"11 anillos" es el libro en el que Phil Jackson cuenta su trayectoria en los banquillos. Ahí se incluyen y tienen un lugar destacado los seis anillos conquistados con los Bulls de Michael Jordan y toda su etapa en la franquicia de Chicago. Algunas anécdotas que cuenta sirven para conocer mejor la personalidad del mejor jugador de todos los tiempos.
Jackson cuenta que, siendo entrenador ayudante de los Bulls, hizo un aparte con Jordan y le recordó una famosa frase de Red Auerbach, mítico técnico de los Celtics: "El verdadero sello de una estrella es el nivel hasta el cual mejora a sus compañeros de equipo". La respuesta del mito de los Bulls no pudo ser más escueta: "Está bien. Gracias".
El entrenador de los Bulls también recuerda la poca aceptación por parte de Jordan del triángulo ofensivo, la estrategia más desplegada por Jackson. Air la consideraba demasiado democrática. "Lo denominaba, irónicamente, el ataque de la igualdad de oportunidades. Llegó a decir que le daba dos partidos", escribió el técnico, que le explicó que probablemente no estaría en condiciones de ser el máximo anotador de la temporada. "De acuerdo. Supongo que podré promediar 32 puntos, lo que significa ocho puntos por cuarto. Nadie más lo hará", respondió el escolta.
Sus compañeros de equipo llegaron a sentirse intimidados por Jordan: "No era demasiado accesible". Pippen, sin embargo, sí que se mostraba más abierto a la hora de hablar: "Era otra clase de líder. Se trataba de una persona más flexible que Michael. Escuchaba pacientemente a sus compañeros cuando se desahogaban e intentaba hacer algo para ayudarlos a resolver lo que les inquietaba". Para Steve Kerr, "Scottie era el que nutría y Michael, el ejecutor. Gravitábamos hacia Scottie porque se parecía más a nosotros. Michael tenía una presencia tan dominante que, en ocasiones, no parecía humano. Daba la impresión de que nada le afectaba".
Jackson dedica mucho tiempo a hablar de la retirada de Jordan para jugar al béisbol y su posterior regreso al baloncesto. "Desde hacía tiempo quería dejar el baloncesto, así como las presiones que conllevaba, y dedicarse a otra cosa. Hacía meses que lanzaba indirectas sobre pasarse al béisbol profesional e incluso había pedido a Tim Grover, su preparador físico, que diseñara una tabla de ejercicios orientada hacia dicho deporte", recuerda el entrenador, que no trató de convencerle: "Sólo le dije que Dios le había dado un talento extraordinario con el que hacía felices a millones de personas y que no me parecía correcto que se fuera. Michael tuvo una respuesta para ese comentario: 'Por algún motivo, Dios me aconseja que siga mi camino y debo hacerlo. La gente tiene que aprender que nada dura eternamente".
A su vuelta a los Bulls, Jackson ironizó: "Creo que tenemos algún uniforme que probablemente te cabrá". Y el técnico se encontró un Jordan nuevo. Seis días después de su regreso hizo 55 puntos en el Madison. Poco después, el escolta llegó al despacho del entrenador y le dijo: "Tienes que decir a los jugadores que no pueden esperar que haga cada noche lo mismo que en Nueva York. Quiero que en el próximo partido salgan y se muevan, que jueguen como un equipo". Parecía que ya no le interesaba jugar en solitario.
Sin embargo, todos sus compañeros reconocían lo fundamental que había sido Jordan en todos los éxitos de los Bulls. En la celebración del sexto anillos, todos los jugadores tuvieron la oportunidad de hablar. El último que lo hizo fue Pippen. "Nada de esto habría ocurrido sin ti", dijo dirigiéndose a Jordan.
Puede que si, puede que no! Yo pienso que, cuando hay una "manzana podrida" no se tienen tanto exitos asi.
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pablo 17/05/2020
jordan era una basura como compañero
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