• 30-11-2024
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Un récord forjado en los tiempos que corren

Como en la vida, el deporte también sufre, sufrió y sufrirá modificaciones. Cambios en la manera de gestarse, desarrollarse y hasta de disfrutarse. Las épocas, cualquiera sea las disciplina en cuestión, son incomparables entre sí desde lo que a la propia actividad concierne debido a la constante evolución en cuestiones físicas y tecnológicas que lograron que el deporte ascienda a niveles cada vez más elevados.

Pero la historia es inocultable, se repasa a cada instante y convive con el hoy y con lo que vendrá. Anoche se hizo presente tras victoria de los Golden State Warriors en San Antonio (92-86) que marcó un hecho que tuvo precedentes hace veinte años: igualaron el récord de 72 victorias alcanzado por los Chicago Bulls de Michael Jordan en la 95/96.

Aquella máquina de mediados de la década del noventa que comenzaba el camino a su segundo “threepeat” (ganar tres títulos en forma consecutiva) estableció un hito en la historia de la liga, no solo por quebrar la por entonces marca de 69 triunfos de los Lakers del 72, sino también por tratarse de un equipo que marcó una era en el básquetbol y en el deporte mundial, con figuras reconocidas que distribuyeron la marca NBA alrededor del planeta.

Los Bulls de Jordan fueron una de las dinastías de la NBA, y se fue gestando mediante una filosofía a través de los años. Phil Jackson, principal autor intelectual, llegó a la franquicia a mediados de la década del ochenta como asistente del por entonces entrenador Doug Collins; vivió el proceso de la creación de la estrella (“MJ”) y supo cómo sacarle réditos.

Su estilo marcado por la afamada ofensiva triangular – una versión mejorada y readaptada por Tex Winter de un viejo sistema – sirvió como gran molde de un equipo fantástico, que hizo del juego en equipo un culto más allá de sus ineludibles figuras.

Estos Warriors llegaron a alcanzar ese listón que tan lejos quedaba para cualquiera. A medida que fue avanzando la temporada fueron creciendo, y nunca llegó ese momento en el que todos esperaban que se cayeran. Muy por el contrario, Golden State acrecentó su nivel y diferencia para con los demás equipos. El miércoles tendrán las chance de situar su placa para siempre si es que derrotan a Memphis y alcanza las 73 victorias.

Pero las similitudes se terminan con los números. Estos Warriors de Steve Kerr, quien fue miembro de aquel equipo de Chicago, poseen otras características desde su juego pero, principalmente, desde su concepción. Es un equipo que explotó de la misma manera que explota al jugar. A diferencia de los que ocurrió con los Bulls, el proceso de Golden State todavía no cumple las dos temporadas, si bien hay una columna vertebral que venía jugando junta mientras Mark Jackson era el entrenador.

Stephen Curry, Jason Thompson, David Lee (fue campeón pero ya no está en el plantel), Harrison Barnes, Andrew Bogut y Draymond Green vienen jugando juntos desde hace un tiempo; insinuaban ser un equipo a temer desde 2012 sin poder concretar. Pero con la llegada de Kerr saltaron de las 51 victorias de la 2013/14 a las 67 que luego derivaría en el primer título de la franquicia en 40 años. Es decir que en dos temporadas la marca subió 22 triunfos, con la posibilidad de agregarle uno más.

“Ha sido una temporada regular mágica. Es realmente increíble, surrealista”, contó Thompson luego del triunfo que cortó el invicto de los Spurs en el AT&T Center (¿qué otro equipo hubiese podido hacer eso?). “El objetivo es ganar el campeonato, pero logramos algo que ningún equipo había podido”, reconoció Curry.

Parece que todo sucede rápido para los Warriors. La evolución en constante y arrasadora. La juventud e inexperiencia en la grandes gesta no fue un impedimento para que lograran hacerse un lugar en la historia de la NBA. Un ciclo con un proceso diferente, como los tiempos que corren.

Sebastián Ciano
Twitter: Seba_Ciano
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