• 24-11-2024
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“El objetivo era clasificar y se logró”

A punto de despegar desde México a nuestro país, luego de obtener el pasaporte a la siguiente instancia de la Liga de las Américas, Rubén Wolkowyski pasó por Uno contra Uno Radio. El pivot de La Unión, con pasado NBA e integrante de la Generación Dorada, destacó la labor del conjunto formoseño en su debut en un certamen internacional y, a su vez, subrayó que el trajín se sufre. Además, el Colorado habló sobre su retiro, la amistad con Daniel Farabello y de su hijo Tomás, un apasionado del básquet.

–Imagino que el balance es positivo. Era la primera participación de Las Unión en un certamen internacional y lograron la clasificación. Todos deben estar muy conformes.

Sí. El objetivo era clasificar. Si bien uno quiera ganar todos los partidos, el último tuvimos todo para hacerlo y lo perdimos sobre el final. El objetivo era clasificar y se logró. Sabemos que estamos en la próxima fase, que también va a ser tan linda como dura. Estamos muy contentos por el hecho de hacer un gran torneo internacional, por ser el primero de La Unión y porque es un pequeña historia que empezamos a construir con el equipo.

–Además, servía para que Kevin Nelson pudiera jugar, mostrarse y adaptarse al grupo.

Sí. Además, había llegado sin entrenar. A su vez, viene de jugar en Uruguay y conoce cómo es el ritmo de juego en Sudamérica. Por eso no le fue muy difícil entrar en juego. Creo que por las expectativas que se esperaban de él, rindió bastante bien. Ayudó mucho al equipo.

–Estamos analizando la tabla de posiciones de la Liga Nacional, y de meter un par de resultados podrían meterse por encima de Regatas y acercarse mucho a Lanús. ¿Cuáles son los objetivos de los partidos que restan?

Ir paso a paso. No estamos mirando la tabla. Estamos yendo partido a partido y cuando termine la fase regular veremos dónde estamos. Si bien somos conscientes que tenemos partidos que no podemos perder en casa, creemos que el equipo puede subir mucho más en la tabla. Pero eso lo veremos apenas lleguemos a Formosa. A su vez, sabemos que enfrentamos a equipos que necesitan ganar y que van a hacer todo lo posible para que nosotros no logremos eso.

–¿Cómo juega el cansancio y el desgaste en el grupo?

–Uno cree que no, pero jugar tres partido en tres días se nota en lo físico. Vamos a tratar de descansar, recuperarnos bien y esperar que el viernes no lo sintamos tanto. Además, que se pueda rotar el equipo para que podamos tomar aire. El físico humano es así, no es una máquina que no se cansa. La competencia continúa, es nuestro trabajo y tenemos que seguir para adelante.

–También lo pensaba en función de Obras: viene puntero en la Liga Nacional, tuvo la Liga Sudamericana y ahora viaja para jugar la Liga de las Américas. Y con la baja de Martín Osimani.

–Sí. La verdad es que son cosas que se sufren. No quería llegar hasta ahí, pero son cosas que se sufren y pasan. Fue muy marcado lo que les ocurrió a ellos y esperemos que a nosotros no nos ocurra lo mismo. Y más sabiendo que no tenemos el equipo largo que tiene Obras. Una baja nuestra, en la posición que sea, se nota muchísimo. Nos cuesta mucho suplantar y sobre exigir a otro que llega con el mismo trajín.

–¿Cómo tomás la vuelta a la competencia internacional?

Estoy disfrutando casa partido. Mi carrera está casi en su fin. Antes uno veía y pensaba las cosas diferentes. Los nervios no me dejaban vivir los partidos, torneos, los lugares. Hoy llego muy tranquilo, sabiendo que tengo la responsabilidad de hacer lo que hicimos pero disfrutando el momento. Es decir, usando todo lo que viví para poder disfrutar ahora. Estoy contento de volver a jugar a nivel internacional y sabiendo que sirvió para algo.

–¿Qué significa ese “casi fin” de tu carrera?

–Que tengo 38 años. La verdad es que estoy bien. Físicamente me siento muy bien y con ganas. A esta edad, cuando uno tiene familia y otras exigencias, llega un momento que la cabeza empieza a trabajar. Cuesta viajar, comienzan a molestar cosas que antes no te molestaban. Ese es un síntoma que el cansancio está presente y el cuerpo no quiere más. Todo dependerá de cómo termina este año para ver si podemos seguir el año que viene.

–¿La idea es evaluar cuando termine la temporada?

–Sí. Además, tengo un año más de contrato. A su vez, Mario (Romay) sabe que lo mío es año a año y voy a hacer todo lo posible para seguir. Más allá de que me cansa, esto también me da vida y ganas de seguir entrenando y haciendo miles de cosas. Es muy difícil dejar de un día para el otro. Cuando la temporada termine veré cómo estoy física y mentalmente para continuar. Tampoco quiero seguir si no voy a poder disfrutar y sentirme bien.

–¿Sentís que le faltó algo a tu carrera?

–No, nada. A mí no me faltó nada. A nivel internacional, jugué en lugares donde nunca pensaba hacerlo. Conseguí cosas increíbles y no puedo reclamarle nada al básquet. La verdad es que fue muy grato conmigo. Por eso te digo que ahora estoy disfrutando de todo lo que viví y lo que gané.

–Además, tenés un socio ideal para este momento: Daniel Farabello.

Con él revivimos momentos en los que nos reímos muchísimo. Nos hace muy bien. Sabemos lo que tuvimos que pasar para llegar a donde estamos. Hoy lo vemos desde arriba y nos pone muy contento todo lo que vivimos. Y se lo contamos a los chicos como anécdotas.

–En el Juego de las Estrellas lo vimos a Tomás (hijo). ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo va?

–Tiene 11 años. Viene bien. Le gusta muchísimo entrenar, que creo es lo esencial del básquet. Hoy veo chicos que tienen condiciones para jugar, pero que no les gusta trabajar ni entrenar. No les gusta ir a la cancha a romperse el alma entrenando. Le puedo sacar cualquier cosa, lo que sea, pero no el básquet. Eso habla de lo mucho que le gusta entrenar.

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