Mucho se ha repetido el latiguillo “Cuando Oscar Sánchez asumió, el equipo estaba décimo”. Estableciendo dicha frase parece que la llegada de Atenas a la final no presumía de ningún compromiso.
“Cuando llegué a Atenas, todos me decían que esta era una temporada de transición, que haga lo mejor posibles las cosas para que todo termine bien” le dijo el Huevo Sánchez a Pick and Roll.
Esta particularidad (el décimo puesto), más las lesiones en el medio del camino (Funes y Pelussi) fueron cubriendo de un manto de piedad toda critica que bajó para el lado cordobés.
A su vez, la contra cara fue justamente Boca Juniors. El Equipo de Fernando Duró se armó para Campeón y jugó como tal durante todo el año, por más que su técnico lo niegue: “Estamos bien, tranquilos, seguros de que hicimos una gran temporada. Nunca pensé que estos pibes pudieran darme la posibilidad de llegar a la final. Se los hice saber. Les dije que estaba orgulloso del éxito que hemos tenido en este nuevo proyecto que a principios de año sólo pretendía protagonismo” le dijo Duró al diario La Nación.
Como corolario de esto se armó la gran guerra de presiones para la serie final: Boca debía ganarle a Atenas, no sólo por su localía inexpugnable, sino por mejor equipo, porque fue armado para salir campeón y porque jugó mejor durante el torneo.
Deberíamos recordar que aunque Boca terminó la serie regular con el número uno, el mejor equipo del año 2003 es Atenas. Este es un dato fácilmente comprobable: Por serie regular Atenas ganó 18 partidos y sólo perdió 3, mientras que accedió a la final con un récord de 6 ganados ninguno perdido.
En tanto Boca marcó un registro 17 victorias y 4 derrotas en al serie regular y de 6 - 1 en los play Offs. Aunque la diferencia es apenas de dos partidos, el presente 2003 le es favorable a Atenas.
Pero la historia se ha encargado de mostrar a Boca como el todopoderoso y a Atenas como el que llega a la final para “cumplir” y para “ver que pasa”.
El cóctel de sensaciones dejó a Boca con toda la presión para las dos primeras finales, incluso con la mala fortuna que Atenas en la semana previa se le cayeron por enfermedad o lesión dos de sus mejores soldados: Bruno Lábaque y Diego Lo Grippo. ¿Todo a pedir de Boca?
Las dos victorias en la Bombonera ocultaron la flaqueza espiritual con que Boca encaró los dos juegos a excepción hecha de Roberto Gabini y Gabriel Cocha. Con poco, muy poco de juego, mucho de voluntad y determinación Atenas casi se lleva uno de la bombonerita.
Antes del comienzo de la final, Pick and Roll hizo un largo análisis de la progresión de los minutos para los jugadores de Boca en las series de play off, notando como Fernando Duró dejó de utilizar la rotación perfecta entre suplentes y titulares y confió la etapa decisiva del torneo a un mínimo reducido de 8 o 9 jugadores en vez de 10 u 11.
Pero esa transformación se detuvo justamente en la final, y el técnico volvió a instrumentar la rotación de muchos minutos de los suplentes apostando al desgaste de Atenas en una serie larga.
En dicho cometido se olvidó de la personalidad de cada jugador. Las respuestas anímicas de los jugadores de Boca fueron muy disímiles ante cada situación.
Grafiquemos los 5 partidos de esta manera: Los dos primero con presión para Boca, los dos segundos para Atenas, el quinto para Boca y el sexto será para Atenas.
Parecería que estuvo repartido pero si se mirá con detenimiento Oscar Sánchez solo tuvo que trabaja la mente de sus jugadores para el tercero. “Pensábamos que nos íbamos de vacaciones muy temprano” confesó el Pichi Campana.
La virtud anímica de Atenas radicó en el tercer partido de la serie. Después fue siempre igual, en la derrota y en la victoria. El temple, los nervios y la ansiedad de los jugadores de Atenas negociaron siempre entre lo que podían hacer, lo que Boca les dejaba y las cosas que les salieron. Cuando las cosas no salían aparecía el cartel “Llegamos de Punto” y cuando las cosas salieron se presentaba “Ganamos a puro huevo”
En cambio lo de Boca fue distinto. Como favorito tiene que ganar la serie. Incluso la continuidad del cargo del técnico dependería del resultado final de la serie.
Para esta noche, el decisivo sexto juego que puedo otorgar un campeón, la historia por primera vez en la serie le da muchísima presión a Atenas. Nunca antes en los 5 partidos anteriores, los jugadores de Atenas hablaron de “Ansiedad”. Veamos:
Diego Lo Grippo. “Estoy muy motivado, pero nervioso por la posibilidad de definirlo en casa”.
Matías Lescano: “Estoy muy ansioso, el equipo está muy bien porque puede definir la serie en su casa. Falta un paso, nada más, y hay ansiedad, pero seguro que cuando estemos en la cancha nos vamos a calmar un poco”.
Héctor “Pichi” Campana: “Lo espero con mucha ansiedad, pero tratando de estar tranquilo, que creo es lo que más vamos a tener que conseguir para mentalizarnos en el juego”.
Bruno Lábaque: “Este es el momento que más tranquilos tenemos que estar, aunque va ser el momento más duro de todo el año. Tenemos que tratar de estar tranquilos para que no nos juegue en contra la ansiedad”.
Quincy Alexander: “Yo estoy muy tenso y espero encontrarme esta noche con los muchachos en el hotel para estar más tranquilo”.
Lo dicen ellos mismo. Los rótulos anteriores perjudicaron a los jugadores de Boca y el favoritismo. Hoy se dio vuelta y mata a los cordobeses. Es la última gran prueba del equipo de Oscar Sánchez.
Si se saca de encima la presión con la misma personalidad que dio vuelta la serie, esta misma noche hay Campeón. Al menos que Boca se libere de tal manera que juegue suelto y como lo hizo en la serie regular. Situación que en un decisivo partido no parece vislumbrarse.
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