• 25-11-2024
  • Buenos Aires, 15°C

Once años de un vuelo que será eterno

El quince de agosto de 2004 fue uno de “esos” días para el deporte argentino. Comenzaba el camino de la selección argentina de básquetbol en los Juegos olímpicos de Atenas, evento que representaba uno utopía para la naranja en estas tierras.

En frente, nada menos que Serbia, no solo un fiel exponente del básquetbol mundial sino también un equipo con el que se había creado un ambiente especial tras aquella final perdida dos años atrás en Indianápolis.

En aquella mañana argentina - cuenta la crónica de Juan Manuel Rodríguez para Pick and Roll - el equipo de Rubén Magnano había comenzado en gran nivel, lo que le permitió adelantarse nada menos que por 14 puntos (44-30) durante el segundo cuarto. Pero enfrente no estaba cualquiera, por lo que la historia lejos estuvo de definirse tras los primeros 20 minutos de acción. Los Serbios lograron nivelar el score y entrara al último cuarto solo dos punto abajo, 61-59.

Los diez minutos finales fueron devastadores para cualquier corazón, y el final – digno de un set de filmación hollywoodiense – quedó para la historia. Con 3.8 segundos por disputar, Argentina tenía el balón, pero debió reiniciar el juego bajo su propio aro tras el simple convertido por Tomasevic. La bola fue a manos del Puma Montecchia, quien corrió la cancha y encontró a Manu.

Ese instante está en el salón más importante de nuestro deporte, porque la trascendencia excede lo deportivo; todo aquel que haya visto la “palomita de Manu” (marca registrada en el coloquio popular, como “el gol de Diego a los ingleses”) seguramente se acuerde dónde y cómo la vio. O, quizás, qué tenía puesto en ese momento.

Manu toma el balón en el borde derecho de la pintura para ensayar su vuelo eterno, y dejar marcado a fuego el 83-82 final.

Sebastián Ciano
Twitter: @Seba_Ciano

COMENTARIOS (1)

CBA 17/08/2015

Emocionante momento, quedara por siempre grabado en mi ese instante! Gracias Manu Ginobili por regalarnos tu magia!

Responder

DEJA UN COMENTARIO