• 30-11-2024
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Tim Duncan: héroe en el silencio

Tímido, serio, de festejo estéril y con una escasa alegría demostrativa, Tim Duncan se convirtió, como rara vez suele pasar, en una leyenda silenciosa. Acostumbrados a la fama mundial que deriva el estar en la élite del básquet y al marketing de la NBA, principalmente en las últimas décadas, para explotar a sus jugadores estrellas, el pívot es el estereotipo antónimo a los parámetros que traspasa a todas las grandes figuras de la liga.

No suele dar notas ni entretener a los fans con un juego vistoso, pero sí que les dio alegría a cada uno de los hinchas de los Spurs. Con todos los condimentos para no ser citado a un All-Star, Tim fue contra todos los pronósticos y apareció en 14 oportunidades. Sus puntos, sus títulos y su currículum en la pintura lo transformaron en una leyenda que no necesitó ser el centro de atención; él mismo se convirtió en mito.

Los mil encuentros ganados este martes en Salt Lake City ante Utah Jazz no es un récord poco común. Ni siquiera, fiel al estilo de Duncan, el hito no tuvo demasiada relevancia por los portales de noticias. En un tiempo donde las estadísticas chatarras de color preferidas por los estadounidenses, como cuántos partidos seguidos de visitante finalizó con un doble-doble en tal jugador, suelen ser moneda corriente de los diarios, los números de Timmy D se escondieron como él se le esconde a la fama.

A sus 39 años, el nacido en Islas Vírgenes se convirtió en el tercer jugador en la historia de la NBA en llegar a los 1000 partidos ganados en temporada regular, hito alcanzado gracias a sus 19 campañas jugadas, siempre con los Spurs, en un total de 1389 jugados. En el podio, como si fuese poco, es el de mejor porcentaje de tiro, con 69.7%: lo siguen Kareem Abdul-Jabbar (1074 partidos ganados y 68.8%) y Robert Parish (1014 y 62.9%).

La lógica NBA que “vende” jugadores al globo, tanto por la alta personalidad de estos como por marketing propio de la liga, funcionó a la reversa con Duncan, que necesitó sólo de básquet para convertirse en una leyenda y un futuro Salón de la Fama: cinco anillos de campeón, dos MVP de temporada regular y tres de las Finales lo avalan, además de récords que sólo un monstruo pueden romper. Como este.

El futuro incierto de Tim impide saber si puede alcanzar las marcas de Abdul-Jabbar o de Parish para quedar como el máximo ganador de partidos, pero el podio ya es para él. La eternidad se la ganó solo y en soledad, con un sinfín de alegrías para los fanáticos de los Spurs y para convertirse en un héroe en el silencio.

Lucas Barreña

En Twitter @LucasBarrena

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