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La previa: Expectativas altas

Luego de hacer una temporada debut en la Liga Nacional con un plantel más acorde a un club que recién desembarcaba en la máxima categoría, la Gloria pisó fuerte el acelerador en la previa de su experiencia liguera y consiguió refuerzos importantes para la 2016/2017.

Así fue que llegaron refuerzos foráneos de suma importancia (Green, Clancy, De Groat) y jugadores nacionales de dilatada trayectoria en la Liga Nacional, caso Ciorciari o Gerlero. Bajo la batuta de Ariel Rearte, las expectativas eran importantes en Alta Córdoba.

Lo que le podría a llegar a jugar en contra a Instituto en la previa, cosa que finalmente sucedió, fue que no sería fácil encontrar la química de juego ante tantos recambios respecto a la temporada anterior. Además, jugaba en una Norte mucho más dura que la Sur.

La primera fase: Demasiado irregular

El comienzo de Instituto fue auspicioso. La Gloria ganó los dos primeros partidos de la temporada y luego llegó a encadenar un registro de 4-2 en sus seis encuentros iniciales, pero a partir de allí el equipo de Rearte perdió su línea de juego y se alejó del Súper 4.

Apenas cuatro victorias en sus últimos doce partidos de la primera fase hicieron que Instituto cierre esa etapa del campeonato con un 8-10 que ni siquiera lo acercó al Súper 4 y que además le dejó poco colchón para la segunda fase. Como positivo, ganó los dos clásicos.

El comienzo de la segunda fase: Gran cierre de año

Cambió la etapa del campeonato y también se modificó el juego de la Gloria. Voraz y decidido dentro de la cancha, el conjunto de Rearte ganó cinco partidos de seis (incluyendo victorias en la Bombonerita y en Comodoro Rivadavia) y se fue al receso ilusionado con su 13-11.

El final de la segunda fase: Irregular y sin localía

El comienzo del 2017 fue una prolongación del cierre del 2016. Instituto ganó ocho de sus primeros nueve partidos del naciente año, elevó su registro a 21-12 y logró que todo el mundillo hable de Green, Clancy y cía. La ilusión crecía y el registro también en Alta Córdoba.

Sin embargo, una inesperada derrota con Quimsa en casa le puso paños fríos a la euforia cordobesa. Luego de eso, el conjunto de Ariel Rearte ganó apenas dos partidos de siete, cayendo a 23-18 y alejándose de forma casi definitiva de los dos de arriba, San Martín y Estudiantes.

Una linda racha de dos triunfos en tres juegos ante rivales difíciles dejó las cosas en 25-19 y dio paso a un momento clave de la temporada, los cinco partidos al hilo en el Sandrin. Ya con Whelan, la Gloria apenas ganó dos (27-22), pero sumó dos entre Corrientes y Formosa (29-23).

En las últimas cuatro finales, Instituto se jugaba la localía en la primera serie, pero no la pudo conseguir. Patinó de local ante Bahía y Regatas, quedando condenado a tener que jugar una durísima serie ante Olímpico de La Banda sin la posibilidad de tener la ventaja de localía.

Los playoffs: Poco para destacar

El objetivo en La Banda era arrebatarle a Olímpico la localía ganando al menos un juego. Sin embargo, y al igual que en casi toda la temporada, a la Gloria le faltaron cinco para el peso. Peleó de igual a igual el primer juego, dio batalla en el segundo, pero volvió 0-2 a Córdoba.

El trabajado triunfo del tercer partido fue una brisa de aire fresco, pero no duró más que eso. Olímpico salió decidido a matar en el cuarto juego, tomó una gran ventaja de entrada y todo fue cuesta arriba para Instituto. El equipo de Rearte se acercó, pero perdió y quedó eliminado.

Balance final: Agridulce

Redobló la apuesta económica en relación al torneo anterior y eso es para destacar. Dentro de un club al que en fútbol no le sobra nada, y que siempre es noticia negativa por sus sueldos, un aporte externo jerarquizó al básquet y lo hizo clasificar a los playoffs por el título.

Claras mejorías mostró Instituto en relación a la temporada anterior en cosas importantes como la transmisión vía streaming y su equipo de prensa. Siempre hay cosas por mejorar y seguramente también las hay en estos aspectos, pero la mejoría fue clara y merece ser resaltada.

Si bien nunca llevó multitudes al Sandrin, tampoco nunca se dijo que jugaba a cancha vacía. Dentro de una ciudad en la que Atenas es amo y señor del básquet desde hace muchísimos años, la Gloria tuvo su gente. Importante, y también para seguir trabajándolo en las próximas temporadas.

Salvo una rachita de no más de 15-18 partidos entre finales del 2016 y comienzos del 2017, la Gloria nunca encontró su juego. A veces faltó gol, a veces faltó defensa, pero el equipo mostró pocas veces la cara que se le esperaba teniendo en cuenta los apellidos que tenía en el plantel.

Floja participación en la Liga de Desarrollo. Dentro de una Conferencia Norte más débil que la Sur (al revés que en la Liga Nacional), la Gloria apenas llegó al 50% de triunfos y ni siquiera clasificó a los playoffs. Poco para lo que suelen ser las inferiores de los cordobeses.

Fotos: Prensa LNB

Leonardo Chianese (@leodeflores)

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