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Vuelta al pasado

En la NBA de los noventa se jugaba rigurosamente y con mucho vigor, difícilmente se cobraban faltas y los golpes eran algo normal. Todo cambió en la época de la camada 2003, cuando llegaron Lebron James, Carmelo Anthony, Dwayne Wade y compañía a la mejor liga del mundo. A base de protestas y quejas, los árbitros (con consentimiento del comisionado) empezaron a ser menos permisivos.

La más mínima desaprobación o roce por parte de los jugadores era motivo de cobro o sanción, hecho que molestó a algunos, pero que benefició a otros. Jugadores temperamentales como DeMarcus Cousins o Draymond Green acumularon más faltas técnicas que nunca en estos tres últimos años (52 y 54 respectivamente); mientras que James Harden, por ejemplo, pudo ir a la línea y conseguir tirar allí 10,9 intentos por juego la temporada pasada.

“Es un juego de niñas, en los noventa nos matábamos a golpes y nadie se quejaba. Hoy son todos flojos”, dijo Charles Barkley el año pasado para expresar su malestar. Un énfasis del propio David Stern en su momento, bajando línea a árbitros de la calidad de Joe Crawford fue todo lo que se necesitó para que el juego en sí sea más cortante, disminuyendo en atracción y ritmo.

Basta con ver videos de partidos de los “chicos malos” de Detroit Pistons, los Bulls de Rodman, Jordan y Pippen, los Pacers de Reggie Miller y Ron Artest o los Phoenix Suns de Charles Barkley, para recordar (o conocer) la agresividad con la que se jugaba en los noventa. Faltas bajando el brazo o directamente yendo al cuerpo del jugador (que en esta época serían flagrantes y que en esos tiempos eran sólo golpes) son ejemplos del caso en cuestión.

Desde 1998 a 2001, los foules en promedio total de toda la NBA fueron de 100,5 % por juego, mientras que en la temporada 2015 este porcentaje incrementó casi un 50% para pasar a ser de 145,7%. Es un llamativo dato que puede explicar por qué los jugadores se hicieron “más blandos” o propensos a recibir faltas y, por ende, poder anotar más puntos desde la línea de los suspiros.

Casos puntuales como las penetraciones de James Harden o las inexistentes infracciones a jugadores con reputación de estrellas (Lebron James, DeMarcus Cousins, Russell Westbrook, entre otros) causaron mucho fastidio al público rival y a los fanáticos de todo el mundo.

Gradualmente la NBA fue castigando los casos de "flopping", que significa simulación en inglés. Con multas de altas sumas de dinero, el comisionado de la liga intentó cortar de raíz estas artimañas que comenzaron a ensuciar el espectáculo. Las sanciones fueron la primer represión de la avalancha que se venía, la calma previa al huracán.

Este año fue un punto de quiebre y en la duela empezaron a ser más permisivos, pitando menos y teniendo más criterio a la hora de cobrar faltas y de detectar casos de flopping. James Harden está un poco fastidioso por esto y se le puede ver constantemente protestando por penetraciones que, en el pasado, hubieran sido cobradas sin dudar. El mismo Lebron James es otro de los que se viene sintiendo incómodo con los nuevos permitidos de la liga, asunto que no está evitando que promedie 27,6 puntos esta temporada.

¿Puede ser la permisividad de los árbitros un efecto mariposa que desemboca en la cantidad de lesiones en tan pocos partidos? La rotura expuesta del tobillo de Gordon Hayward, la rodilla de Jeremy Lin, la fascitis plantar de Milos Teodosic o el esguince de pie de Dennis Schroder podrían justificar esta teoría. A comparación de la temporada pasada, en la que no hubo lesiones graves en los primeros diez días, este año ya ocurrieron 37 lesiones, incluyendo la pretemporada.

Hay muchos factores que pueden influenciar en las lesiones. Aumento desmedido de peso, jugadas riesgosas, mala alimentación o, simplemente, mala suerte. Sin embargo, en la liga norteamericana se lleva un control excesivo de todo el comportamiento del cuerpo, planes alimentarios que se deben cumplir religiosamente y preparadores físicos que están constantemente controlando al jugador en el gimnasio.

Al ser muy difícil que el aumento de peso o una mala alimentación, por ejemplo, sean los causantes de tantas lesiones, todos los caminos llevan al arbitraje con estilo noventoso. El comisionado Adam Silver busca dejar jugar más y disminuir las faltas es su método. Los cuerpos de los jugadores deberán adaptarse a ello y, no quedan dudas, de que será entretenido ver cómo lo hacen. Mientras tanto, los amantes de los 90 pueden estar contentos, el juego físico volvió.

Nacho Miranda

@magicjohn

COMENTARIOS (2)

Giannis mvp 27/10/2017

Gran nota. Concuerdo en que puede ser el arbitraje la causa de tantas lesiones pero tambien habria que agregarle un poco de mala suerte

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Rody 28/10/2017

Totalmente en desacuerdo con el articulo. Las lesiones es mas en mala suerte que otra cosa. Sean las reglas que sean Hayward se partia igual. Si se partio solo. Y la maoria de lesioes se dan x hechos desafortunados que nada tiene que ver la imtensidad del juego. Comparar la nba de ahora con la de los 90 no tiene sentido...

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