Héctor Campana es reconocido como uno de los grandes jugadores que tuvo la Liga Nacional, y aunque quedó identificado con Atenas de Córdoba, por el gran paso que tuvo en aquella institución, con la cual obtuvo seis títulos de Liga, el ‘Pichi’ tuvo un anterior paso por Núñez, en la época dorada de Obras Basket. Su arribo se dio el 18 de octubre de 1982, cuando estaba pronto a cumplir 18 años. El cordobés, quien además estudió en el Instituto Obras, fue campeón de la Copa William Jones en 1983, y permaneció en el club hasta 1985. Campana contó los detalles de su llegada, las experiencias que vivió, y los recuerdos que le quedaron de su etapa en la que se vistió de amarillo y negro.
-¿Cómo se dio tu llegada a Obras?
-Jugué un Campeonato Argentino de Mayores en Neuquen el año anterior. Allí me fueron a ver de Ferro, Obras, Gimnasia (La Plata) y River. Terminé aceptando la propuesta de Obras porque tenían un proyecto muy importante. Era uno de los mejores equipos del país, habían jugado muchas competencias internacionales, tenían jugadores como Eduardo Cadillac, Carlos Raffaelli, Carlos Romano y extranjeros muy buenos también. Llegué recién el año siguiente porque estaba terminando el secundario.
-¿Qué fue lo que estudiaste en el Instituto Obras?
Empecé con el profesorado en Educación Física. Hice dos años pero por los compromisos no pude continuar. Viajábamos mucho. Después me hice profesional y me tenía que dedicar al básquet tiempo completo. Aún así, estoy convencido que se puede estudiar y jugar al mismo tiempo.
-En aquel entonces, te encontraste con un equipo repleto de figuras en su mejor momento. ¿Qué significó para vos llegar a un club que competía ante los mejores del mundo y a tan corta edad?
Fue algo muy importante para mi carrera. En ese entonces Obras era un equipo que viajaba mucho por el interior del país, incluso hacía giras internacionales. Para los juveniles que estábamos en ese proyecto era muy positivo jugar y competir con semejantes jugadores al lado.
-Fuiste parte de un equipo especial, el único en Argentina en ser campeón intercontinental. ¿Qué te acordás de ese equipo y de aquel torneo?
Era el título que le faltaba a Obras. Ya lo habían jugado en varias oportunidades, incluso había perdido una final hacía pocos años. Sin dudas era el gran objetivo. Recuerdo que el técnico era Flor Meléndez, habían grandes jugadores como Cadillac, Romano, Vicente Pellegrino, Esteban Camissasa, Gabriel Milovich, los panameños Frazer y Butler y Norton Barnhill. Fue un torneo muy bueno, lo ganamos bien. Yo tenía poca participación porque era juvenil y el equipo era muy largo pero fue una experiencia única.
-¿Cómo influyó Obras en tu desarrollo como profesional?
En Obras tuve excelentes entrenadores y compartí equipo con jugadores que formaban parte de la Selección mayor. Yo estaba en el combinado juvenil y eso me aportó mucho. En esa época, todavía sin la Liga Nacional, era importante para los del interior ir a jugar a los clubes de Buenos Aires.
-¿Qué aprendizajes te llevaste de tu etapa allí?
Allí entendí lo que significa integrar un plantel profesional. En la época, la forma en que entraban y cómo trataban a los jugadores era una novedad, sobre todo para los que veníamos del interior, eran realmente profesionales. Eso te lo trasmitían los mismos jugadores con su experiencia.
-¿Qué recuerdo te queda del club?
Recuerdo a Obras con las mejores sensaciones. Había hecho muchos amigos que quizás no estaban ligados al básquetbol pero iban a alentarnos. No sé cómo será ahora, pero en el momento había mucha vida social. Nos trataban muy bien, a pesar de que eramos jóvenes y por ahí hacíamos algunas macanas producto de la edad. Recuerdo que había gente que se encargaba de los juveniles y siempre nos contenían.
Fuente: Prensa Obras.
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