El señor de los procesos

• José Fiebig (@Josefiebig en twitter)
• 06/09/2021
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Te pueden gustar o no sus formas, sus maneras de actuar, de dirigir o plantear partidos, pero Sergio Hernández se va de la selección Argentina como uno de los entrenadores mas distinguidos e importantes de la historia dentro del básquet. Si hay un buen legado que dejar es para los jugadores, y si ellos mismos congratulan al entrenador por lo que les dejó, sin dudas ese es el mayor tesoro como manifestaron Scola y Campazzo entre otros.

Oveja con un porte alto en carácter, determinación y experiencia como entrenador y campeón de Liga Nacional tomó las riendas de Argentina. En su primer ciclo se encontró con el Mundial 2006 donde el equipo quedó en la cuarta ubicación luego del triple que no entró de Nocioni cediendo ante España y finalmente ante Estados Unidos por el bronce rememorando Atenas e Indianápolis.

Un momento donde la generación dorada aún estaba viva y no era nada fácil tomar ese fierro y domar a un equipo totalmente establecido y con la gloria encima. Un cuarto puesto en los Juegos Panamericanos hasta llegar al FIBA Américas del 2007 en Las Vegas. Argentina jugó a un gran nivel, llegó a la final tras vencer 91 - 80 a Brasil con un Scola sobresaliente y ceder ante el local lleno de NBA 118 - 81.

Para Sergio Hernández, uno de los grandes momentos se vivió en Beijing. Allí, Argentina terminó en el podio tras un torneo a gran nivel disputado. Cerró la primera fase 4-1 al igual que Lituania y con cruces totalmente complejos. Primero Grecia con el cual batalló para ganar 80 - 78, luego nuevamente ante Estados Unidos en semis, donde cayó 101 - 81 y, sin Ginóbili, bancarse a Lituania por el bronce. Nocioni lesionado pero determinante, Scola y el propio Manu como máximos anotadores y el equipo ganando 87 - 75 reflejando su carácter.

Pasó esa generación, pasó esa etapa y Sergio Hernández dejó la selección en 2010. La retomó en 2015 con el FIBA Américas en México. Quizás uno de los torneos más trascendentes por su valor y la forma que se llevó a la clasificación. Sin Ginobili, Scola como guía más Nocioni sumado a la nueva armada con Campazzo, Laprovittola, Deck, Delia, Brussino y todo el nuevo piberío para acompañar. Argentina llegó 6-1 a la ronda final cediendo ante el local y teniendo que enfrentarlo en semis. Un estadio colmado y un éxito de pura tensión 78 - 70 con Scola como figura.

Llegó otro momento cumbre para Hernández y Argentina: Río 2016. Oveja bancó la parada con sus titanes Ginóbili, Scola y Nocioni sumado al liderazgo de Campazzo, el aporte poco a poco de diferentes jóvenes para su desarrollo y un equipo que ya salía de memoria, sobre todo con sus nuevos nombres pero ya no tan nuevos sino afianzados. El inmenso juego ante Brasil, la caída ante Estados Unidos y los retiros de Manu y Chapu. A seguir con Scola como eje y el resto de la manada.

Llegó un 2019 de suma importancia. Hernández ratificó su puesto tras la presencia de Fabián Borro como presidente tras muchas idas y venidas. Un elenco desarrollado, el cual disputó los Juegos Panamericanos en Perú obteniendo la medalla dorada, sumó experiencia, rodaje, siempre con el valor de subir la vara por sobre los resultados hasta llegar al magnífico mundial de China. Todo lo que generó ese equipo desde el vamos con su presencia, autoridad en cancha, scouting, manera de jugar y dominar hasta la final ante España donde el oveja cayó en el duelo táctico.

Tiempo de pandemia, incertidumbre pero con Tokio al frente. Un equipo ya de experiencia, solvencia más Scola como parte indiscutible. Otro desafío más, tal vez no como hubiesen querido todos en resultados y actuación en general. Aún así, la despedida de Scola y otro proceso que se iba y la autocrítica post Juego Olímpico de lo sucedido. Tuvo sus formas, cuestionables en algunos casos, pero bancando lo que tenía y como lo hacía.

Hernández dejó su cargo luego de llevar adelante diferentes equipos, diferentes maneras de pensar, de jugar y siempre con su libreto a cuestas. Asumió con toda la generación dorada encima hasta tener que ser el padre de la criatura de la siguiente camada. Ahora viene otra, pero con un nuevo cabecilla, entendiendo que dejó de ser su momento. Desde "El éxito no es ganarle al otro" hasta "no perdimos la medalla de oro sino que ganamos la de la plata"

Allí se va Oveja, con su manera de pensar, de actuar, de jugar y el respeto ganado por cada uno de sus pupilos. Son nuevos tiempos, de pensar en el futuro y la personal adecuada justamente para abordar el nuevo andar de Argentina con los que están y los que vendrán. ¿Santander? Puede ser, ¿Che García? Otra opción posible. Lamas y Magnano siempre están en nuestro pensar pero parecen difíciles. Hoy dejamos de contar ovejas, pero dejando un buen legado y lecciones desde la conducción. Se adaptó a los procesos, los llevó a cabo y dejó su marca.

José Fiebig

@Josefiebig