Es que ayer, Atenas mostró dos caras: fue uno, impreciso, errático y dubitativo en gran parte del primer tiempo, y otro, aguerrido, concentrado y con variantes, en una buena porción de la segunda parte. Aquel, perdió 48 a 47 al final del segundo parcial. El de la etapa final, el Atenas que abre las puertas a la esperanza, aplastó a los valdivianos.
Por si quedaba alguna duda, Atenas confirmó anoche que todavía es un equipo en formación y que, por lo menos por ahora, nada le será fácil. Por momentos tuvo fuerza, en otro tramo asomó desorientado pero, quizá esto sea lo más interesante de los griegos, jamás bajó los brazos y mantuvo la ambición de superarse.
Esa fue su imagen durante los dos primeros parciales, los cuales cerró con un esperanzador 48-47 abajo, gracias a una levantada final en el segundo cuarto, cuando apareció Bruno Lábaque en todo su esplendor.
En el segundo tiempo vino un vendaval cordobés, que acalló la euforia local. Atenas mejoró en la marca (le hizo perder cuatro ataques al local) y acertó en cada avance gracias a la conducción de los hermanos Lábaque y la laboriosidad de Funes. Así, metió un parcial de 10 a 1 para pasar a ganar 59 a 49 cuando faltaban 6m24s.
En ese lapso, fue muy bueno el aporte de Diego Brezzo debajo de los cestos para ocupar lugares libres y conseguir pelotas importantes, especialmente en ataque. Sin dudas, fue el mejor Atenas del partido, fundamentalmente por lo realizado en la zona defensiva, actitud que le posibilitó clavar a su rival en el goleo gracias a una marca asfixiante.
En el inicio del último cuarto, el negocio era sencillo para Atenas: contener los ataques locales, elegir los caminos más apropiados para encarar el cesto rival y no cometer faltas. Con esa receta, la diferencia era indescontable. Y así fue. Hasta el final sólo se trató de saber a cuánto ascendería la victoria. La otra incógnita, la de saber si se puede creer en este Atenas, ya estaba dilucidada hacía rato con lo hecho en el segundo tiempo.
A 800 kilómetros de Santiago
Sin dudas, las principales ciudades chilenas de referencia para los argentinos son Santiago, la capital, y la turística Viña del Mar. Sin embargo, Valdivia es una importante metrópolis (ronda los 130 mil habitantes, según contaba ayer un orgulloso valdiviano) de la 10ª Región de Chile, cuya capital es Puerto Montt.
Está a 840 kilómetros al sur de Santiago y entre sus actividades se destacan la agrícola, maderera, pesquera y de producción de carne. Además, es considerada un polo artístico, cultural y deportivo, entre cuyas actividades resalta el remo. Se encuentra sobre el río Valdivia, a sólo 17 kilómetros del océano Pacífico.
Histórico. Así fue caratulado por los medios locales el triunfo que antenoche obtuvo el Deportivo Valdivia sobre Baurú de Brasil. Desde 1996 (cuando Petros venció a Corinthians por la Liga Sudamericana) que un equipo chileno chileno no vencía a uno brasileño. Además, fue la segunda victoria desde 1967.
Poca atracción. El elevado precio de las entradas –unos 25 pesos argentinos– es el motivo principal por el que la gente no asistió masivamente a este Sudamericano. Sólo el jueves por la noche, el Coliseo Antonio Azurmendy lució lleno, cuando 3 mil personas vieron la victoria local sobre Baurú, de Brasil.
“Es Dios”. Esa fue la exageración que utilizó el argentino Jorge Luis Álvarez, técnico de Deportivo Valdivia, para describir las actuaciones del base Charles Byrd, el estadounidense que juega en su equipo. Es que “Súper 8”, como la bautizaron los chilenos en alusión a un chocolate (presentado en envase negro y con el número 8), se convirtió en la gran estrella de los locales. Byrd tiene una larga trayectoria que comprende pasos por Vasco da Gama de Brasil, Trotamundos de Venezuela y Tau Cerámica de España, entre otros clubes. En Valdivia aseguran que el base cobra 7 mil dólares por esta semana jugando para el Deportivo.
Diagnóstico. Cuando le preguntaron al Álvarez (antes del partido de anoche) cómo había visto a Atenas, dio esta versión: “Se nota que, como era de esperar, le está pesando demasiado el post-Milanesio. Hay muchos juveniles y se ve que les cuesta acoplarse. Respecto del estadounidense Harris, lo vi flojito en la marca y, salvo el primer partido, no anduvo bien”.
Joaquín Balbis “La Voz del Inteiror”
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