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Mi queridos gringuitos de Venezuela

Convencer a un venezolano que no mire Estados Unidos es más difícil que decirle a un argentino que no coma carne. Ya sabemos que todo Centroamérica tiene esa característica, ¿Por qué Venezuela debería ser la excepción? Más camino y más me pregunto ¿Cómo hizo Chávez para convencer a esta gente de todo lo que los convenció? No a todos, eso está claro. Pero sin dudas su impronta única, su discurso, su toque especial fue capaz de hacer que nieve en el desierto.

Tal vez tenga que salir de Caracas para encontrarme con otra Venezuela. En nuestro país sabemos que la Avenida Libertador, Belgrano y Palermo no es la Argentina. Acá pasa lo mismo, lo sé, pero el tema es un poco más complejo. Si me permiten voy a bucear (superficialmente) un poco en el tema.

La única manera de que las revoluciones se generen (sea quien sea quien la lidere) es cuando el caldo de cultivo ya esté plantado, de manera inconsciente, pero existe. En la mayoría de los casos es el hambre del pueblo el factor determinante. Pero voy a hacer algunas observaciones bolivarianas.

La forma de vida tradicional del caraqueño es meterse hasta en los días más soleados a pasear en los Centros Comerciales, enormes Shoppings que tienen 5 pisos mínimo y son de una manzana de grande. En Caracas debe haber más de 20, diría que muchos más.

El día más frio del año en Caracas (pleno enero) llega a los 20 grados. Las oscilaciones no son extremas ya que el promedio del verano es de 32.5. Es decir, todo el año es carnaval. Con un verano permanente de 12 meses ¿es lógico tener su recreo – diversión – esparcimiento en un lugar encerrado?. Así es caracas. Vive al ritmo de los enormes centros comerciales. Las cadenas de KFC (Kentucky Fried Chicken) McDonalds, Burguer King, Pizza Hut, Subway están por todos lados, no falta ninguna. Y siempre llenas, son parte del paisaje.

Un ejemplo que se viene rápido a la mente es México que también tiene un ojo en su tierra y el otro en Estados Unidos, pero muestra un poco más de desprecio por los gringos, aunque sea al hablar de ellos, desde lejos. No hablamos de desprecio como un sentimiento puro, ya que no lo es, sino del costado del nacionalismo. Es muy difícil lograr eso en un pueblo, diría que la cultura es casi imposible de cambiar.

No obstante el Comandante lo ha logrado. Existe ahora en gran parte de la población la convicción de tener un nuevo enemigo, que hasta hace 14 años era el modelo a seguir y al mismo tiempo el gigante que impregno con su cultura todos los países cercanos. No digo que en Venezuela no sean nacionalistas, También aquí son muy fervorosos y fanáticos de su país, hablo del tema cultural. Por eso los venezolanos que se oponen al gobierno odian tanto al movimiento chavista, porque ha tocado sus condiciones culturales históricas.

La mayoría de los niños de caracas de clase media saben inglés (imagino que no los que son de los barrios populares), ellos vacacionan en Miami, todos conocen Disney World y todo gira en torno a un estilo de vida que tiende a internacionalizarse. La cultura es algo vivo, por lo tanto en movimiento y cambiante. Es interesante ver sus cambios. Finalmente recuerdo lo que dijo León (Gieco, no Najnudel) “La cultura es la sonrisa” y en este rubro, en Venezuela, brindan cultura en todos lados.

La ciudad de los pantalones largos. Una de cada diez mujeres usa polleras. Este dato estadístico del Centro de Cómputos Tosal es real. El 100% de los varones mayores usa pantalón largo y el 80% usa jean. Un 10 % son los que visten pantalón de vestir, por el traje y otro 10% usa jogging. Será por esto cuando fuimos a visitar la casa de Bolívar no me querían dejar pasar con mi “uniforme de marplatense” de bermudas y ojotas.

En la sección femenina es absurdo pero es así: en un calor constante, permanente al menos el 50% usan jean y un 45% usa calzas largas. Si no me creen, pasen y vean. Algunas pocas se animan a las polleras y otras (las menos) usan short. Los vestidos y las faldas son para ocasiones especiales. De tal manera se detectan los turistas con suma facilidad: es todo aquel que no tiene pantalones largos.

“La casa de los boliburgueses” Esta definición me la dio mi amiga Lili. Hicimos un paseo por un lugar encantador: El hatillo. Era un pueblito solitario, abandonado en el cerro, cerca de Caracas (15 km) pero como suele suceder en estos tiempos esos poblados se redescubren para convertirlos en una centro comercial y lugar de artesanías. Después de visitar un sitio exquisito, una vieja casona grande donde hay una habitación por cada Estado que muestras sus artesanías regionales, comprar cachivaches y dar un par de vueltas, nuestra anfitriona nos llevó a recorrer el barrio de “Lomas de la Lagunita”, que es camino al Hatillo.

Para ser escueto y gráfico. Los grandes empresarios de esta nueva era, no de la histórica oligarquía, sino los nuevos ricos se mudaron a este barrio. Cuando hablo de Ricos, hablo de “casas” de más de 3 millones de dólares. “Estas personas cuando llegó el gobierno de Chávez se fue yendo de apoco, por el tema de los secuestros y esas cosas, fueron sacando a sus familiares y todos tienen casa en Estados Unidos y Londres. Lo único que hicieron fue dejar sus trabajos, porque siguen viviendo de Venezuela. Son de los que van a trabajar con helipuerto”.

El cerro tiene sus hermosas laderas y de cada lado aparecen estas mansiones cuyo frente no son más que una larga pared de 5 mts de altura, cuya terminación tiene un enrejado de alambre electrificado con alto voltaje. Incluso la seguridad ha llegado al término que cierran las calles, con rejas, una garita de seguridad como si fueran barrios privados. Pero no lo son, simplemente cerraron la calle y anda a cantarle a Bolívar.

La ciudad es verde. No quiero cerrar este confuso recuerdo de sensaciones sin contar que nunca en mi vida vi una ciudad que no se pudiera ver el cielo en gran parte por el verde de las hojas en las copas de los árboles. Preguntando llegué a la conclusión que no podan los árboles porque nunca hay otoño. Las hojas de los árboles se caen pero solo para darle paso a las nuevas. No es como nuestros hermosos otoños ocres donde los árboles quedan pelados y las calles como una larga alfombra de hojas.

Esta circunstancia de carecer de otoño hacen que no sea necesario la poda de árboles, porque los desagües pluviales jamás se llenan de hojas, en todo caso se llenan de basura, pero no de hojas.

Así se genera que toda la ciudad tenga árboles en la vereda, bulevares, avenidas, que son enormes plantas todas frondosas que cubren el cielo caraqueño. Incluso los balcones de edificios son los Jardines Colgantes de Babilonia. Escupen una semilla y brota una planta. El clima tropical y el verde peramente de todas las calles hacen de Caracas una ciudad de una belleza difícil de igualar.

Finalmente para despedirme diré que el tema de la inseguridad es como en todas partes. Solo he contabilizado dos hechos de robos en 15 días. Hemos vuelto caminando de algunas cenas hasta el hotel y viajamos en subte sin ningún problema. El tránsito lo encuentro peor en Buenos Aires que en Caracas. Hay mucha paranoia con la seguridad. “Es hasta que te toque”, seguro maestro, es así en todos lados. Pero yo cuento lo que vi. No me pareció ni cerca la ciudad del miedo que me pintaron. Quizás haya tenido suerte, pero he trato de evitarla metiéndome en todos lados… y nada. Ileso.

Me quedan como 50 cosas por contar pero el torneo se terminó y a mí las reservas de energías para escribir. Como me vuelvo para la Argentina, con el primero que invite el asado terminamos el relato.

Pablo Tosal
@pablotosal
www.pickandroll.com.ar

COMENTARIOS (5)

Mario 12/09/2013

Pablo, la cobertura del evento fue impecable, lo basquetbolistico y “mas allá tambien”, mis felicitaciones.<BR/>Vas a convertirte en nuestro Gay Talese por el camino que vas.<BR/>Saludos Cordiales.

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en que quedamos 12/09/2013

antes <BR/>Por lo pronto yo no voy a cambiar la rutina de viajar en taxi, pero algunos colegas (argentinos y españoles) usan el subte para venir al estadio y nada les ha pasado (incluso me cuentan de la seguridad allí). El boleto de subte sale ida y vuelta sale 6 bolívares, el taxi sale 140 solo la ida. Para que tengan idea un dólar se cambia a 35 bolívares. Fin del tema.<BR/><BR/>ahora<BR/>Finalmente para despedirme diré que el tema de la inseguridad es como en todas partes. Solo he contabilizado dos hechos de robos en 15 días. Hemos vuelto caminando de algunas cenas hasta el hotel y viajamos en subte sin ningún problema. El tránsito lo encuentro peor en Buenos Aires que en Caracas. Hay mucha paranoia con la seguridad. “Es hasta que te toque”, seguro maestro, es así en todos lados. Pero yo cuento lo que vi. No me pareció ni cerca la ciudad del miedo que me pintaron. Quizás haya tenido suerte, pero he trato de evitarla metiéndome en todos lados… y nada. Ileso.

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Marcos 12/09/2013

Buena nota, bien cubierto el torneo. Salu2

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Pepe 12/09/2013

La dicotomia de la libertad? Dedicate al basquet Tosal y aflojá con este populismo K que te afea la profesion. Libertad van a tener cuando dejen de perseguir a la oposicion, los pobres dejen de depender del estado y esas montañas tapadas de villas vuelvan a ser verdes. El microcosmos del Melia o el Tamanaco esta muy lejos de un pais que no tiene inversiones y se le viene abajo la infraestructura electrica. Dedicate al basquet.

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carlos de colon 12/09/2013

TE BANCO TOSAL...DE LOS POBRES SE TIENE QUE HACER CARGO EL ESTADO PEPE..VOS CON TU PENSAMIENTO SEGURO DEJAS QUE SE LO COMA EL SISTEMA..QUE CULPA TIENE UN PIBE QUE NACIO EN UNA VILLA CON LOS PADRES DELINCUENTES???? PENSA PEPE..PENSA..!!!

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