Con apenas 1.66 de estatura Nayla Belén Kraft supo hacerse un lugar como escolta yendo en contra del biotipo establecido. Explosiva, intensa y muy cabrona al momento de jugar, su mayor virtud era la de tener sangre fría y no dar segundas oportunidades. Castigar la ventaja era una frase implícita en su modo de atacar.
Disputó tres torneos de menores con la Selección, y en todos se destacó por su eficacia: 36% en triples (9-25) en el Sudamericano U17 de Cuenca, Ecuador; 33.3% (5-15) en el FIBA Americas U18 de Buenos Aires; y un salvaje 48.5% (16-33) en el Mundial U19 de Bangkok, en Tailandia.
Lo curioso es que si Macarena Rosset no se hubiese lesionado en la gira previa, Nayla lo habría visto desde afuera, ya que fue el último corte de ese equipo. Las vueltas de la vida la pusieron en el parquet y ella se encargó de hacer el resto.
Tras una dura lesión y con tan solo con 21 años dejó el básquet, estudió y hoy vive alejada de las canchas, pero con el recuerdo a flor de piel. En un mano a mano con Pick and Roll repasó su historia, y acá lo más saliente de esa charla:
-Después de Tailandia 2009, ¿Cuánto tiempo más jugaste al básquet?
“Pocos meses después del Mundial me rompí los ligamentos cruzados jugando para Lanús, en un partido contra José Hernández. Me operaron y tuve una rehabilitación de casi un año. Regresé en 2011 pero, a mediados de ese año, abandoné definitivamente".
-¿Qué te llevó a dejar de jugar a tan corta edad?
“La época cercana al Mundial fue muy intensa. La medalla de bronce y mi desempeño en triples tuvo repercusión en el medio y potenciaba mi carrera. Por primera vez me planteaba que iba a hacer con el estudio, el trabajo y el deporte. En esos momentos surgió la alternativa de ir a jugar afuera y eso me tenía preocupada porque, si bien era una gran oportunidad, no me imaginaba lejos de mi familia. Algunas veces me pregunté si aquella intensidad del momento predispuso a que me lesionara”.
“Durante la rehabilitación comencé a trabajar, me orienté hacia los estudios y, al regresar a los entrenamientos, el hecho de vivir en Villa Urquiza y jugar en Lanús, luego de una jornada de trabajo y estudio, no ayudó. Regresaba a casa, muy cansada, pasada la medianoche. Al mismo tiempo, no volvía a sentirme cómoda con la rodilla en el regreso. Finalmente, decidí dedicarme a trabajar y a estudiar. Hoy soy Licenciada en Administración de Empresas, vivo con mi pareja, Franco, desde hace 4 años y tenemos a Martina que cumplió un año en febrero”.
-De quedar fuera de la lista original, a reemplazar a último momento a Maqui Rosset, ¿Qué se te pasó por la cabeza cuando tuviste que viajar a Tailandia?
“Para ser totalmente honesta, yo no terminaba de aceptar el hecho de no participar del Mundial. Había sido parte de todo el proceso. Había jugado el Sudamericano U17 en Ecuador donde resulté la mejor triplera del certamen y el Pre Mundial U18 en el CeNARD. Sentía a ese equipo como mi lugar en el mundo”.
“Entendía que el hecho de no tener un físico importante podía complicar las cosas en la competencia de primer nivel pero, no me alcanzaba como justificación. Cuando me avisaron lo que había sucedido todo se precipitó. Salir a buscar los bolsos a la Confederación, viajar inmediatamente, y sola, para encontrarme con el equipo. Llegué de noche a España y me sume a los entrenamientos. Entonces, me di cuenta que el sueño de estar en el Mundial se iba a cumplir pero, ya no me alcanzaba. No quería ir a pasear. Quería jugar y hacerlo de la mejor manera. Por suerte, alcancé a participar del último amistoso previo y anduve bien con lo que me tranquilicé y me permitió poder ganarme los minutos y rendir mejor en el torneo”.
-Fuiste clave en el partido ante Corea, ¿Qué recordás de ese juego?
“En principio para nosotras era ¨el partido¨. El que definía si pasábamos la fase de grupos, un logro que nunca se había conseguido. Fue muy difícil pero el equipo estuvo a la altura y pudimos ganarlo. En lo personal, fui goleadora en ese encuentro y las cosas me salieron bien. También fueron muy importantes las palabras que tuvo para conmigo en el vestuario Pinto, frente a todo el grupo. Lo que hablaba también de su calidad de persona y de lo que era ese equipo. Sin embargo yo recuerdo más los últimos partidos. Sobre todo el de Rusia. Es imposible de contar lo que sentía dentro de esa cancha en ese suplementario y, sobre todo, poder aportar al logro. Y, por supuesto, la frutilla del postre fue haber tenido el mejor porcentaje de triples del torneo".
-Para aquellas que nunca te vieron jugar, ¿Cómo era dentro de la cancha Nayla Kraft?
“Seguramente alguien que me recuerde como jugadora va a destacar como principal característica mi efectividad en el tiro de 3, sobre todo en la Selección y por suerte, apoyado por logros como los de Ecuador 2007 y Tailandia 2009”.
“Sin embargo, siempre creí que mi mayor virtud era el uno contra uno. Por suerte, tenía bastante facilidad para jugar con ambos perfiles lo que es un poco más difícil para defender. Si bien soy una persona tranquila, en la cancha me tenía mucha confianza y tuve la suerte de ser anotadora, por lo que, seguramente, no vas a encontrar buenos porcentajes de asistencias entre mis estadísticas (se ríe)”.
Emanuel Niel
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