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Bandera de mi patria

Luis Scola capitán de la selección Argentina de Básquetbol será el abanderado en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, así lo confirmó en horas de la tarde del miércoles el comité Olímpico Argentino. Fue nombrado por unanimidad en el Consejo Directivo del COA.

Desde el momento que se conoció que Argentina participaría de los Juegos Olímpicos con la selección que dirige Hernández que desde los diferentes sectores se venía realizando la campaña para que el ala pivote y medalla de oro en Atenas 2004 sea el encargado de portar nuestra bandera nacional. En las últimas semanas, el mismo Scola había declarado que ser abanderado sería un sueño y eso se cumplió.

Se lo merecía tal vez como nadie. Será su cuarto Juego Olímpico, fue ganador de la medalla de oro en Atenas 2004, bronce en Beijing 2008 y diploma (4to puesto) en Londres 2012. Un auténtico líder de un plantel que lleno de gloria nuestro básquet y un hombre que de manera permanente y sin distinción de torneo siempre ha dicho presente en la causa de ir a representar a su país.

La historia comenzó cuatro años atrás cuando en un gesto que lo honra, el jugador hoy de Toronto Raptors, le cedió al taekwondista Sebastián Crismanich, único campeón olímpico argentino en Londres 2012, la portación de la bandera en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos.

Scola había sido designado como cabeza de la delegación argentina para el cierre por su liderazgo en la Generación Dorada, delegó su protagonismo en Crismanich, primer atleta argentino en ganar una medalla de oro individual luego de 64 años, con su consagración en la categoría hasta 80 kilos de taekwondo.

Este hecho mereció el reconocimiento de todos y hoy tiene sus frutos porque así como lo hizo Emanuel Ginóbili en 2008, otra vez el básquet es protagonista y apoderado para guiar a nuestros colores celestes y blanco en un evento único.

Y no se trata de una ceremonia cualquiera. Es un momento muy especial para el deporte mundial y para la historia de un Juego Olímpico. Según lo dispuesto en la Carta Olímpica, varios elementos conforman la ceremonia de apertura de los Juegos. La mayor parte de estos elementos se establecieron en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920.

La ceremonia suele comenzar con el izamiento de la bandera del país donde se realizan los Juegos así como la presentación del himno nacional. Más tarde se presentan manifestaciones artísticas de música, canto, danza, teatro, etc. de la cultura de ese país.

Las presentaciones artísticas han crecido en tamaño y complejidad a medida que las sedes han buscado ofrecer una ceremonia que perdure más que la de su predecesor. La ceremonia de apertura de Pekín 2008 costó 100 millones de dólares, con gran parte del presupuesto gastado en el segmento artístico.

Después de la parte artística de la ceremonia, se realiza el desfile de los atletas, agrupados por país, en el Estadio Olímpico. El contingente de Grecia es tradicionalmente el primero en entrar al estadio con el fin de honrar a los orígenes de los Juegos Olímpicos. En seguida, las naciones participantes ingresan al estadio alfabéticamente de acuerdo al idioma hablado en la sede de esa edición, el contingente del país anfitrión es el último en entrar.

En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, la bandera griega entró primero al estadio, sin embargo, la delegación de Grecia entró última. Los discursos dan formalmente la apertura de los Juegos. Por último, la antorcha olímpica ingresa al estadio y se enciende el pebetero olímpico.

Luis Alberto Scola, uno de los atletas más grandes de la historia Argentina, y para algunos el mejor jugador de la historia de nuestro básquetbol (y para muchos entre los 3 mejores) será el encargado de brindarle la emoción necesaria al deporte de nuestro país cuando la delegación argentina sea encabezada por él.

Flavio Ariel Ibarra

En Twitter @Flaviorocambole

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