El inicio del encuentro sirvió como muestra de lo que iba a ser el trámite del partido. Kentucky hacía gala en el comienzo de un mejor manejo de balón, sobretodo en las manos de sus bases Tyler Ulis y Jamal Murray, lo que le permitía encontrar mayores y mejores espacios cerca del aro. La fluidez en ataque de Kentucky se refleja en que 6 de las primeras 9 canastas fueron a través de asistencia, 3 de ellas a cargo de Ulis. Por el lado de Duke los primeros 9 puntos y 15 de las 20 unidades iniciales fueron por vía de los jugadores internos, 9 de Marshall Plumlee y 6 de Amile Jefferson. Los dirigidos por John Calipari castigaban los errores y de Kentucky a través del contragolpe: 14 a 0 fue la ventaja en ese apartado en el primer espacio del partido.
Por su parte, el poder perimetral de los Bluedevils fue nulo en la primera mitad: ni Grayson Allen (0-7 en el 1T), ni Brandon Ingram pudieron ser factor en ningún momento del juego. Entre estos dos jugadores promediaron en los primeros dos partidos 45 puntos (27 Allen y 18 Ingram), hoy tan sólo pudieron convertir 10 (6 y 4). Todo un dato a la hora de analizar el resultado final.
El inicio del segundo tiempo marcó la tendencia definitiva. Kentucky pudo encajar un parcial de 10-2 con un apartado de 6-0 para poder cortarse a 10 puntos de ventaja y empezar a cerrar el partido. Ulis y Murray rompían con mayor facilidad la primera línea defensiva de Duke y encontraban a sus compañeros con mayores libertades cuando las ayudas iban por ellos. Tal es así que se dieron algunos alley-oops con el pivot Marcus Lee.
Duke recibirá el viernes a VCU Rams, mientras que por el lado del ganador será local de Wright State
Queda la sensación que en la primera gran medida para ambos Kentucky mostró tener más variantes y volumen de juego que Duke, aunque no hay que dar por vencido al último campeón, que en la tarea de rearmar un equipo competitivo irá formando un duro obstáculo para sus rivales. Los Wildcats pisaron más fuerte, pero lo que importa es quien pisa último.
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