Obras de Dios Wilson!
“De vez en cuando la vida te besa en la boca”, le dice Serrat a todos los hinchas de Obras que todavía no pueden creer la resurrección de su equipo. En un partido cargado de nervios, Byron Wilson se lleva el premio de la película con un doble a falta de 5 segundos para darle a Obras la victoria 73-72 y la permanencia en la “A”.
La felicidad se compone de “momentos” y sobre el tema hay mil definiciones que buscan indagar en su estructura. Pero a veces basta con ver una cara, un llanto, un gesto para saber fehacientemente que no existe nada más grande en el mundo donde se pueda meter tanta Felicidad sino detrás de un momento como el de anoche. Al menos (claro está) para jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas de Obras Sanitarias, que lograron en vísperas de las pascuas, adelantar la resurrección.
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Sólo quedan 9 segundos. El tiempo es un juego de nervios, tantas veces a favor, placentero, tantas veces perdido, malgastado, ahora tirano y escaso. Hiriente sobre los nervios en la piel de cada jugador de Obras. Minutos atrás nadie miraba el reloj, ahora el Reloj es un Dios, y dice que solo hay 9 segundos. Entonces Julián Olmedo tomó la pelota cedida por el árbitro Raúl Imosi y tardó 4 de los 5 segundos disponibles para pasarla.
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Obras se jugaba la parada más brava de la Liga, había reaccionado de local pero de visitante, en el Once Unidos, la historia se sabía sería diferente. Y lo fue. Quilmes salió con su orgullo defensivo más arriba, la moral intacta para quedarse con el tercer puesto que estaba a tiro de una victoria. Los primeros compases de la milonga sonaron al ritmo de los tacheros (10-14). Porque Byron Wilson lastimaba de afuera (dos triples) y Tyler Field lo hacía en la pintura (8 pts). Quilmes irresoluto no podía encontrar tiro claro. Con el tridente Stanton – Robinson y Calderon igualó el juego y pasó al frente.
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Es que cuando sólo existen 9 segundos, el primer pase es el último. La salida es al mismo tiempo la llegada y el destinatario no es otro que el extranjero más determinante que ha pasado por la historia de nuestra Liga. Byron Wilson. Ahora por esas cosas lindas del destino, el hombre de sonrisa amplia juega como nacional. O en realidad, ocupa ficha de nacional. Juega como los dioses.
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En el segundo cuarto, Obras apostó por una zona pero con poca confianza, además el muy buen ingreso de Agustín Carabajal (2 triples y 10 puntos) y una conversión de tres de Martínez rompieron la zona muy rápidamente para pasar al frente 29-23. Bernardo Murphy mando a su defensa a individual y se vio lo mejor de Obras. Muy aguerrido para marcar más el buen ingreso de Daniel Chaher (11 pts) la visita dio vuelta el tanteador (29-30). Otra vez Wilson, acompañado por Field (que le sacó la tercera falta a Brezzo) eran determinantes en su equipo.
En Quilmes Sebastián Ginóbili brillaba por su ausencia al igual que Javier Martínez. Con muy poco, Obras manejaba el partido desde la media cancha. Profundizando bien el balón la visita sacó réditos y además Quilmes tuvo un pésimo cierre de primer tiempo (ganaba 41-34) y tenía dos tiros libres de Robinson para sacar 9. El extranjero metió uno y Quilmes sacó la máxima a falta de 2:20, pero entre Chaher y Wilson acercaron a Obras.
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Y sabe todo Quilmes que él la recibiría. De hecho la defensa le pone una luz seguidora, como en los teatros, mientras el estadio, podría estar tranquilamente en penumbras. La estrella principal se apresta a recibir, y con un paso de danza se mueve de acá para allá. Finalmente Byron Wilson y la pelota se encuentran una vez más, como tantas veces.
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En el tercer cuarto Obras apostó por la receta sencilla de la marca hombre a hombre y contrariamente a lo que se suponía, a Quilmes le costó más esta defensa que la zona. El parcial fue de los más desprolijo y duro del partido. En casi 6minutos el parcial era 6-2 favorable a la visita (46-49). Un espanto. El cervecero tiró 1/11 en dobles y ¼ en triples en el tercer parcial (algunos tiros muy cómodo) y perdió el segmento 9-14. De todos modos en el duelo de defensas, Obras no fue mucho más y apenas aportó en ofensiva lo justo para llevarse el cuarto 53-57 con 6/11 en dobles y 0/5 en triples.
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Pero no fue ésta una vez más, un lugar común. Los dos mejores defensores del perímetro estaban encima de él: Esteban Pablo De Fuente y Ramzee Stanton habían montado guardia, edificando una pared para no dejarlo pasar. Pero Byron no sabe de muros infranqueables, y como Berlineses del este pasando por el muro hacía el oeste, como palestinos atravesando el muro de Gaza, como mongoles ante la muralla china, así encaró Byron.
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El último cuarto comenzó empatado ya que Chukie Robinson metió cuatro puntos seguidos que pusieron la igualdad en 57. Desde allí el partido fue palo a palo hasta el final. Quilmes sufrió no tener juego perimetral brindado desde su base y no podía alimentar a sus internos con ventaja, mientras Field agigantaba su figura en las dos áreas.
Sobre el final, cuando Obras gracias a cuatro rebotes ofensivos en la misma jugada logró pasar el frente 68-69, Quilmes respondió mediante Sepo Ginóbili, que casi con tiempo agotado en el reloj de 24, y sin pase posible no le quedó otra que tirar al aro, con la fortuna que su tiro de tres puntos entró (72-69) cuando solo restaban 17 segundos y 7 décimas para el final. El descenso de obras se medía por segundos.
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Y como no había lugar lo fabricó. Como todo mago, las cosas que no se pueden ver ante los ojos evidentes, las hacen aparecer por lo que se llama: arte de magia. Y Wilson encaró por el medio de sus defensores, por debajo del brazo de Esteban De la fuente, por donde no había lugar, fue subiendo la pelota mientras su vista se clavo en el aro. En un metro sacó 90 centímetros de ventaja y como siempre, puso el freno de mano, elevó sus rodillas y saltó vertical.
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Allí el local se jugó a frenar con falta a Obras para quedarse con la última bola y fue Olmedo a la línea con 11 segundos por jugar. Metió el primero y erró el segundo (tiró a meterlo) y en el mundo de cachetazos, a Robinson se le escapa entre todas las manos por el fondo de cancha para la reposición final de 9 segundos del tachero. El tiempo justo que le valía una permanencia.
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Allí se suspendió en el aire, mientras un estadio en furia contenía el aliento, porque sabía que él (justo él) que fue local en esa cancha tanta veces, es infalible. A cinco metros del aro y con 5 segundos en el reloj final, dejó volar su mano acariciando la pelota redentora que apagaría tanto incendio. Y la pelota siguió su designio y terminó (una vez más) abrazada a la red. La loca carrera del final, en esos cinco segundos en que Quilmes jugó su última carta, no podía opacar la belleza de todo un acto, que Byron Wilson creo para ganar otro campeonato: esta vez el de la permanencia. Y la foto del final es inequívoca, cuando el talento aparece, uno debe rendirse: por eso todo un estadio que estaba en llamas hizo lo que debía: le brindó como despedida el más cariñoso aplauso a un todopoderoso.
Síntesis
Quilmes (72): Sebastián Ginóbili 9, Javier Martínez 13, Ramzee Stanton 6, Chuckie Robinson 22, Pedro Calderón 4 (FI), Agustín Carabajal 12, Diego Brezzo 4 (x) y Esteban De la Fuente 2. Entrenador: Oscar Sánchez.
Obras Sanitarias (73): Julián Olmedo 7, Patricio Rodríguez 0, Byron Wilson 23, Joshua Nigut 0, Tyler Field 24 (FI), Ezequiel Lamas 3, Fernando Calvi 3, Daniel Chaher 11, Federico Pollio 2. Entrenador: Bernardo Murphy.
Parciales: 22-21, 44-43, 53-57.
Árbitros: Marcelo Latorre – Raúl Imosi.
Estadio: Once Unidos (1500 espectadores).
Boca, el verdugo
Los xeneizes ganaron por 100-86 y condenaron a Ciclista al TNA debido a que Obras venció a Quilmes. Boca, con 29 de Borrell, un ex tachero, clasificó en tercer lugar. Todo gracias a Obras. Cosa de amigos.
La definición por el segundo descenso se vivió a pleno en Capital Federal, Mar del Plata y Gualeguaychú. Pero el fantasma hizo su aparición en el barrio de La Boca para sujetar de la mano a Ciclista y llevarlo por el oscuro camino del descenso al TNA, categoría donde se reencontrará con Argentino, el rival de toda la vida y a quien le había hecho conocer el dolor de la pérdida de la categoría hace un año atrás con la famosa cachetada de Mauro Bulchi.
Boca Juniors fue el verdugo de Ciclista. Aunque de todas formas el descenso de los juninenses también contó con la presencia de Obras Sanitarias que superó a Quilmes, en Mar del Plata, para conservar la categoría y de paso ayudar a los xeneizes a finalizar en el tercer escalón de la tabla. Lo que se dice un favor entre amigos.
El conjunto orientado por Gabriel Piccato fue superior en todo el desarrollo del partido. Boca jugó con bronca, como buscando revancha por aquel 97-77 de hace cuatro días en el Coliseo del Boulevard.
Lázaro Borrell no jugó para buscar revancha, sino que jugó para Obras. El cubano, hincha de los tacheros, tuvo un partido de lujo con 29 puntos (10/13 en dobles, 9/10 en libres y 0/3 en triples), 6 rebotes, una asistencia, 2 recuperos y 2 tapas. Leonardo Gutiérrez, otro ex Obras, también colaboró con 22 puntos, 3 recobres y 3 pases gol. Y para que la cosa quede entre amigos, Byron Wilson, ex Boca, hundió a Quilmes.
Boca controló el primer cuarto e impuso el ritmo. Ciclista apenas dominó al inicio cuando aprovechó las dos faltas personales de Gustavo Oroná para colocar un parcial de 6-0, en 1m 30, y tomar la ventaja por 10-8.
Con varias vías ofensivas (Gutiérrez con 6 puntos, Legaria, Oroná y Borrell con 5) el local se distanció por 8 (21-13). Gutiérrez tuvo efectividad en sus tiros a distancia (2/4) y sorprendió con 3 asistencias. Legaria jugó e hizo jugar y se despachó con 5 pases gol en un cuarto. Borrell hizo olvidar la ausencia de Leiva (sentado en la platea con un desgarro) y Boca ganó el primer cuarto por 28-23.
Ciclista intentó una reacción pero jamás pasó al frente. El juego de la visita pasó por abastecer en la pintura a Christopher Jackson (16 puntos y 8 rebotes al primer tiempo) y esperar por algún que otro chispazo de Fred Williams.
Boca basó su juego en un endemoniado Borrell. El extranjero se despachó con un repertorio interminable de jugadas y marcó 14 de los 22 puntos del local.
El partido fue de ida y vuelta. Ofreció dinámica y muchas imprecisiones. Selem Safar lo igualó en 47 con un triple desde el corner izquierdo. Pero a falta de 2 segundos Legaria tomó el balón, dio dos pasos y lanzó un triple a la carrera que entró para alegría de los xeneizes y de Rodrigo Palacio que lo festejó en la platea para el 50-47 favorable a Boca.
El tercer capítulo continuó palo a palo. Gutiérrez, Oroná y Borrell cargaron con el goleo del local para sacar más ventaja (61-56). Jackson (9 puntos en el cuarto) siguió lastimando en la pintura y sacó provecho de la marca del juvenil Julián Aprea (63-63). En los minutos finales otro triple de Legaria le dio ventaja a Boca (74-71).
El partido siempre fue parejo y friccionado. Cequeira lastimó con penetraciones para distanciarse por 79-71. Ciclista pareció quedarse sin respuestas y para peor Jackson primero se hizo el guapo ante Aprea y luego tuvo un encontronazo con Gutiérrez. El extranjero a partir de ese momento dejó de gravitar en ofensiva y en todo el último cuarto no anotó puntos, algo que los juninenses sintieron y mucho.
Boca, con la ayuda de Gutiérrez, metió un parcial de 15-5 en 6 minutos del último capítulo y se fue a 89-76.
Desde Gualeguaychú llegó la información del triunfo de Central, situación que dejaba todo en un mano a mano entre Ciclista y Obras.
Pero dos minutos más tarde llegó la noticia que alegró a 10 hinchas de Obras camuflados en la platea local y quebró a los 600 seguidores de Ciclista: Los tacheros habían ganado en Mar del Plata. En ese momento, 12 puntos abajo, los de Junín se quebraron anímica y emocionalmente y Boca no perdonó.
El favor entre amigos se había concretado. Obras estaba salvado gracias a que Boca bajó a Ciclista y Boca era tercero porque Obras había derrotado a Quilmes. Y como cosas del destino, un ex Obras salvó a Obras y un ex Boca ayudó a Boca.
Síntesis
Boca Juniors (100): Raymundo Legaria 17, Gustavo Oroná 12, Matías Fioretti 0, Leonardo Gutiérrez 22, Lázaro Borrell 29 (FI), Jonatan Slider 3, Luis Cequeira 15, Federico Aguerre 0, Julián Aprea 2, Lucas Ortiz 0. Entrenador: Gabriel Piccato.
Ciclista Juninense (86): Rafael Costa 8 (x), Bruno Oprandi 10, Diego Prego 11 (x), Fred Williams 10, Christopher Jackson 25 (FI), Fernando Martina 10, Eduardo Dominé 5, Franco Balbi 2, Selem Safar 5. Entrenador: Adrián Capelli.
Parciales: 28-23, 50-47 y 74-71.
Jueces: Alejandro Ramallo y Oscar Martinetto.
Estadio: Luis Conde.
Fuente: Pick and Roll 26/3/2007.
Yo recuerdo ese partido como si fuese ayer, recuerdo las lagrimas de los hinchas de ciclista y la tristeza cuando se enteraron que gano Obras en la ultima pelota, recuerdo a lazaro demostrar porque Boca aposto en él... Creo que ese Boca fue el mejor que tuvo en toda la historia en base a juego... y con una ficha menos todo el año hasta que llego el torito palladino y luego Rodriguez... Tenia un Legaria conductor goleador y tirador, un escolta como Orona que metia todo cuando tenia un metro de distancia, un alero defensor con gran nivel de contragolpe como lo fue Spiller y luego Jamal Robinson, un AlaPivot con alma de campeon como Leo Gutierrez, y un Pivot en su explendor como Leiva, y suplentes de lujo, un revulsivo como cequeira que cuando entraba te cambiaba el partido, un alero que aportaba su rol de reserva como el mono fioretti y un interno goleador y distinto por donde lo mires que era Lazaro... que buen equipo... que triste pasar de esos animales a este Boca....
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la revancha 10/06/2015
Muy buena nota, pero te falto decir que raramente el huevo Sanchez ( tecnico de Quilmes ), mando a cortar con foul , cuando historicamente de local no lo hacía y esto lo repite en todas sus clinicas, ni hablar que tambien esto lo ratifico el pulga Carabajal ( claramente identificado con Ciclista ) mientras tanto Borro en cancha de Boca se abrazaba con Minervini a la vista de todos: Tambien se supo al tiempo cuantas razones tuvo el huevo para hacer lo que hizo , que pena que ustedes no lo sepan para poner en el informe de un partido que fue de lo mas vergonsozo de la historia de la liga
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