La movida nocturna en la ciudad tienen su punto más álgido los viernes y sábados. Los bares más concurridos cierran a las 3 de la mañana cuando la noche está en pañales. Todos deben abandonar los locales nocturnos a la hora señalada después de haber pagado 6 dólares la entrada y algún trago por el mismo valor.
Tanto de día como de noche, la policía custodia las calles de Indianápolis y asiste a todos aquellos que lo requieran. La tarea de los uniformados es estar al servicio de las personas y garantizar su seguridad. Además son amables y generalmente hasta muestran una sonrisa.
Una postal repetida en las esquinas es la imagen de los carruajes que pasean por la ciudad no sólo como excursión sino también como transporte para algunos. Los conductores vestidos de época aguardan por los pasajeros junto a su respectivo caballo.
A cada paso se puede optar por una alternativa diferente. Los turistas de todo el mundo lo saben y lo disfrutan. Cuando juega el equipo al que vinieron a alentar, los hinchas descargan en la cancha toda su euforia, pero después llega el momento de seguir conociendo y recorrer, sin importar el resultado.
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