Desde el día 1 las 30 franquicias de la NBA van en búsqueda de un campeonato que valide los esfuerzos realizados en el proceso de firma de renovación de contratos, adquisición de jugadores en la Agencia Libre y selecciones en el NBA Draft. En ese sentido, tomó partida en los últimos años la postura de reunir a varias figuras en un equipo para tener mayores posibilidades de tener el anillo y el trofeo Larry O’Brien.
Innombrables casos se dieron como los actuales Brooklyn Nets con Kevin Durant, James Harden, Kyrie Irving y Blake Griffin. Mismo caso sucedió en Los Angeles Clippers con el propio Griffin, Chris Paul y DeAndre Jordan hace unos años y con Kawhi Leonard y Paul George en estos momentos, por citar algunos ejemplos.
Pero ¿es un camino allanado hacia el título o es un mérito doble conseguir el anillo?
Conformar un grupo de estrellas no es una tarea sencilla para el entrenador. Debe luchar con los egos que hay en los vestuarios y las posibles discusiones que pueden llegar a ver. La dinastía de Golden State Warriors, con un super equipo compuesto por Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y Durant, que logró la gloria del título, pero en su último año unidos sufrió roces -principalmente Green y KD- que desgastó la situación y los llevó a caer en la Final ante Toronto Raptors. Steve Kerr lo contó en primera persona en el podcast Book of Basketball 2.0: “Estábamos perdiendo parte de esa conexión, y luego continuó en el campamento y la primera parte de la temporada. Hubo una especie de tensión tácita que Draymond no pudo enfrentar y simplemente se rompió y se abrió hasta una herida bastante grande”.
El equilibrio dentro de la cancha debe ser otro motivo con el que se deben enfrentar estos equipos. ¿Cuántas veces pasó que un equipo tuvo sus problemas? La prensa tome partida por un par de estrellas y pase a un segundo plano a otra. Puede influir negativamente en el aspecto mental del jugador y eso puede llevarte al fracaso del proyecto y olvidarte del campeonato. Además, puede traer peores consecuencias como el abandono de parte de alguna de las piezas de tu engranaje principal. Tal fue el caso que vivió KD en los Warriors, lo que derivó en su llegada a Brooklyn Nets.
Para trabajar con esta cuestión es importante que en el equipo se haga lugar a profesionales que trabajen sobre esta cuestión. El Licenciado en Psicología, Francisco Javier Bonilla Rodríguez, apuntó a que los jugadores deben hacer apoyo en la confianza en el equipo, es decir, considerar que cada miembro tiene un rol fundamental para que esté todo en su sitio y aportar al éxito o fracaso grupal. Es fundamental contar con un equipo humano que te transmita ese tipo de confianza, además debes saber trasmitir a tus compañeros que confías en ellos.
En segunda medida, el profesional español convoca a que se trabaje en un punto muy valioso como la autoconfianza. Un jugador que por cualquier motivo pierda confianza en sí mismo, en su juego, en su tiro, no podrá luchar por cada balón, no se atreverá a lanzar por con confiar en su puntería, no llegará con la determinación necesaria al rebote y no tendrá el impacto que se necesita de él.
Otro factor que se desprende del aspecto mental es la idea de lidiar con el fracaso. Una vez anunciada la contratación de un super equipo, los periodistas suelen plantear interrogantes del estilo futurístico: ¿Logrará el equipo hacerse con el anillo? ¿alcanza con este nivel de jugadores? ¿Estaremos ante un nuevo fracaso?
Los fantasmas siempre afloran. Nadie se olvida de los Lakers con Kobe Bryant, Dwight Howard y Steve Nash que no pudo aguantar la presión y el equipo no tuvo el mejor de los desempeños, siendo el título esquivo en esa ocasión. También sucedió con sus vecinos los Clippers que tuvo un equipo de ensueño, pero jamás se le dio el campeonato. Son incontables los casos.
Aunque también existen casos de éxitos, como el rejunte entre LeBron James y Anthony Davis en los Lakers. Con esto se quiere apuntar a que hay posibilidades de que todo salga bien y la presión puede ser canalizada como una motivación. Y me parece que los jugadores más valiosos, en principal medida, como entrenadores y dirigencia, en su conjunto, deben ver como un desafío de superación el obtener el campeonato. Es un mérito doble que al fin de la temporada se logre tener el trofeo en manos y el anillo en el dedo. Eso quiere decir que la organización fue pulida a tal punto que la confianza, la química, la motivación, el trabajo fue el éxito del trabajo y el simple hecho de reunir figuras simplemente fue un factor más que influyó en el objetivo. Si el campeonato de Brooklyn se hace realidad, por citar el caso más reciente, la escuadra debe mostrar una alegría doble por conseguir poner en la balanza todos los aspectos analizados con Harden, Irving y Durant dentro del equipo.
Juan Ignacio Alburquerque
Pick and Roll
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