Gabriel Deck llegó a la NBA hace menos de un mes y su impacto ya fue profundo. La franquicia ya le regala post en español, juega con su apodo en varios idiomas y los compañeros, más allá de un egoísmo inicial de juventud, le festejan todo lo que hace. Casi en silencio, aún sin poder comunicarse como quisiera pero entendiendo todo al mismo tiempo. Ese es nuestro Deck, cambió la camiseta y el país pero nada más.
Las fortalezas del santiagueño son conocidas y las deja ver en todo momento. Desde su presencia en Quimsa para la Liga de las Américas, aquella jugada como local, hasta sus diferentes desempeños en selecciones menores como el Mundial U19 en 2013 o el U17 en 2012 siendo elegido en el quinteto titular del torneo. O bien siendo parte del Nike Hoop Summit del 2013. Todas experiencias de lujo, y siguió siendo igual.
Llegó a San Lorenzo con solo 21 años, muchos sueños seguramente y elevó su nivel y calidad en todo momento. Salió campeón de la Liga, fue MVP. Se consagró en la Liga de las Américas como figura y MVP para darle el título a San Lorenzo y luego otra Liga Nacional. La imagen suya llorando en el vestuario como si fuera su primer título demostrando todo lo que emana como ser humano. Su humildad característica, sin demasiado en su expresar pero cuando lo hace es porque pasan cosas fuertes, pero siempre siguió igual.
Dio su salto a España y nada mas ni nada menos que a Real Madrid. Un gigante europeo donde debía ganarse sus minutos, y comenzar a suponer que protagonismo podría tener. Deck se convirtió en un todo terreno, aún más de lo que era. Sin el mismo porte anotador pero defendiendo más duro, mucho más atlético, reboteador, y con mucha potencia sin necesidad de tener la musculatura de otro tipo de jugador. Se adecuó a lo pedido por Laso, de a poco ganando su lugar como alero o ala pivot y hasta definiendo un juego con un doble a distancia, y siguió igual.
Real Madrid cambió fichas, internos de lujo, aleros polifuncionales, doble base pero Deck siempre ahí. De hecho sus números aumentaron, se completó como jugador, mejoró sus porcentajes de tres puntos, coleccionó jugadas con Campazzo y se bancó a quien fuese en defensa. De un gigante hasta un alero versátil y para Deck era como estar en su casa.
Mostró todo su carácter, temple, comenzó a estar en modo anotador y el equipo lo buscó más hasta convertirse en uno de los pilares con mayores regulares. Sin dejar de soslayar que horas antes de su partida, tuvo un partidazo en Turquía por la Euroliga para darle la clasificación al Madrid. Así y todo, Deck jugó como si fuera un partido más, el cual no lo era.
Párrafo aparte para su actuación en la selección. Ese Mundial en China donde explotó sus recursos, todo su capacidad atlética para sobresalir, defender a un grande, ir al ataque, encarar, tirar libres claves como si lo hiciera en Colonia Dora o en Quimsa o San Lorenzo. Darle todo al equipo y explotar en ese grito que quedó inmortalizado en una foto tras el volcadón que decidió el partido frente a Serbia.
Irse con una sonrisa, saludarlo a Kobe Bryant como algo de todos los días y hasta reírse en una nota bromeando sobre su charla con él "Me dijo que quería conocer Colonia Dora. ¿Te imaginas? Revolucionamos todo. Con el calor que hace no sé si va a poder dormir". Así de natural, así de igual de siempre. Una agradecido en todo momento de su familia, entorno y buscando ser mejor cada día sea donde sea que juegue.
Llegó a la NBA y tampoco nada cambió. Deck se mimetiza, cambia de camiseta y de país pero nada cambia en él. Juega, se divierte, aprende, deslumbra, emociona y genera dentro y fuera de la cancha. Explota sus condiciones casi en silencio y es imposible no quererlo.
Como cuando jugaba en el aro hecho por su padre en Colonia Dora o anotando un doble ganador con Real Madrid o siendo MVP de una Liga de las Américas. Muchos sentimientos encontrados pero siempre siendo el mismo y regalando su básquet, su impronta y su calidez.
Ahí va Gabriel Deck, el mismo de siempre, esté donde esté, juegue donde juegue. Siempre el pibe de Colonia Dora para el mundo. Recordando su infancia e inflando el pecho por los momentos duros vividos y como salió a flote junto a su familia. Nuestro tortuga de pura cepa, de puro barrio. Más allá del básquet y llegar a la NBA sigue siendo el mismo de siempre.
José Fiebig
@Josefiebig
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