España dominó con claridad, no dando opciones a su rival más que en unos instantes en el segundo cuarto en los que una zona 2-3 volvió a llenar a los españoles de dudas. Pero el equipo ibérico supo atacar las variantes defensivas rivales y también correr más que en anteriores días, lo que hay que agradecer fundamentalmente al inapelable dominio español en el rebote defensivo. A destacar (otra vez más) el gran partido de Pau Gasol, así como la recuperación física de Garbajosa y Alfonso Reyes, y mental de Navarro, que se olvidó de su mal partido ante Puerto Rico.
Brasil se jugaba la vida en este partido, ganando era primero y perdiendo cuarto. España, por contra, no encontraba una gran diferencia entre una victoria y una derrota, pues cada resultado tenía su ventaja.
España estuvo desde el inicio mucho más metida en el partido, con una defensa que alcanzó otra vez altas cotas y que impidió correr a los brasileños, por otro lado perdidos y sin dar la impresión de poner en juego casi cualquier posibilidad de meterse en semifinales. De este modo, uniendo el trabajo atrás con la recuperación de Navarro en la faceta ofensiva y la habitual aportación de Gasol, España obtuvo rápidamente una importante renta: 17-9.
Pero nuevamente el rival español se refugió en una zona 2-3. Y aunque Brasil carecía de la disciplina y orden de Puerto Rico, España acusó el varapalo de Puerto Rico y se estrelló durante los 5 minutos que los cariocas mantuvieron esa defensa, anotando únicamente dos puntos en ese tiempo y recibiendo un parcial de 0-7 hasta empatar a 21. Por cierto, los 7 de Marcelinho, que aprovechó a la perfección los bloqueos directos de sus compañeros que tantos problemas pusieron a los defensores exteriores de España.
Pero un 2+1 de Paraíso (26-21) hizo a Brasil cambiar de opinión y renunciar a la zona, lo que sin duda tuvo como beneficiada a España y la salud del espectador. Y es que nuestra selección despertó, comenzó a jugar con más inteligencia y acierto en ataque y volvió a abrir hueco para irse al descanso 39-30 arriba. Los eventuales ‘picotazos’ de Marcelinho y Anderson Varejao no hacían mucho daño y Brasil parecía un equipo mediocre, muy inferior a los otros tres equipos del grupo.
Helio Rubens, selecionador brasileño, intentó que su equipo reaccionase regresando a una zona 2-3 (esta vez saliendo a los cortes de los jugadores españoles), primero, y a base de broncas, después. Pero los esfuerzos del veterano técnico carioca no causaron el efecto esperado y España, por fin acertada en su ataque a zona, rápidamente se fue de 12: 46-34.
Los cariocas, en clara línea descendente, entregaron el partido y regalaron a España un cómodo triunfo que despeja cualquier duda sobre las intenciones del combinado español: ganar, ganar y ganar, sea quien sea el rival. Y no importa que se trate de Estados Unidos, como probablemente ocurra de llegar a semifinales, en las que por cierto no estarán los americanos o Yugoslavia, pues por arte y gracia de nuestro triunfo la esperada final tendrá lugar en cuartos de final. Y nosotros evitamos a Argentina, el otro cuco. ¿De verdad era mejor perder?.
Brasil 67 (21+9+15+22): Machado (25), Ferraciu (2), Mazzuchini (6), Sandro Varejao (4), Anderson Varejao (6) -cinco inicial-, Giovannoni (9), Klafke (6), Splitter (1), Filho (2) y García (6).
España 84 (23+16+21+24): Rodríguez (6), Navarro (11), Jiménez (12), Gasol (23), Garbajosa (12) -cinco inicial-, Paraíso (3), Angulo (6), Marco (4), Alfonso Reyes (5) y Calderón (2).
Arbitros: Jones (USA) y Cazzaro (ITA). Excluyeron por personales a Anderson Varejao (m.38), Mazzuchini (m.38). Señalaron técnica a Anderson Varejao (m.30) por protestar.
DEJA UN COMENTARIO