• 27-11-2024
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A diez años de tocar el cielo dorado

¡Campeón Olímpico!

Argentina ganó la medalla de oro y tocó el cielo con las manos. El 84-69 sobre Italia depositó en la cima del podio al equipo de Magnano. Scola la rompió con 25 puntos. El equipo se clasificó para el Mundial de Japón 2006.

La Selección Argentina de básquetbol culminó los Juegos Olímpicos de la mejor forma. Los doce jugadores trepados al podio de la victoria y con la medalla dorada en sus pechos. Fue un triunfo inobjetable, que pone a éste deporte en su máxima expresión en un día histórico.

Argentina, pese a saltar al parquet de juego sin Fabricio Oberto, partió como el favorito ante una escuadra azzurra que ya se sentía feliz por la medalla de plata, pero que de todas formas buscaba la hazaña.

Dicho favoritismo no le pesó en ningún momento de los 40 minutos de juego al equipo de Rubén Magnano que, fiel a su libreto, volvió a apostar por el juego en equipo rotando sin apresuramientos el balón y buscando la mejor posición para efectuar un lanzamiento.



Argentina implementó constantemente cambios en su sistema defensivo. Primero saltó con una marca hombre a hombre y luego varió a defensa zonal. Las modificaciones se realizaron a lo largo del encuentro y tanto cambio complicó las aspiraciones europeas que no supieron descifrar el esquema.

En base a una potente defensa, los subcampeones del mundo partieron en ventaja al inicio del juego. Italia estuvo 2m30 sin anotar y penó con un pobre 1/8 en tiros de campo. Apresurado, Massimo Bulleri en el armado de juego y un errático Gianluca Basile, Italia se vio abajo 9-5 a los 5 minutos.

Luis Scola tomó protagonismo en la pintura. El interno, que mareó y cargó de faltas a sus marcadores, se las ingenió para recibir y anotar cerca de los canastos. “Luisito” aportó 10 puntos en el primer parcial; mientras que Emanuel Ginóbili complicó con sus cortes al canasto y Rubén Wolkowyski comenzó a atacar el aro como no lo había hecho en otras oportunidades.

Dentro de estos parámetros Italia sufrió y mucho. Los europeos no tuvieron control de las acciones y vieron como Argentina se distanció por 7 (21-14). Los benditos triples de la escuadra de Carlo Recalcati aparecieron en las manos de Basile y los europeos recortaron el margen.

El ingreso de Gianmarco Pozzecco modificó el trámite del encuentro. El base, como sucedió en el partido de primera ronda, comenzó a desestabilizar la defensa Argentina mediante cortes al aro. Los albicelestes se recuperaron y depositaron el balón en Ginóbili. El escolta atacó la defensa. Italia perdió balones continuamente y Argentina recuperó la ventaja para estirar a 12 (34-22).

Matteo Soragna despertó de su siesta y con 5 puntos lideró un parcial de 8-1 que alentó el crecimiento de los europeos. Los bombazos de la escuadra azzurra surgieron efecto (6/13 en triples al primer tiempo) y Argentina sintió el golpe. Para peor, los tiros libres bailaban en el aro y le decían que no a la esperanza albiceleste.

Pero en el cierre de la primera mitad apareció Montecchia y con una serena conducción y un interesante aporte en ofensiva (6 puntos), Argentina se mantuvo al frente y se fue en ventaja a los vestuarios (43-41).

Italia regresó más firme y más efectiva en sus triples. Emparejó las acciones en 49 a los 21 minutos y pasó a ganar por 54-51 merced a que Soragna y en especial Roberto Rombaldoni complicaron con rompimientos.

Magnano calmó los ánimos con un minuto y Argentina salió a matar o morir. Scola volvió a lastimar en la pintura con 9 puntos para llegar a 21 en su casillero personal, Wolkowyski contagió con garra y un cuarto fenomenal en defensa y en actitud de Andrés Nocioni posibilitaron el regreso al juego de los subcampeones del mundo.



Argentina seleccionó mejor sus lanzamientos (8/11 en dobles en el tercer cuarto) pero no podía festejar desde 6m25 (0/8 a los 30 minutos). Italia, perdido en ataque, dejó de lado los rompimientos y abusó del triple sin buenos porcentajes (3/10 en el tercer capítulo). Con buenos movimientos de balón y con una defensa de lujo, Argentina llegó al cuarto decisivo con una ventaja de 6 (60-54).


Italia esbozó una mejoría y recortó en el marcador, hasta que en el minuto 32 cayó el primer bombazo albiceleste para aportar aire. El triple calmó a Argentina que de todas formas estaba para más. Los europeos se desconcentraron y cometieron errores.

Scola facturó dos libres de una falta técnica y en la reposición Wolkowyski hundió el balón con una volcada. Argentina se distanció por 9 unidades (68-59) a falta de 7 minutos y el sueño olímpico estaba cerca. Pero todavía faltaban más emociones.

Otros dos triples de Montecchia y un jugadón de Scola llevaron la máxima a 13 (73-60) con solo 4m30 para la bocina final.

Italia no daba más. Intentó una reacción que no fue posible porque Montecchia (11 puntos en el cuarto final) cerró el partido como un verdadero base de mil batallas. Scola, como sucedió ante Estados Unidos, volcó otra pelota para el delirio del banco. Argentina era Campeón Olímpico. El 84-69 que mostraba el marcador del Olympic Indoor Hall reflejaba la alegría de un equipo que se ganó el cielo.

Relatos de Victor Hugo Morales tras la obtención de la medalla de oro

Síntesis

Argentina (84): Juan Ignacio Sánchez 3, Emanuel Ginóbili 16, Andrés Nocioni 7, Luis Scola 25, Rubén Wolkowyski 13 (FI), Hugo Sconochini 2, Gabriel Fernández 1, Alejandro Montecchia 17, Carlos Delfino 0. Entrenador: Rubén Magnano.

Italia (69): Massimo Bulleri 5, Gianluca Basile 9, Matteo Soragna 12, Denis Marconato 6, Giacomo Galanda 7 (FI), Nikola Radulovic 0, Gianmarco Pozzecco 12, Alex Righetti 3, Rodolfo Rombaldoni 10, Roberto Chiacig 3, Luca Garri 2. Entrenador: Carlo Recalcati.

Parciales: 23-16, 43-41 y 60-54.
Jueces: Lazaro Voreadis (Grecia) y Renato Santos (Brasil).
Estadio: Olympic Indoor Hall.

Crónica realizada por Juan Manuel Rodríguez

Lágrimas de oro

(Opionión) Mérito al espíritu de grupo, mérito al trabajo en equipo, mérito a la solidaridad. Sin Egoísmos, con talento. Todas las llaves indispensables para alcanzar la gloria: Somos Campeones Olímpicos. El día más festejado.

Hice y rehice este inicio de nota cien veces, es muy difícil empezar a contar algo desde la emoción, desde los dedos que aún, muy después del partido, siguen temblando.

Pero no temblaban por miedo. La selección nacional de básquetbol jamás transmitió miedo en la cancha, pero uno tiembla de emoción, el cuerpo refleja cada sensación de la actuación de estos pibes que hoy se llenaron de gloria.

En el día más importante del deporte argentino, cuando el fútbol logró que Argentina volviera a colgarse una medalla de oro, el básquetbol obtuvo el triunfo más importante de su historia, aún más que el campeonato del mundo del 50.

Los Juegos Olímpicos son más difíciles, menos selecciones, el sistema es perverso, y hay que dar lo máximo. Y Argentina mira a todos desde arriba, siendo por lejos LA MEJOR SELECCIÓN DE TODAS.



Ganó los partidos más difíciles, los que hay que ganar con la autoridad y contundencia que diferencian a los verdaderos campeones de los solamente buenos equipos.

Uno sabe que a esta altura se debe contar el triunfo, la crónica, la historia de la victoria final. No se puede. Por eso la crónica va aparte.

Hay mucho orgullo en estas líneas por ser argentino, por conseguir lo máximo con el corazón y en función de equipo. Estuvimos once puntos abajo (34-45) en el tercer cuarto frente a Grecia en los cuartos de Final. Desde allí para adelante, la selección dio una lección de amor propio y de básquetbol a todo el mundo. Quien quiera ver que lo vea.

Hubo entre le público y el periodismo discusiones por jugadores, por actuaciones individuales, por tácticas, por lo que sea, porque somos así, temperamentales y pasionales. Porque todo lo que le pase en Atenas a la selección Argentina nos pasa a nosotros acá, en cada casa, en cada ámbito donde desde la tele vemos “nuestra suerte” a la distancia.

Por eso las rodillas están tocando el piso, frente al televisor, porque las piernas tiemblan, porque nunca antes se llegó a tanto. Sufriendo…porque así debe ser.

Y dice la historia de la vida que todo lo que cuesta vale doble, como el parto con dolor, como este título lleno de piedras el camino.

Me pongo un antipático disfraz de analista y me surgen preguntas y dudas. ¿Por qué la gente no ve y reconoce el aporte de algunos jugadores de esta selección?, pero luego me doy cuenta que la selección es de todos, y como nunca antes en su historia, llegó a la gente común, al hincha de cualquier deporte. En buena hora.



Entonces que se diga lo que se sienta, que vean la realidad desde el espejo que más cómodo les quede, porque la imagen final que refleje siempre será la misma: Una selección con enorme espíritu de lucha, que se colgó la medalla de oro.

Son doce nombres y un cuerpo técnico que entraron en la historia grande de nuestro básquetbol, que permanecerán por siempre, desde la retina y la memoria de quienes lo vivimos hasta el papel y los videos que los guardaran como un tesoro más de nuestro deporte, el más grande tesoro.

Por eso estas lágrimas, las de los héroes de Atenas, la de los que escriben, la de todos nosotros.

Nota de opinión realizada por Pablo Tosal

En Twitter @Pablotosal


Partido completo entre Argentina e Italia en Atenas 2004

COMENTARIOS (2)

Cordobes 28/08/2014

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y MAS GRACIAS POR TANTO!

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Gilbertino 28/08/2014

Todavía siento la felicidad que viví en ese momento. Y el relato de VHM me llevó a los nervios que sentí mientras veía el partido. Quizás no se vuelva a repetir nunca, pero qué enorme alegría tengo de haber sido contemporáneo de esos 12 monstruos! Para los jugadores y cuerpo técnico, sólo podré tener siempre palabras de agradecimiento.

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