Otra vez se reedita la pasión, tiempo de sacar la bandera del armario e ir para el estadio. Después de la euforia mundialista, el público de Mar del Plata vuelve con sus viejos y queridos amores.
Ambos equipos se encuentran en plena etapa de adaptación. Con técnicos, muchos jugadores nuevos y sin extranjeros todo es distinto. Bueno, no todo. Peñarol y Quilmes, Quilmes y Peñarol están muchos más allá de los nombres propios.
El cervecero, después de terminar en su histórica mejor posición en la tabla (3º) comienza un nuevo camino y hará el debut ante su gente, ya que los primeros dos partidos fueron en Buenos Aires ante Quilmes AC por la primera etapa de la Copa Argentina.
Del plantel del año anterior sólo quedó Diego Cavaco como jugador mayor más los juveniles, pero los nombres que sumó son de jerarquía, apoyados indudablemente en el base multicampeón Gustavo I. Fernández, más Patricio Simoni, Claudio Chiappero, Martín Vaquero, Nicolás Pérez Issa y el debut en liga de Cristian Collar
El nuevo técnico, Pedro Escaraín, deberá trabajar con el resto de los juveniles para encontrar rotación desde el banco de los suplentes donde se destacan, Luis Cequeira, Alejandro Galasse, Ezequiel Irigoyen, Lionel Bruera y Diego García Merlo.
A grandes rasgos, es evidente que la carencia de relevos de los hombres altos, será uno de los principales problemas que deberá resolver en función de equipo. Situación comprobada ya en el segundo juego ante Quilmes AC en Buenos Aires donde no jugó Patricio Simoni, por una dolencia en unos de sus tendones de la pierna izquierda, que obligó a utilizar una rotación defensiva más intensa y en ataque el “uno y cuatro”, con Chiappero como único poste bajo.
Para el clásico, Simoni (que salió campeón con Peñarol en la Liga 93/94) aunque se haya perdido algunos entrenamientos en la semana, podrá jugar. Otro que tuvo problemas de dolencias y no entrenó en su totalidad fue Martín Vaquero, pero también estará.
Por su parte, Peñarol sueña con realizar una buena campaña, que le de un poco de respiro económico, y no tener que pasar los avatares (de todo tipo) de la temporada anterior.
El nuevo cuerpo Técnico, con Daniel Rodríguez a la cabeza, buscó jugadores con aptitudes para encarar el desafío. Y pudo mantener a dos valuartes, como Sebastián Rodríguez, inteligentemente corrido a la posición de escolta que es la que más cómodo le queda y Juan Manuel Locatelli, quien se sigue recuperando de la terrible lesión que lo marginó toda la campaña pasada. Es necesario nombrar, entre los que repiten en el equipo, al ascendente juvenil mendocino Juan Pablo Sánchez.
En tanto, el base Leonardo Diebold y el “Vasco” Aispurúa aportaran experiencia y sacrificio al equipo, que se completa con debutantes en la liga como Gustavo Bianco, Marco Rodeghiero y Mariano Tagliotti, provenientes los tres del Torneo Nacional de Ascenso.
Peñarol, realizó cuatro amistosos, pero nunca con el plantel completo, y obtuvo victoria y derrota ante Compresa Madryn y misma situación con Estudiantes de Olavarría, perdiendo ambos juegos de local.
Antes del comienzo de la Copa Argentina, y mientras Juan Manuel Locatelli refuerza su cuadriceps de la pierna derecha, llegó al equipo el alero Roberto Amaro, quien le dio una mano a Peñarol hasta abril en la liga que pasó. El cubano se quedará, en primera instancia, hasta Octubre, cuando se recupere Locatelli.
El entrenador de Peñarol, dispone además de otros juveniles para el recambio, como Mariano van Gool, Fabricio Viola y Javier Abadie.
Aunque es prematuro elaborar cualquier tipo de conceptos por lo poco ensayado que está el equipo, la presión defensiva sobre la línea de pase, la transición veloz en ataque, dinámica y movimiento permanente serán las características de un equipo que ganará o perderá siempre con tanteador de alto goleo. Quizás no pelará por el campeonato, pero dará espectáculo.
Nunca un clásico entre Quilmes y Peñarol será uno más. Las banderas, papelitos y gritos de euforia lo demostrarán de nuevo.
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