La historia entre Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia y Boca Juniors tiene en sus espaldas un hecho desagradable. Salvo lo que a veces han regalado los protagonistas dentro del campo de juego, es decir un buen espectáculo; lo que ocurrió en Febrero del 95 quedó marcado a fuego en los corazones de todos los amantes del básquetbol.
El 5 de ese mes falleció Julio Lecumberry, plateísta del equipo patagónico que sufrió la salvaje agresión de un loco que tiró una enorme piedra hacia la playa de estacionamiento del estadio Socios Fundadores. Hacía instantes que había finalizado el encuentro entre los equipos citados y un arbitraje horrible de Alagastino y Chitti, enardecieron a la tribuna local.
Al igual que en las últimas horas, aquella fatídica noche, algunos comunicadores sociales arengaron a la gente a hacer justicia por su propia mano. Ahora llega Boca Juniors y a este tercer encuentro lo rodea algo extraño, algo que pareciera ir levantando temperatura de a poco.
La protesta del equipo de Fernando Duró que solo tenía como resultante llevar a Gimnasia lejos de Comodoro, una vez mas alteró la calma sureña. Los dirigentes del equipo patagónico, con mucho tacto e inteligencia, le bajaron los decibeles al tema e invitan al público a disfrutar del espectáculo a cada momento.
Lo terrible de esto es que, comunicadores sociales nuevos, con programas que debutaron en esta semana, creyendo sumar audiencia y sin tener la mas mínima noción de los reglamentos escritos del básquetbol, crearon un clima no apto para el disfrute.
Si a eso le sumamos a otros comunicadores que están fuera del negocio del básquetbol y parecieran querer destruirlo, nos encontramos ante un incipiente problema, un coctel peligroso no digno de la antesala de un partido semifinal. Ojalá que resultados al margen, la gente disfrute del espectáculo que sin dudas Gimnasia y Esgrima y Boca Juniors pueden brindar, lejos de cualquier hecho que no sea un partido de básquetbol.
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