• 23-11-2024
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Belleza americana

Los semblantes de los muchachos argentinos promediando el primer cuarto fue todo el reflejo de lo que era el partido y de lo que sería: Quijote luchando contra los Molinos de viento, pero sin lanza.

La diferencia de estatura, calidad y riqueza individual se puso de manifiesto contra Argentina porque su oponente fue un “equipo”. Que se preocupó por defender y lo hizo muy bien. Y después lastimó desde todas las posiciones en ataque fijo o corriendo las tres calles.

Del cero a cero hasta el 7 a 6 favorable fue partido. Después los jugadores argentinos miraron casi siempre, únicamente el número de atrás de las camisetas yanquis, cuando cortaban la primera línea de pase y se iban derecho a volcarla. Los primeros 10 minutos les dejó una diferencia tranquilizadora: 28 a 12.

En el segundo segmento a Magnano le faltó entrar él mismo al juego. Rotó todo el banco buscando una solución. Y Argentina tardo SIETE MINUTOS en convertir el primer doble del cuarto. Por suerte, Estados Unidos también erraba, como para hacerlo un poco más decoroso.

Con el partido en el bolsillo, en el tercer parcial y una vez que nuestra selección se dio cuenta de que no había más que hacer, se puso a jugar el básquet que puede: recuperó en parte la memoria y el temple que lo llevaron a esta final. Defendió mejor, no perdió tanto balones, Pelletieri fue una gran solución (debajo del canasto y de frente desde los cinco metros), todos defendían y en ataque, tomaron sus riesgos menos atados. El parcial lo perdió apenas por dos: 19 a 17.

En el último, se vio las dos caras típicas de un partido definido con anterioridad: el ganador queriendo hacer todo de lujo (en este caso lo lograron) y el perdedor tratando de achicar la brecha, ya sin nada que perder (también lo logró). USA basketball, la federación encargada de regir y armar los destinos de las selecciones que representan a los Estados Unidos, no quiso llevar más a un grupo de caprichosos millonarios que vayan de visita, como sucedió con los últimos dos Dream Team. Esta vez apostó al trabajo serio, se juntaron dos semanas antes, hicieron amistosos y le inculcaron hambre de ganar. Se notó. Los pibes, que en algunos casos ya son estrellas de la N.B.A. dieron muestras de que cuando se ponen a jugar en serio, no tienen rivales. En tanto que la Argentina fue una invitada sopresa a la final. Aunque el objetivo era llegar lo más alto posible, la final superó lo previsto. Y fue un mérito grande de los jugadores que veremos en la próxima Liga Nacional.

Síntesis

Argentina (63): Farabello 2, Ceruti 12, Herrmann 11, Gutiérrez 13 y Pelussi 3 (formación inicial). Sandes 0, Alloatti 0, Sucatzky 3, Moldú 3, Díaz 6, Calderón 2 y Pellettieri 8. DT: Rubén Magnano.

Estados Unidos (91): Davis 11, M.Miller 7, Szczerbiak 11, Marion 13 y O’Neal 14 (formación inicial). A.Miller 3, Terry 7, Lewis 5, Martin 7, Battier 5, Fizer 6 y Booth 2. DT: Flip Saunders.

Cuartos: 12-28, 20-47, 37-66 y 63-91

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