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Cerrado por básquet

"No perdimos una medalla de oro, ganamos la medalla de plata" Dijo Hernandez después de perder el duelo ante España. "Primero felicitar a España y luego estar tristes" Dijo Scola antes de analizar lo sucedido. Los tweets de los jugadores de la generación elevando lo realizado por el plantel. Tal vez hasta sorprendentes palabras dentro de un mundo deportivo (en nuestro país sobre todo) donde ser segundo es cosa de perdedores y de los que nadie se acuerda según el fatídico dicho popular. Peor aún sin enfatizamos a Olé con un titular "El peor final" tras la derrota ante España.

Sin dudas que esta selección Argentina ha marcado algo especial entre los seguidores dentro del mundo del basquet y los de afuera que se comienzan a enterar quien es quien dentro del equipo del oveja. Fueron 15 días de fantasía para Argentina, donde logró su boleto a los Juegos Olímpicos, ser el mejor elenco de América, deshacerse de candidatos de lujo como Serbia y Francia y terminar como subcampeón ¿Mucho no?

Para enorgullecerse y hasta lagrimear por cada heroico paso de esfuerzo, sacrificio, entrenamiento y todo lo que entregó Argentina en el mundial. Dejemos de lado el popular "ganamos con huevos" porque el equipo ganó con mucho basquet, con mucho scouting, una previa donde ideó planes que funcionaron y el grupo con una química y conexión deslumbrante hizo el resto. Los resultados ayudaron, la confianza subió y cada vez hubo más ganas de demostrar y derribar a los gigantes del torneo. Eran más altos, más rápidos y hasta mejores técnicamente, lo cual habla del desafió a la lógica que se planteó y que llevó a cabo Argentina.

Sin dudas este equipo tiene mucho talento, juventud, futuro y protagonismo en sus equipos, pero un mundial es otra historia y no siempre es para cualquiera. Así y todo Delia lo tapó a Gobert, Caffaro se bancó a Jokic, Garino marcó a los NBA perimetrales y anotadores como si fuera algo de todos los días. Vildoza entró y rindió como un veterano, Deck como si tuviera dos mundiales encima y Campazzo siendo Campazzo. Realmente extraordinario lo del equipo y es lógico que emocione todo lo realizado. Scola entrenando tres meses antes de arrancar la preparación con 39 años y terminando en el quinteto ideal. La foto consolando a Oveja tras el emocionante juego ante Serbia. Nada de humo, hechos.

Todo lo que mostró Argentina en cancha con sus logros, su trabajo, determinación y accionar la gente lo vio y enfatizó en redes. No solo los que estamos dentro del palo del basquet sino gente de afuera, en otros canales, hablando con familiares de los jugadores, reaccionando y apoyando al equipo como si fueran fans de toda la vida y el propio Estudio Fútbol le dio un espacio imposible de pensar a la naranja. Relatores de fútbol revalorizando el basquet y otros tantos periodistas sorprendidos como en todos lados solo se habla de basquet, incluso con Maradona en Gimnasia La Plata. Un furor total con la firma del basquet de Argentina.

La primera palabra que apareció cuando Argentina perdió la final fue la de orgullo, la de levantarse y aplaudir a un equipo que batalló contra gigantes como un David y Goliat constante y derribó mitos e hizo saltar la banca. Sin dudas hubo amargura, tristeza y el hecho de como España ganó de punta a punta, pero la tranquilidad de todo lo dado y con muchos objetivos alcanzados y superados.

La grandeza de sus protagonistas de aceptar la derrota, de seguir, de entender y sacar provecho de eso más allá de las lagrimas y la desazón como puede causar cuando pérdida pero cabeza arriba y con un futuro por delante. Avanzar, convertirse en potencia y saber que ajustando tuercas esto puede ser mucho mejor. Un equipo que llenó de admiración y alegría a propios y extraños jugando realmente bien.

Desde un Grupo B que superó con trabajo y control sumado a una segunda ronda de excelencia donde hizo el click para algo más. Una defensa de campeón, un juego de primer nivel, variantes sólidas, química de grupo hasta convertirse en el mejor equipo para ver en el Mundial. Sin dudas que no hubo perfección, pero disimular falencias y agigantar las virtudes minimizando errores a sabiendas que cualquier bache en este nivel te saca del torneo.

Los aplausos en el cierre de cada entrenamiento como un grito de guerra, algo fecundado en familia por el Alma y que llegó a todos nosotros y nos hizo lagrimear. Ver los partidos del Mundial en el colegio (teniendo en cuenta los horarios de mañana) entendiendo su importancia y hasta pidiendo de colocar pantallas gigantes. El saludo de futbolistas, Los Palmeras la Mona Jimenez, y hasta un aro colgado en la propia Casa Rosada.

Lo mejor es que esto no terminó, sino que recién empieza. Que el mundial haya terminado, no significa que el equipo no estará más o no jugará más, sino todo lo contrario. Tokio 2020 espera esta versión y mejorada aún de Argentina y con el aliento de la gente y todos los que se agregaron para seguir que pasa con ellos.

“Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía: Cerrado por fútbol. Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado sesenta y cuatro partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido" Cuenta Eduardo Galeano en su libro Cerrado por Fútbol. Él creía que el fútbol expresaba “emociones colectivas”, esas que generan “fiesta compartida o compartido naufragio, y existen sin dar explicaciones ni pedir disculpas”.

Bueno, estos 15 días lo trasladamos al básquet donde todo eso y más sucedió con la naranja. Una movilización en masa por culpa de 12 inadaptados e inconscientes que traspasaron barreras y generaron en estas últimas semanas que Argentina cuelgue su cartel de Cerrado por básquet...

José Fiebig

COMENTARIOS (1)

Damian 17/09/2019

y yo les quería agradecer a usted, pick and roll. ustedes jugaron su propio torneo, dando siempre buena información y casi en tiempo real. son una página de consulta obligada para todos los que nos gusta el basquet. saludos a todos.

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