Si bien fue Brasil el que pegó de arranque, un par de ofensivas más tarde Las Gigantes calentaron motores y comenzaron a remontar.
Agostina Burani se mostró como faro ofensivo, y si bien del otro lado las nuestras padecieron a Damiris (10 puntos), con el correr de los minutos, ajustando en el aro propio y con tozudez en el ajeno se arrimaron a tres (11-14 en el promedio) después de llegar estar por siete atrás (5-12).
El tridente Delabarba-Boquete-Burani pasó a ser peso específico, y con la mejor defensa del año, la celeste y blanca se hizo de las riends del match, para pasar a comandar por la mínima (15-14) con 2:30 por delante.
Sacándole provecho al rompimiento con balón, las locales dejaron muy buena imagen y terminaron igualadas el primer cuarto, 17 por bando.
Otra fue la historia en el segundo acto. Damiris no tardó en encenderse (cerró el primer tiempo con 20 y 5 rebotes), Erika aportó desde el oficio; y poco a poco Argentina se fue apagando.
Fiorotto vivió buenos minutos, y de su entrega las nuestras quedaron a dos (23-25), distancia que se proyectó un par de acciones más tarde.
Un minuto de Leo Costa fue el punto de inflexión. Volvió del mismo con González-Gretter trasladando, y sin Delabarba, el ataque se frenó. El ingreso de Chagas como escolta (Pepo de base) corrigió en parte, pero en defensa la estructura se resintió.
Brasil sacó siete (37-30) y llevó la máxima a 12 (44-32) con un minuto por delante. Argentina modificó su estructura, reconstruyó en parte su imagen defensiva, y terminó encarando el descanso largo nueve abajo (37-46).
El regreso de zona de vestuarios planchó el match. Con el reloj, la diferencia del electrónico, y la brecha a conseguir, todo estuvo a pedir de Brasil.
Para colmo de males, si bien la producción del huésped no fue fluida, Las Gigantes tardaron medio cuarto en mover su tanteador (doble de Llorente). El desgaste del primer tiempo se sintió en el tercero, y las brasileñas se aprovecharon de eso.
Con poco, y basándose en el oficio, el clásico adversario estampó la máxima (58-41 a 2:20) y el cotejo entró en un camino sin retorno. Argentina terminó con apenas cuatro unidades en ese pasaje, y con el 41-60 que dio paso al capítulo final; la distancia real para darse la clasificación era de 35 (los 19, más la meta del plus de 16).
En el cuarto final Argentina buscó quemar las naves pero no lo consiguió. Para colmo de males, un choque de cabezas entre Boquete y Burani dejó a esta última fuera por algunos minutos, completando de mala forma el panorama.
Con el correr de los minutos la diferencia no se modificó sustancialmente, y con la bocina final, y el 77-55 a favor de Brasil, se consumó la derrota nacional, y el final de la ilusión de llegar a los cuadrangulares globales.
Será tiempo de replantear situaciones, descansar y comenzar a trabajar pensando en la única competencia para el 2020: el Sudamericano.
Emanuel Niel
@ManuNiel
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