El clásico renovará las pasiones encontradas a partir de las 21:30, pero el espectáculo comenzará por lo menos una hora antes, cuando desde las tribunas como siempre se alimente con el fervor del público (la transmisión de VIA 104 será a partir de las 20:45)
Esta vez, después de mucho tiempo el favorito cambió de vereda, ya que Quilmes llega mejor y con un juego mas consolidado que Peñarol. Los dirigidos por Oscar Sánchez se sostienen en la dinámica que impone Daniel Farabello, el eficaz rendimiento de Pablo Gil y los dos americanos y el sacrificio defensivo, del cual hacen un culto, ya que no tienen un goleador determinante.
En la semana, además de la dolencia de Horvath en su espalda que no le permitirá jugar, el cuerpo médico tuvo que lidiar con un molesto dolor de muela de Matías Ibarra que, de todas manera, podrá jugar. En lo táctico, el técnico anticipó un trabajo contra la zona presión 1-2-2 que impondrá Peñarol y el cajón y uno sobre Farabello.
Por Peñarol, Carlos Romano mantuvo las expectativas de que sus dirigentes finalmente puedan conseguirle algún refuerzo que supla la falta de Juan Manuel Locatelli, o bien el reemplazo del intrascendente Tim Moore, pero nada ha llegado, por lo que, en las últimas horas concientizó a su grupo para que continúen en el crecimiento mostrado ante Estudiantes de Olavarría y Gimnasia de La Plata, pero sin esperar la llegada de un refuerzo. Mientras que en el plano táctico, se apunta a que los internos saquen diferencias para no depender de Pittman (que será marcado por Cavaco) y no sería descabellado que Moore no salga de titular.
La fiesta, para mañana, será custodiada por un exagerado dispositivo policial (120 efectivos) y la venta de entradas (que hasta aquí es muy auspiciosa) continuará a partir de las 18 en el estadio Polideportivo
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