Hoy por hoy, la lesión de Campazzo entristece a cualquier hincha del básquet. Más allá de la camiseta que cualquier persona sienta, el base de Peñarol y de la Selección Argentina despierta pasiones que van más allá de un club. Por eso, la lesión en su rodilla derecha no pasó desapercibida.
El “Chiquitín” engendra la historia de la superación, de reinventarse constantemente, de luchar y luchar hasta alcanzar un sueño. Primero, logró vivir con 15 años fuera de su casa, fuera de su ciudad, fuera de su provincia. Más tarde, tuvo que superar las críticas por su baja estatura.
Con humildad, con un talento pocas veces visto y, sobre todo, con una gran sonrisa y predisposición, Campazzo le ganó a todos. Jamás acumuló una pizca de rencor y, por eso, sacó a relucir un corazón tan grande que, por otro lado, le permitió, con sólo 22 años, convertirse en el base de su país.
Aplaudido en todas las canchas de Argentina, querido por todos los públicos y admirado por basquetbolistas aún mayores y de más experiencia que él, recibió un gran aprecio ante la primera lesión en su carrera. “Quiero agradecer a toda la gente que me apoyó a través de ustedes (Los Martines) y por redes sociales“, aseguró Facu.
Además, recordó: “Quise anticipar con el pie, pisé la pelota y sentí un ruido interno en la otra pierna. Después, quería ver el partido, pero me bajó la presión por el susto”.
Nunca se dio por vencido y, claro está, no lo hará ahora tampoco. “Quédense tranquilos que voy a estar muy bien. Me voy a preparar y cuando vuelva voy a estar al 100%”, agregó.
Por otra parte, no es ajeno a la realidad del equipo y especialmente al traspié ante Lanús. Así, manifestó: “Con nuestro equipo hay que tener paciencia; nos falta empezar más duro desde el arranque. Nos falta ensamblarnos como equipo. Nos vamos a confundir mil veces pero somos inteligentes para mejorar. Al empezar flojos en defensa, no podemos correr la cancha como nos gusta a nosotros”.
Los Martines
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