• 24-11-2024
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Farabello: "“Si me hubiese ido a Europa, el sueño NBA no sería tan cercano como es ahora”

Francisco Farabello eligió un camino distinto al de la mayoría de los chicos de su edad para desarrollarse como jugador de básquet y ya transitó un año en la Universidad de TCU donde es parte del equipo denominado los Horned Frogs que compite en la NCAA de Estados Unidos, un escalón antes de la NBA.

Desde Fort Worth, en Texas, a 30 minutos de Dallas y cuatro horas de San Antonio, la tierra que conquistó Emanuel Ginóbili; el joven de 19 años dialogó con Pick&Roll y dejó en claro cuál es su objetivo para los próximos años: jugar en la liga más importante de todo el planeta. Además, se refirió a su vida en Norteamérica en una ciudad que describió como “increíble” porque “no es enorme ni tampoco muy chica”, el Mundial U19 y cómo es ser deportista y estudiante al mismo tiempo en un sistema muy aceitado.

- ¿Cómo estás con la pandemia en Estados Unidos?

-Bien, harto como todos pero llevándola de a poquito pero con paciencia. Hace tres semanas arrancamos a entrenar, no más de una hora en cancha por regla de la NCAA que pusieron y también medidas de seguridad e higiene. Volvimos hace tres semanas, estamos entrenando sin contacto, no más de tres por aro y tratando de hacer lo que se puede y más posible.

- ¿Cómo la pasaste la cuarentena?

-Traté de mantenerme en la mejor formar posible. Acá nunca fue como en Argentina que había una cuarentena estricta en la que no se podía salir a la calle. Yo salía, iba a correr y acá hay canchas de básquet por todos lados así que no era muy difícil encontrar un aro. Obviamente no es lo mismo que un gimnasio y todas las ventajas que te puede dar. Traté de mantener así, una vez que arrancamos a entrenar me di cuenta que no estaba en mi mejor forma pero tampoco estaba tan mal.

- ¿Costó la vuelta a los entrenamientos?

-Si. Obviamente es todo un proceso de adaptación sobre todo el primer mes en cuanto a la nueva vida normal que tenemos ahora. Es todo cuestión de adaptación, agarrar la mano y siguiendo las medidas de seguridad que nos imponen los médicos. Me sorprendió que no se me cansaban las piernas pero sí no tenía aire en los entrenamientos, me está costando incluso todavía.

- ¿Cuándo vuelve el torneo?

-Todavía no se sabe nada de cuando volvemos a competir. Hay rumores de que arrancaríamos en enero cuando supuestamente se debe arrancar en noviembre. Todavía hay que ver que hacen con el fútbol americano porque ellos arrancarían primero y estamos esperando eso. Se habla enero y yo creo que es muy seguro, faltan cinco meses.

- ¿Cómo fue el primer año en Estados Unidos? ¿Te costó adaptarte?

-Gracias a Dios tuve la oportunidad de antes ir a Australia donde ahí sí fue un gran cambio y lo que hacen ahí es prepararte justo para esto y vine preparado. Sí me costó la parte académica que tenés que tener todo en regla para poder jugar. Era lo que pensaba y esperaba de este lugar pero por suerte tuve un año muy bueno en lo académico y basquetbolístico.

- ¿Y a la vida cotidiana con los cambios culturales?

-Me fui de mi casa cuando tenía 16 años, hace casi cuatro años. Me acostumbré bastante ya a vivir sin familia, a los horarios de comida que son muy distintos que por ejemplo acá se cena a las 18.00. Con mi familia hablo cada dos o tres días que nos llamamos. Ahora hablo más constante que cuando estaba en Australia que era solo los domingos por la diferencia de horaria porque yo estaba +14.

- ¿Con tu papá hablas mucho de básquet?

-No, sólo hablábamos cuando él me entrenó que fueron en mis dos años de U15 y primero de U17 en Sport Club Cañadense. Hablábamos adentro de la cancha, afuera era mi papá. Siempre tuve una idea muy clara de los dos roles de él y viceversa. Nunca tuve ningún problema con él como entrenador o como padre.

- ¿Cómo era como entrenador?

-Exigente. A mí siempre me trató como un jugador más y nunca ningún privilegio. Él me estaba preparando para cuando yo me vaya que no iba a tener ningún privilegio, eso me ayudó mucho.

- ¿Por qué TCU?

-Yo hice dos visitas con mis padres: TCU y Cincinnati. Primero fui a Cincinnati y era un lugar increíble. Cuando terminé la visita, que íbamos en avión a TCU y le dije a mi papá (Daniel) que iba a ser muy difícil que TCU sea mejor que eso, ya sea por lo académico, el lugar, las facilidades y cómo te cuentan que vas a vivir. Tenía que ser excelente TCU para rechazar Cincinnati y cuando llegué a TCU era lo que siempre soñé en todos los aspectos.

Me incliné más que nada en venir acá por el estilo de juego que maneja el entrenador, las responsabilidades que sabía me iban a dar el primer año y la conferencia en que están que es una de las mejores tres del país. Constantemente hay diez o doce jugadores que van a la NBA cada año desde esta conferencia. Mi objetivo principal era venir acá a jugar al básquet. Lo académico y deportivo deben ir de la mano porque, sino, no podés jugar, pero mi decisión fue por lo deportivo.

- ¿Con qué tenés que cumplir para poder jugar?

-Hay que mantener promedio de 2.3 que vendría a ser aprobar todas las clases. Si haces la tarea y vas a clase, no tenés problemas. Se hace complicado cuando arranca la temporada y tenés partidos entre semana y fines de semana. Hay que darle dedicación y tiempo también al estudio.

- ¿Cómo te dividís los tiempos?

-Hay que estar organizado al 100% y respetar esa organización. Nosotros tenemos un equipo detrás de nosotros que nos ayuda en todo, tenemos responsables académicos que están encima nuestro todo el día asegurándose de que hagamos las cosas y no nos falte nada. Gracias a ellos también es posible para nosotros jugar y estudiar al mismo tiempo. Ellos hacen su parte pero nosotros debemos cumplir la nuestra también.

- ¿Las universidades aceptan a todos los chicos o tenés que cumplir ciertos requisitos?

-Nosotros en la Academia NBA veníamos a Estados Unidos a jugar torneos, jugar contra otras escuelas secundarias, y ahí hay entrenadores de universidades que te empiezan a reclutar. Vendría a ser como pasa en Argentina cuando un club de la LNB recluta a un chico. Generalmente uno tiene ofertas y tiene que llegar a la elección de una sola.

Es un proceso bastante largo porque tarda unos cuatro-cinco meses más las visitas que tenés que hacer. Obviamente es una de las elecciones más importantes de tu vida porque es donde vas a pasar cuatro años que son de los más importantes de tu carrera basquetbolística y/o académica también. En mi caso no fue difícil elegir universidad.

- ¿Es obligación estudiar para jugar en la NCAA?

-El primer año no necesitaba una carrera definitiva pero a partir del tercero sí tenés que tener una carrera definida. Ahí andamos, yo elegí Educación Agente joven más allá de las aulas. El ejemplo que pongo siempre es ser un organizador de campus de básquet. Lo mío siempre del deporte, es lo único que sé hacer.

Estudiar no sé si me gusta, si encuentro un tema interesante me gusta aprender, pero sentarme a estudiar se me complica. Acá se estudia mucho comunicación, negocios y economía que son las más comunes pero eso no me gusta. Esa carrera me da que puedo ser entrenador con ese título. Cuando me retire seguro lo voy a poner en práctica.

- ¿El idioma te fue un problema en algún momento?

-Si, en Australia sí. Yo pensé que sabía más de lo que sabía pero cuando llegué no sabía. Yo había estudiado inglés particular siempre pero siempre dije, hasta antes de irme, que un idioma se aprende cuando te vas a vivir allá y todo lo que te rodea está en ese idioma. De hecho, me pasó. Tuve la suerte de tenerlo a Francisco (Caffaro) en Australia e hizo mi proceso de adaptación más fácil. Al principio me costó.

- ¿El haber elegido Estados Unidos para terminar de formarte está vinculado a un objetivo de llegar a la NBA?

-Sí, totalmente. Siempre desde chico uno sueña con jugar en la NBA y se me fueron dando oportunidades que si me hubiese ido a Europa el sueño NBA no sería tan cercano como es ahora. El tren pasa una sola vez y las oportunidades tenés que tomarlas porque no sabes cuándo van a aparecer de nuevo. Siempre tomé las oportunidades que me dieron y acá estoy. Ojalá se me dé la NBA algún día y estamos encaminado a eso.

-Pasó más de un año ya, ¿Te quedaste con un sabor amargo por el Mundial U19?

-Sabor amargo nos quedó a todos pero no quita lo que hicimos durante todo el torneo. Le ganamos, por ejemplo, a Rusia que terminó quinta, a Grecia que era local e íbamos perdiendo por 16 y Filipinas que no fue muy fácil. Son un montón de partidos que realmente demostramos que teníamos muchos que mostrar pero un partido que tuvimos una mala tarde en la que la pelota no entró. Me fui contento con lo que demostramos aunque no sé si satisfecho. A futuro vamos a seguir demostrando cosas.

-Personalmente, ¿Cómo te sentiste?

-Pienso que podría haber hecho mucho más. Yo venía de una lesión de 3-4 meses afuera de la cancha y todavía estaba en un proceso de recuperación. Me enfoqué más en aportar energías y buena onda, tratar de tranquilizar a mis compañeros en ciertos momentos. Me hubiese encantado tener un mejor torneo. En general estuvimos muy bien y creo que eso es lo importante.

- ¿Siempre jugaste al básquet?

-Siempre al básquet. Nunca se me cruzó por la cabeza otro deporte porque mi papá era basquetbolista y yo cuando era chico siempre quise ser como papá. Lo veía a él que se iba a concentrar con la Selección Argentina y yo quería eso. Eso es uno de los principales motivos de porqué nunca se me cruzó por la cabeza otro deporte.

- ¿El nivel de la NCAA es mejor que la LNB?

-Sí, totalmente. Diría que ni siquiera hay comparación. Hace unos años San Lorenzo fue a Bahamas a jugar un torneo en el que estaba la Universidad de Kentucky y les ganaron por 20 tranquilo. Y es San Lorenzo que es el mejor de Argentina. Eso habla de lo que es el nivel universitario acá en Estados Unidos

- ¿Con cuál la podés comparar?

-Es muy difícil. Uno puede decir Euroliga, que es increíble y muy buena. Pero acá es increíble el nivel de atleticidad que hay y no otro lugar en el mundo con la capacidad atlético que hay acá. Yo diría que los mejores equipos de la NCAA podrían jugar Euroliga tranquilamente. Los mejores equipos de la NCAA generalmente están compuestos por futuros jugadores NBA y entonces no creo haya mucha distancia.

- ¿Cómo te adaptaste a la atleticidad de tus compañeros y rivales?

-Cuando llegué acá sabía que iba a ser una de mis carencias. Yo le doy mucha importancia al scout cuando me lo dan. Eso me ayudó un montón a saber que iba a hacer el rival y anticipar los movimientos. Todavía me cuesta, es algo en lo que estoy trabajando, en la velocidad de pies y en el gimnasio. Tengo que mejorar a futuro.

- ¿Cómo haces para imponer tu estilo contra el de ellos?

-Imponer mis cosas de manera simple. Al no tener las capacidades que tienen ellos, tengo que hacer todo simple y lo más inteligente posible. Soy un chico que le encanta ganar y eso le encanta a los entrenadores de que hago lo que sea para poder ganar. Eso me destaca del resto.

Mucha gente acá dice que le gusta ganar y harían lo posible para ganar pero creo que no están predispuesto a hacer lo que sea para poder ganar. Yo estoy predispuesto a hacer cero puntos toda la temporada mientras mi equipo siga ganando, por ejemplo. Esa es una de mis virtudes pero estor trabajando en las carencias que es lo físico principalmente.

- ¿Está en tu cabeza el Draft?

-Sí, mi año elegible es 2023 pero depende de cómo me vaya en las próximas dos temporadas. Si me va muy bien en la temporada 2021-2022 capaz lo ponga en el 2022 y lo saque y sino en la próxima. Vamos a ver.

-En caso de que ese camino no se te dé, ¿Pensas en pasar por Europa para llegar a la NBA?

-Nunca me imaginé un futuro donde no me draften. Siempre tuve en la cabeza y lo tengo todavía de que me van a draftear y es la motivación de todos los días. Por ahí, el día de mañana no se me da al Draft y sí voy a tener que ir a Europa. Hoy en mi cabeza tengo el Draft nomás.

-Al argentino se le destaca siempre del ser competitivo, ¿Qué tan menos competitivo es el norteamericano?

-Ahora estamos en un nivel que lo que importa es ganar pero el argentino te gana una vez y te quiere ganar de vuelta y por más puntos. Acá no hay eso, te ganan una vez y ya está. A mí no me gusta perder a nada, acá hacemos competencias de tiro o de otras cosas y me encanta ganar a todo y demostrarles a todos que soy el mejor. Mi papá siempre me dijo que se pierde más de lo que se gana así que entiendo que una vez que arranca podés ganar y perder, el tema es cómo afrontar la derrota.

- ¿Cómo es tratado el argentino cuando llega de afuera a ese ambiente?

-Tuvimos la suerte todos los argentinos que vinimos a jugar al básquet acá que Manu Ginóbili es una leyenda, más aún acá en Texas que yo estoy a cuatro horas en auto y a dónde voy y digo que soy argentino me hablan de él. Creo que nos respetan bastante y conocen a la Generación Dorada. Me respetan mucho y mis compañeros todos saben de Ginóbili, me respetaron de un principio, nunca me faltaron el respeto.

-Eso es parte del legado que les dejó a ustedes, los más chicos, la Generación Dorada…

-Sí, es increíble. Uno tiene que venir acá y vivirlo para realmente entender de lo que hablo. Es increíble y pasó hace 16 años ya, parece extraordinario. Hay que agradecerle a ellos.

Emir Diamante
Pick&Roll

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