Lo más esperado del día no defraudó. La selección americana, menos ‘all star’ que nunca debido a las bajas por lesión, precaución de cara a la próxima temporada, o incluso por deserción. Así, hombres top en la NBA como James Harden, Derrick Rose –como ya especuló la prensa internacional, se encontraba entre algodones para este partido– o Irving se unían a novatos en el combinado nacional americano como Faried o Rudy King. La selección finesa, por otra parte, se preparó para intentar hacer lo mejor posible ante el mejor equipo nacional del mundo, y así lo hizo. Esa marea de flashes, gritos y, en definitiva, fanatismo que envuelve a la selección de Mike Krzyzewski.
Como ya lo había hecho en el Ucrania - República Dominicana y en el Nueva Zelanda - Turquía –aunque con menos afluencia de público–, el Bizkaia Arena del Bilbao Exhibition Center se vistió con sus mejores galas para recibir a hombres tan importantes en el mundo del basket como los anteriormente mencionados. Un total de 14.000 personas, casi mitad de venidas desde Finlandia para teñir de blanco y azul las gradas, presenciaron un partido sin disputa desde el primer momento pero que sí agradó por todas las grandes apariciones de los mejores jugadores del planeta.
El show de la selección americana no se hizo esperar, ya que desde su entrada a pista 90 minutos antes del inicio, sus mates, excentricidades y exhibiciones ya lucían sobre el parqué. Y cuando el balón empezó a moverse sobre la pista, todo ese espectáculo cambió en cuanto la selección de Henrik Dettmann empezó a moverse sin miedo, plantándole cara a la mismísima USA. Aunque el resultado no lo reflejaba del, la selección europea, a través del aliento de los suyos que provocaban un ruido realmente ensordecedor, no estaba jugando del todo mal frente al equipo de Coach K.
El juego de Estados Unidos, lejos de ser el de años atrás, dejaba muy satisfecho a su head coach, que veía una victoria fácil en el partido inaugural para su equipo. Al final del primer cuarto, ventaja de quince puntos sin un anotador destacado y algunas acrobacias en forma de mates, como el de Kenneth Faried entrando desde la línea de tiro libre, o de exhibiciones en el poste alto con Anthony Davis.
En el segundo cuarto, con la irrupción de un anotador Harden y Cousins cogiendo todos los rebotes, el equipo norteamericano engordó el marcador hasta endosar un parcial de 16-2 en los primeros cinco minutos.
La oposición con la que se encontraron Rose y compañía en defensa durante los primeros compases había desaparecido y no se intuía ningún atisbo de reacción, ya con más de treinta puntos de desventaja. Al descanso, 60-18, igualando el récord de mayor ventaja en un sólo cuarto durante una Copa del Mundo o JJOO. Y además, con gente sin rendir al máximo como Derrick Rose, tocado y con 40% de acierto en tiro, o Rudy Gay, sin gozar de muchos minutos. Otro dato reseñable, cuanto menos, es el reparto de los puntos en el actual campeón del mundo. Stephen Curry era el máximo anotador de Estados Unidos al descanso con tan sólo trece de los 60 puntos de su equipo.
La ventaja obtenida en los primeros veinte minutos y el riesgo de lesión para el resto de la fase de grupos permitió que Krzyzewski sacara a pista jugadores menos vistos. Al mismo tiempo, los mismos integrantes americanos no se esforzaron demasiado en defensa, dejando libre, por momentos, el juego exterior de Finlandia. Ese pequeño respiro sirvió para que Huff intentara triples que no había conseguido hasta el momento. La esencia circense, la misma.
El monólogo americano, menos aplastante que el de la primera mitad, siguió hasta final del partido. Con un público entregado a la causa y agradecido a jugadores de ambos conjuntos por el despliegue físico, tanto la selección norteaméricana como la finesa despidieron el primer día de MundoBasket en el Bizkaia Arena. Klay Thompson, el mejor en ataque; Kenneth Faried y Cousins, en defensa.
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