embargo, luego el comisionado le bajó los decibles de sus declaraciones al aclarar que lo que quiso decir era que “una vez que se empiezan a perder partidos, los jugadores pierden cheques y los dueños dinero, las posiciones de ambos comienzan a endurecerse”.
Los números no mienten (aunque a veces engañan, es verdad). La NBA tiene como fecha de inicio el 1 de Noviembre, un mes exacto, y ya se han cancelado 43 partidos de exhibición, como así también los campus de entrenamiento, que comenzaban esta semana. Para la correcta iniciación, la liga necesita de al menos cuatro semanas para poder organizarse, esto es establecer el tiempo de las prácticas, la agencia de jugadores libres, y también algunos amistosos. El tiempo apremia.
Básicamente, los puntos que separan a los dueños de los jugadores son dos: Uno de ellos es la distribución de las ganancias de la liga, mientras que el otro es la implementación de un tope salarial “duro”.
En el convenio colectivo de trabajo que estuvo vigente hasta hace tres meses los jugadores percibían el 57% de los ingresos. Ahora, los dueños bregan porque ese porcentaje ronde entre el 46 y el 48%, aunque el gremio no quiere bajar más allá del 52%.
Por otra parte, la puja por el tope salarial también plantea grandes diferencia por parte de ambos bandos. Los dueños plantean uno “duro”, esto es que aplique mayores restricciones a los equipos a la hora de armar sus planteles. En las últimas horas se habló de una nueva propuesta de éstos en cuanto a dicho tema; En el anterior acuerdo, las franquicias debían pagar un dólar por cada uno que excedían de la línea impuesta por la NBA. Es decir, que si el tope salarial establecido es de 70 millones, y un equipo gasta 75 en la conformación de su plantel, debe pajar un “impuesto de lujo” de 5 millones.
En su nueva propuesta, los dueños proponen diferentes “tarifas” en cuanto al impuesto que los equipos deben pagar, de acuerdo al exceso que tengan. Por ejemplo: Que las franquicias paguen un dólar por cada uno que sobrepase el límite de los 65 millones, dos dólares por cada uno que supere los 70 millones, tres si pasan la barrera de los 70 y cuatro si superan los 80. Esto tampoco fue del gusto de los jugadores.
Hoy habrá una nueva reunión en New York para tratar de ponerse de acuerdo, al menos con el fin de avanzar y comenzar a diagramar un nuevo convenio laboral, porque la firma definitiva parece imposible. Si no hay grandes avances para el lunes existen muchas posibilidades que se comiencen a cancelar partidos de la temporada regular, y si ninguna de las partes flexibiliza su posición la 2011/12 realmente estará en peligro.
Sebastián Ciano
Twitter: @Seba_Ciano
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