Algunas cosas deben haber dejado conforme al técnico de Quilmes, ya que su equipo defendió bastante bien y a conciencia durante gran parte del juego y los dos americanos titulares rindieron mucho más que el partido anterior. Además el debut de Farabello fue altamente satisfactorio, teniendo en cuenta que juntos sumaron tres entrenamientos antes del juego.
En el arranque del partido, Carlos Romano probó otra vez, con la variante de usarlo a Fernando Rodríguez de escolta y a su hermano “Tato” de base completando el quinteto con Locatelli de tres y los dos americanos internos, Moore y Prickett. Por su parte, Quilmes tuvo en el incio a un Farabello inspiradísimo y un parcial 5 a 0. La dupla de internos extranjeros (Boozer y Ebong) comenzó a pesar debajo del aro. Mientras tanto, la conducción de Peñarol se debatía entre la desconcentración de “Tato” Rodríguez y la juventud de Lisandro Liguori (Juan Pablo Sánchez está lesionado).
El americano Lamont Boozer, enchufadísimo en defensa, le daba soluciones al juego de Quilmes, pero promediando el parcial, el “cervecero” perdió intensidad y la inclusión en el juego de
Laterrence Keys ensució aún más la ofensiva. En contrapartida, apareció en Peñarol el mejor Pittman de la noche, quien marcó 14 puntos en el cuarto (con el triple del final incluído) para igualar el tanteador en 48 e irse al descanso largo. Todavía el “negro” Romano no había usado a los tres extranjeros de su equipo juntos.
El tercer cuarto fue muy desprolijo, lo peor del juego. Peñarol se pudo poner al frente con un triple de Fernando Rodríguez, pero él mismo fue quien desaprovechó los ataques sucesivos por elegir tiros rápidos y poco efectivos. La mejor opción fue Tim Moore (8 puntos) que jugó por pirmera vez en el partido con Pittman y Prickett al lado. Romano no podía especular más.
Con cierto desorden en el ataque “quilmeño” y algún desconcierto de su rival, el desarrollo se hizo parejo y equilibrado por errores de los dos.
Pero en el ultimo parcial, apareció Pablo Gil en su mejor dimensión para robar un par de pelotas consecutivas y transformarlas en “bandejitas” fáciles de contragolpe. El partido se hizo vibrante, el tanteador lo controlaba Quilmes, pero el desarrollo era parejo. La diferencia se estiró a 9 puntos (61-70) a falta de 7 minutos para el cierre.
En el final, creció la figura de Jared Prickett en Peñarol que encontró gol en varias penetraciones rápidas, pero no fue suficiente. Si hay algo que a Peñarol anoche no le salió, fue ser claro desde la base, alternando Lisandro León Liguori con “Tato” y Fernando Rodríguez. Pocos pasajes fue prolijo en ofensiva. Quilmes se llevó el clásico, y quizás una noticia que a futuro sea mejor: con trabajo es un equipo que pude dar pelea a cualquiera.
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